Al final de septiembre concluíamos un artículo en este mismo medio con el siguiente párrafo: "Llegados aquí el BCE ha optado por penalizar los depósitos que le hacen los bancos privados, en la esperanza de que comiencen a prestar. Sin embargo, estos han preferido comprar de nuevo deuda pública incluso a tipos negativos, pero no tanto como el coste de mantenimiento de dichos depósitos. Y en esto Draghi anuncia nuevas medidas... ¿cómo acabarán?" De momento con un anuncio de compras masivas de deuda pública y privada por parte del BCE.
Cuando comiencen las compras, veremos un rally alcista de los mercados. Todo valdrá más sin que haya cambiado nada. Es la versión monetaria de El Gatopardo, que todo cambie (aparentemente) para que todo siga igual. Algo muy propio de unas élites que no quieren ni dejar de serlo ni hacer lo que deben porque no es agradable.
El IPC no preocupa
De una política monetaria como ésta, compras masivas de deuda, deberíamos esperar que, como toda inyección de liquidez, generase una subida de precios, lo que no preocupa al BCE dado que estamos en deflación o en tasas de variación de los precios alrededor 0%. Sin embargo, el día que estos bonos se cancelen o se recompren en los mercados, la retirada de liquidez por parte del BCE debería generar el movimiento contrario: reducción de inflación (o incluso deflación) y subida de tipos.
El BCE lleva ya años mostrando que ningún momento le parece bueno para retirar liquidez del mercado, por lo que es probable, creemos que mucho, que pasado un tiempo el BCE va a cancelar los bonos públicos, contra su patrimonio, es decir: va a condonar la deuda a los Estados y la liquidez inyectada por estos bonos no regresará jamás a su balance. Muchos se preguntarán por las pérdidas, quién asumirá las pérdidas, ¿las asumirán los contribuyentes?.
Una buena noticia es que dichas pérdidas no las asumirán los contribuyentes gracias al modo que tiene el BCE de crear su patrimonio: de la nada. Hasta ahora simplemente adquiere cosas (bonos, por ejemplo) entregando dinero de nueva emisión que no le cuesta nada, por lo que incremente su patrimonio cada vez que adquiere algo a diferencia del resto de agentes que, o bien entregan algo o bien se endeudan. Ahora renuncia a lo adquirido y pierde el patrimonio previamente adquirido.
Sin embargo, sí habrá alguien que pierda: los acreedores, los perceptores de rentas más o menos fijas (como los salarios y pensiones) y los depositantes, ya que el dinero puesto en circulación y que nunca volverá al balance del BCE como consecuencia de esta condonación habrá perdido valor y su capacidad adquisitiva será menor. Los beneficiarios serán los deudores, ya no digamos los estados beneficiarios por la parte condonada, que verán que sus obligaciones en términos reales serán menores.
Alivio para las finanzas públicas
Las finanzas públicas notarán un alivio, pequeño dados los tipos actuales, por los intereses que dejarán de pagar por la parte de su deuda que resulte amortizada por este sistema. No digamos ya las ratios de deuda sobre PIB, que podrían quedar por debajo de la barrera, puramente mítica, del 100 por ciento en algunos casos.
Sin embargo, mientras la diferencia entre los ingresos y gastos públicos antes del pago de intereses (déficit primario) continúe siendo negativa, la deuda continuará creciendo en dicha diferencia y en los intereses que haya que seguir pagando, por bajos que sean. Es decir, el crecimiento de la deuda pública no se detendrá y seguirá comprometiendo las cuentas públicas, aunque habremos recomenzado la cuenta desde más abajo.
El crédito a las familias y pymes no crecerá con esta medida. Los beneficiarios de las compras del BCE serán los estados y las grandes compañías (las únicas que emiten en los mercados). Las políticas de financiación a los bancos ligadas al crédito al sector privado no repuntarán salvo que los potenciales deudores mejoren su solvencia, lo que no va a la velocidad de una orden de compra de bonos en los mercados.
De la reputación del BCE y de la moneda que emite, el euro, no les hablamos puesto que al mismo no le interesan, porque no es capaz de ver la importancia de que lo monetario no es la base del desarrollo económico. En cualquier caso, las autoridades siguen pensando que todo se arregla con dinero. Si fuera así, la solución sería fácil: impriman el que necesiten y no nos cobren impuestos. Todos más contentos.
Rubén Manso y Lorena Gómez, de Mansolivar