Firmas

Reforma fiscal y pensiones: una de cal y una de arena para los autónomos

  • Las medidas se quedan cortas al no incentivarse un complemento para pensiones

En España hay actualmente 1,9 millones de autónomos inscritos en los regímenes por cuenta propia, según datos de la Seguridad Social. Y de todos ellos, el RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) es el más numeroso. El pasado mes de junio, el RETA contaba con 72.789 autónomos más que hace un año, lo que supone un aumento de casi un 4%, consecuencia de una realidad económica que está empujando al autoempleo.

Los síntomas de salida de la crisis han hecho que el Gobierno, después de una importante presión fiscal ejercida en los últimos años, se haya animado a volver a la situación tributaria anterior a 2008, no sin perder el ojo a las elecciones en 2015.

Así, entre otras medidas, el pasado mes de julio el tipo de retención del autónomo profesional con rentas inferiores a 15.000 euros anuales se redujo del 21% al 15%. Este cambio se ha hecho de forma urgente, vía Real Decreto Ley, y ya está en vigor. Además, la retención para autónomos con rentas superiores a 15.000 euros se reducirá del 21% al 20% en 2015, y al 19% en 2016.

El nuevo IRPF introducirá una simplificación del régimen de estimación objetiva o sistema de módulos, lo que empujará a ciertos autónomos a tributar en estimación directa. Asimismo, no se sube el IVA a pesar de las presiones. Pero, dentro de ese contexto y de ese horizonte ¿quién se ha preocupado por las pensiones de los autónomos?

Casi el 70% de los autónomos supera los 40 años de edad, y el 85,5% de ellos cotiza por la base mínima (875,70 euros mensuales para 2014). Un porcentaje que supera el 92% en los casos de los mayores de 50 años. Adicionalmente, la nueva normativa restringe al autónomo la capacidad de aumentarse las bases de cotización cuando el autónomo tiene más de 47 años. A lo anterior hay que añadir que cuando en 2027 surtan todos los efectos de las medidas de la Ley 27/2011 de reforma de las pensiones, el cotizante en el régimen general, en media, verá mermada su pensión un 28% en comparación a la que hubiera tenido antes de la reforma.

Todo ello consecuencia de: pasar de 15 a 25 años el periodo cálculo base reguladora, retrasar la jubilación de 65 a 67, y ampliar la Escala de 35 a 37 años. Una reducción que se intensifica todavía más en el caso de los autónomos, que sufrirán una merma en su pensión media del 40%. Por otro lado, en 2014 se ha vuelto a dar una nueva vuelta de tuerca a todas las pensiones, aplicándoseles dos nuevos factores: el Factor de Equidad Intergeneracional, que significa que si la esperanza de vida a la edad de jubilación aumenta un año, entonces la pensión de jubilación se verá mermada en un 4,76%, y el Factor de Revalorización Anual (FRA) que sustituye al IPC para calcular la revalorización anual de las pensiones, siendo su fórmula un ajuste de revalorización a posteriori en función del equilibrio de sistema entre ingresos y gastos.

Los tres pilares de las pensiones

Una de cal, bajada de impuestos, y otra de arena, bajada de las pensiones. El Parlamento Europeo recientemente ha recomendado afrontar el problema de las pensiones con un enfoque basado en los tres pilares: una pensión pública universal, por sistema de reparto, una pensión complementaria de corte profesional accesible a todos los trabajadores, y una pensión complementaria del tercer pilar basada en planes de ahorro privados con incentivos equitativos destinados a los trabajadores con ingresos bajos, los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores que no tengan los suficientes años de cotización en cuanto a su régimen de pensión laboral. Así las cosas, en materia de pensión complementaria basada en planes de ahorro privado, los proyectos de ley de la reforma fiscal que se acaban de publicar introducen ciertas medidas positivas, como la posibilidad de que los instrumentos de previsión social puedan rescatarse a los 10 años, la exención de plusvalías para mayores de 65 años dedicadas a rentas vitalicias (con un límite de 240.000 euros) o la reducción a cinco años de la duración mínima de los PIAS equiparándolos a los Planes de Ahorro 5.

Pues bien, he aquí que, aunque positivos, las medidas se quedan muy cortas, pues ninguno de los aspectos de la citada reforma fiscal incide en incentivar un sistema complementario de pensiones accesible a todos los trabajadores, o basado en incentivos equitativos destinados a los trabajadores con ingresos bajos, y mucho menos a los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores que no tengan los suficientes años de cotización en cuanto a su régimen de pensión laboral, como es el caso que se ha descrito de los autónomos.

Otra vez será, ¿dentro de cuatro años?

Luis María Sáez de Jáuregui, director de Particulares y Profesionales de AXA.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky