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Cómo blanquear medio millón en un viaje en coche

Hace unos días tratábamos la facilidad con la que se puede blanquear un millón de euros con una simple llamada telefónica y a un coste inferior a los mil euros. Ese sería el método VIP para los que utilizan los servicios especializados de la llamada banca privada, pero para cantidades inferiores los delincuentes utilizan otros métodos tan sencillos como llevar dinero físico en coche, aprovechándose de la laxitud de la norma y de sus amplios límites para sacarlo al extranjero.

La norma actual que regula los movimientos de dinero en efectivo es la Orden EHA/1439/2006, de 3 de mayo, de declaración de movimientos de medios de pago en el ámbito de la prevención del blanqueo de capitales. En ella se establece que sólo hay que comunicar el traslado de dinero cuando los importes sean superiores a 100.000 euros dentro del territorio nacional, o de 10.000 euros, por persona y viaje, cuando se traslada al extranjero.

Si se superan dichos límites es necesario comunicarlo previamente, cumplimentando un formulario, modelo muy sencillo que se puede cumplimentar por Internet. El requisito imprescindible es que la persona que lleve el dinero sea la que figura en dicho modelo, que ha de exhibirlo si es que alguna autoridad se lo requiere.

¿Delincuente o ahorrador?

Así pues, aunque sea difícil de creer, respetando esos dos límites mencionados, podrían viajar cinco personas en un coche hasta un lugar cercano a una frontera con medio millón de euros -100.000 por persona-, y hacer viajes de entrada y salida al extranjero sacando 50.000 euros en cada viaje.

Pero ¿cuántos españoles de bien tienen la necesidad de trasladar esas cantidades de dinero físico, si se puede hacer con una sencilla transferencia bancaria y sin correr el riesgo de pérdida o robo? Lo normal es pensar que quien actúa así es porque el dinero tiene un origen ilícito y no quiere dejar rastro.

Ahora bien, si se trata de llevar el dinero en coche, las posibilidades de llevarlo a un paraíso fiscal quedan muy limitadas por las distancias geográficas, salvo que se quiera llevar a Gibraltar, que sigue siendo un paraíso fiscal, o a la cercana Andorra, que ha dejado de serlo para España debido a los convenios firmados entre ambos países. Sin embargo, en la práctica, se duda de la eficacia de dichos acuerdos por las trabas que ponen para dar la información requerida en conocidos casos de corrupción.

Se sabe por experiencia que los delincuentes están muy bien asesorados y saben aprovechan cualquier ventaja legal para blanquear el dinero procedente de sus actividades delictivas o ilegales. Por eso no se entiende que una norma que trata de prevenir el blanqueo en realidad en realidad lo facilite debido a los elevados importes que contempla para no tener que declarar nada. Resulta aún más incomprensible teniendo en cuenta que existen otros límites mucho más pequeños para evitar el blanqueo en determinadas actividades empresariales, como el de los 2.000 euros para cambiar fichas o cobrar premios en casinos; o de 15.000 euros en los pagos que se hagan en efectivo en cualquier venta empresarial. En el ámbito fiscal, las normas antifraude no permiten hacer pagos en efectivo por importe superior a 2.500 euros, cuando una de las partes sea un empresario o profesional.

Urge modificar la norma

Por todo ello, creo que urge modificar dicha norma, rebajando los límites actuales para mover dinero en efectivo.

Estas facilidades legales que tienen los que quieren blanquear ese dinero de origen delictivo, se suman a las que ya existen para llevarlo a lejanos paraísos fiscales con una simple llamada de teléfono.

Las únicas medidas internacionales anunciadas hasta ahora consisten en declaraciones vacías de contenido real, que sirven únicamente para que los ciudadanos crean que se está haciendo algo, pero sin voluntad real de que la situación cambie de forma sustancial. En el caso de Europa es una auténtica vergüenza que en el siglo XXI se permita que el dinero de toda la delincuencia se pasee sin problemas, porque lo más importante es el "principio de libertad de circulación de capitales" que se refleja en su Constitución, y que impide poner trabas a los movimientos con cualquier territorio, incluidos los paraísos fiscales.

Sin embargo, los expertos en blanqueo de capitales saben que la medida más eficaz para terminar con la delincuencia organizada es su estrangulamiento financiero y para ello es imprescindible que los grandes bancos internacionales colaboren eficazmente en la lucha contra el blanqueo, y desde luego no lo van a hacer si los organismos internacionales no les obligan a ello. Unos y otros miran para otro lado, mientras que los delincuentes blanquean su dinero sin problemas, utilizando instrumentos como los fondos de inversión de paraísos fiscales para comprar clubs de fútbol, hoteles o empresas.

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