
El índice selectivo español Ibex 35 está en tendencia alcista desde julio de 2012 con una subida desde los 6.000 hasta los 11.000 puntos que cotiza en la actualidad, es decir, que desde esa fecha, los precios máximos y mínimos del índice son crecientes. En lo que va de año, el índice acumula una rentabilidad del 6%.
De las tres tendencias que puede describir el precio de un activo, alcista, bajista y lateral, la primera es, sin duda, la más afín a la naturaleza humana y en la que los inversores se encuentran más cómodos. La tendencia alcista es la que impulsa la contratación en la renta variable, como lo demuestran las últimas cifras de negociación. La contratación en renta variable ha aumentado un 39% en los dos primeros meses del año con respecto a las cifras de 2014.
Junto a estos datos, hay que tener en cuenta que los inversores españoles tienen a su disposición una enorme variedad de productos de inversión que les permiten rentabilizar una tendencia alcista. La toma de decisiones de inversión en renta variable va a estar condicionada por el perfil de riesgo del inversor y el instrumento de inversión a utilizar, entre otros factores. Por tanto, un inversor en renta variable puede posicionarse en una tendencia alcista comprando acciones, fondos de inversión o ETFs (fondos cotizados en Bolsa), o también hacerlo con productos que potencien su inversión a través del apalancamiento.
Por ello, y a medida que aumenta la cultura financiera del inversor, la inversión tradicional en acciones y fondos tradicionales se ve complementada con productos de inversión que ofrecen apalancamiento, o que dan acceso a todo tipo de activos.
Se trata de warrants, multi, inLine o, recientemente, los stayHigh y los stayLow, productos cotizados todos ellos, que ofrecen un extra sobre la mera inversión en acciones gracias a su apalancamiento que consiste en un efecto multiplicador que amplifica las variaciones del activo tanto a favor como en contra, y por tanto, necesitan de un estudio previo para su correcto uso.
Además, dan acceso a una gran variedad de activos: acciones, índices, materias primas y divisas, y tienen un riesgo limitado (no se puede perder más de lo inicialmente invertido). Asimismo, ofrecen transparencia y liquidez al tratarse de productos de inversión cotizados en un mercado organizado y regulado como es la Bolsa y disponen de liquidez garantizada por un creador de mercado (market maker), que ofrece contrapartida continua, posibilitando la negociación activa de los mismos.
Pese a que los productos cotizados sirven para invertir en las tres tendencias de un activo, su contratación aumenta en las tendencias alcistas, como sucede con la renta variable. Prueba de ello es que la contratación en productos cotizados ha aumentado un 65% en los dos primeros meses del año con respecto al mismo periodo del año pasado.
En la actualidad, la tendencia de la industria de productos de inversión es a ofrecer a los inversores instrumentos que simplifiquen la toma de decisiones de inversión que ya es compleja de por sí. Un claro ejemplo de esto son los inLine, stayHigh y stayLow donde el inversor tiene que seleccionar el producto (de la oferta existente) que se adecue a sus expectativas de evolución futura en un activo.