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2015: la tragedia griega continúa

El problema griego vuelve a parecer, el país no puede pagar la deuda y tiene un déficit muy elevado.

Despedimos este 2014 con las tensiones geopolíticas de plena actualidad y con un vigor recobrado. Conviene señalar que nos tendremos que acostumbrar a ellas en este recién estrenado 2015.

El problema griego ha sido el último en avivarse pero ha estado siempre presente en el escenario europeo, donde en ningún momento ha desaparecido. Grecia es un país que a todas luces no puede pagar la deuda pública contraída, las soluciones dadas hasta al momento no han sido las satisfactorias y el país sigue manteniendo un déficit público insostenible, bueno prueba de ello es que actualmente el país heleno tiene una deuda por encima de la que tenía en 2011, momento en que se realizó la reestructuración con quita de la misma, acercándose cada vez más al 200 por cien de su PIB.

La enorme crisis económica que vive aquel país ha contagiado a la política, que vive una situación problemática que va camino de convertirse en perenne. Las próximas elecciones coinciden con una estimación de voto muy alto para el partido de corte comunista Syriza, donde se alza como la fuerza política con mayor intención de voto, pero incapaz de formar gobierno por sí solo. Este partido ha venido lanzando mensajes de impago de deuda, entre ese impago estaría la recapitalización de los bancos con una cifra de 50.000 millones. Cierto que ahora matiza su discurso, sin embargo la gente desconfía. No solo en el corazón de Bruselas o en el FMI que ha cancelado de momento la ayuda al país hasta que la situación se aclare con la elección del nuevo gobierno, las noticias que llegan de la prensa nos informan del miedo por parte de sus ciudadanos. La población ha comenzado a retirar el dinero de sus bancos -efecto huida-, ante la posibilidad de que el país tenga que salir del euro y sus ciudadanos vean como el regreso al dracma les puede golpear intensamente. Algunas fuentes calculan en más de un 80 por ciento el riesgo de devaluación. La población tiene miedo y eso en parte puede inclinar el voto nuevamente hacia otros partidos menos beligerantes que el denominado Podemos griego. Aún cuando el resultado es muy impredecible y abierto a muchas posibilidades, la situación griega preocupa pues detrás de estas elecciones hay algo más que la elección de un nuevo parlamento y no es otro que la permanencia de Grecia en el euro.

Indudablemente España no es Grecia, donde solo la tasa de paro es semejante, pero si que puede afectarnos y lo puede hacer por la semejanza entre Syriza y Podemos. Aquí también la crisis económica se ha mutado en social y política, aunque con menor intensidad que en el caso griego. La irrupción de Podemos y las intenciones de voto que vamos conociendo por las encuestas preocupan. Cierto que el partido de Pablo Iglesias ya no habla de quitas en sus planteamientos económicos, silenciando el tema de la deuda ilegítima, sino de reestructuración, pero sus propuestas económicas son de un fuerte impulso del gasto público. La pregunta que muchos nos hacemos es como se une una reorganización de deuda y un aumento en las necesidades de financiación. Además, estas propuestas pueden poner en peligro, incluso intensificar la crisis, la subida de salarios y retrocesos en la reforma laboral son buena prueba de ello. Afortunadamente la posibilidad de la compra por parte del BCE de deuda pública directamente, quantitative easing, está frenando el contagio y nuestra prima de riesgo cae por debajo de los 100 p.b., pero no nos engañemos, el problema está ahí.

Ya que hablamos del BCE las tensiones también llegan hasta él. La guerra entre Draghi y Weidmann no está cerrada. Weidmann lleva este último mes diciendo que no es necesario la compra de deuda pública ni se debe llevar a cabo, también que la situación en Europa no es tan mala como se viene diciendo. ¿Habrá finalmente compra de deuda? Solo el retraso en llevarla a cabo incrementaría las primas de riesgo, no digamos nada si no se realiza.

Pero aunque Grecia ha ocupado los titulares de los últimos días del ejercicio, no debemos olvidar otros casos, como son las de algunos países emergentes que dependen del comercio de materias primas. Hemos tenido y tendremos en Rusia durante el primer trimestre de 2015, tan solo el ejemplo más llamativo de lo que la abrupta caída del precio del petróleo nos puede deparar. Pero hay más países: Venezuela, Ecuador, Colombia, Argentina, Angola, y más naciones que dependen de la llegada de dólares para cuadrar sus cuentas y que se encuentran en una situación financiera delicada. Pero no solo el problema está en el precio del petróleo, está también en la caída del precio de las materias primas. Por una parte el menor consumo global para 2015 auspicia la caída del precio de las mismas, por otra, debe tenerse presente que el papel de los bancos centrales y sus expansiones monetarias han propiciado una burbuja en el precio de todas ellas y ahora que a la FED le toca comenzar a retirar sus medidas de estímulos, estas retiradas presionaran también a la baja los precios de las mismas. Por ello, es posible que veamos más problemas añadidos en estos países emergentes donde las cifras de deuda pública no son preocupantes como lo fueron en el pasado, pero que sin embargo, no por ello dejan de constituir un problema. Recordemos que esta crisis surge en el sector financiero y cualquier inestabilidad puede avivar la llama de un fuego que aún no se ha apagado.

Son solo algunos de los focos de inestabilidad, claves para afrontar el próximo año que se presente muy interesante, al menos el primer semestre.

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