
Aunque estén integrados en el mismo Ministerio, pocas veces el deporte y la educación son tratados como ingredientes de un mismo objetivo. Pero siempre hay excepciones más allá de los protegidos espacios ministeriales. Afortunadamente, en ocasiones alguien escribe un libro que se eleva sobre la pura inmediatez y trasciende su apariencia deportiva para adentrarse en los espacios sublimes de la educación y las actitudes. Incluso encuentra un editor sensible e ilustrado decidido a difundir ideas robustas, universales, que superan los estrechos límites de la práctica deportiva.
Hace unos días se presentó en la Fundación Rafael del Pino, el libro Todo se puede entrenar (Alienta editorial), cuyo autor es Toni Nadal.
El subtítulo es elocuente: 'Los principios que han ayudado a Rafa Nadal a perseguir el éxito'. Se trata de una obra que va más allá de lo deportivo; un libro trufado de frases para reflexionar y de reflexiones para pensar. En definitiva, un texto para formadores: enseñantes, deportistas, emprendedores? Pero no para formadores de cualquier tipo. El libro resulta idóneo para aquéllos que creen en la superación personal y profesional a través del esfuerzo, la auto exigencia, la perseverancia, la ilusión, la voluntad y el deseo de hacer las cosas mejor.
El planteamiento del autor se entiende si se considera que es un contrarian imaginativo que, además, se define como individualista. Es decir, una persona poco gregaria que, a partir de la reflexión y la experiencia, con frecuencia se aleja de lo que se le quiere imponer y de los tópicos que anidan en los argumentos irreflexivos de la sociedad.
Autoridad de la buena
Toni Nadal cree en la autoridad del que guía, educa e instruye. Como se refleja en el libro, ser individualista y partidario de la autoridad no agresiva, caprichosa o absurda, ejercida con respeto y afecto, no excluye el humanismo, la sensibilidad y el altruismo. Los individualistas creen en la libertad y, en muchos casos, coinciden individualismo y benevolencia. En el libro hay muchas referencias al respecto. Consecuencia directa de lo anterior es la defensa de una actitud contraria a la queja, la dejadez o a la falta de esfuerzo y entrega -tan frecuentes en nuestro entorno- pues estos atributos son obstáculos que dificultan el tránsito por el camino que conduce al éxito; individual y colectivo.
Sobre la base de los principios expuestos, sólidos y contundentes, Toni Nadal ha sabido extraer de su experiencia profesional un auténtico manual de liderazgo y de seguridad en uno mismo.
El autor es un firme defensor del liderazgo y de la fijación de objetivos como referencia y guía de la acción humana. Su planteamiento es sencillo pero contundente: sin una reflexión previa, un análisis bien meditado y esfuerzo es más difícil tener objetivos claros y, más aún, encontrar el camino adecuado para alcanzarlos. Pero, al mismo tiempo, si los objetivos no son elevados la intensidad y la calidad del trabajo se resentirán, el avance hacia la meta fijada resultará más difícil y la mediocridad más posible.
Complementariamente, la conciencia en las propias limitaciones, debidamente gestionadas para superarlas, exige que la gestión del éxito o del fracaso -y también de la incertidumbre- se apoye en la fortaleza debidamente educada y guiada. Rafa Nadal -Premio Príncipe de Asturias- ha sido un buen alumno de un buen maestro.
Aún más. Toni Nadal ha sabido colocar los valores en el lugar idóneo destacando los valores de la familia o del sistema educativo. Por ello, no debe resultar extraño que, convencido de que la formación puede ser tan importante -e incluso más- que la herencia genética, sea partidario de colocar a los educadores en el lugar que les corresponde y devolverles el prestigio que tuvieron antaño. Maestros y padres, en una relación articulada y retroalimentada, deben ser capaces de transformar la exigencia impuesta por la exigencia autoimpuesta y fomentar el amor por el esfuerzo dirigido a alcanzar las metas propuestas.
En definitiva, se trata de un libro que trasciende la relación -profesional y afectiva-entre un entrenador y un tenista para elevarse hasta las cimas del conocimiento de la naturaleza humana y de la dirección y educación creativas. Una inteligente articulación entre deporte y educación. En definitiva, un libro que deberían leer padres, hijos y educadores y, después, convencidos de la fuerza de la palabra, reflexionar sobre las ideas nucleares que tan profusamente se distribuyen a lo largo de la obra.