El grupo familiar atraviesa un problema nada ajeno a la crisis el año 2008.
Esto de los mercados puede parecer a veces un sinvivir. Hace apenas un mes Banco Espírito Santo (BES) recibió el reconocimiento de los mercados como lo demuestra lo poco que le costó colocar una ampliación de capital de 1.045 millones de euros. Le costó tan poco, que tuvo una demanda que casi doblaba a la oferta de títulos, títulos que no dejaron escapar sus antiguos accionistas que acudieron a la misma casi en su totalidad y que, por tanto, no cedieron sus derechos preferentes de suscripción. Dichos accionistas estaban contentos con el comportamiento de su banco y decidieron ampliar su inversión en el mismo, cuando éste se lo solicitó, y no compartirlo con nadie. Sin embargo, a las pocas semanas, apenas hace una, una noticia claramente mal entendida o mal explicada, generaba la zozobra en los mercados y la cotización de la acción del Banco cayó a mínimos históricos de 0,38? al cierre por acción, una caída del 50 por ciento, en tan solo siete jornadas.
BES tiene un magnífico nombre comercial: ¿a quién no le gustaría tener su dinero en un banco que opera bajo la advocación del Espírito Santo? Y un problema, es una entidad fundada por una familia que le da su nombre, la familia Espírito Santo, que puede estar atravesando problemas para poder seguir manteniendo la participación del 25 por ciento, la más alta que tiene accionista alguno, en el banco que fundó. Dicha participación está en una sociedad, Espírito Santo Financial Group (ESFG) filial a su vez de Rioforte, propiedad a su vez de la familia. De este modo el grupo familiar aglutina sus participaciones empresariales dejando en la primera (ESFG) básicamente las financieras (Banca, Seguros, servicios de Inversión...) y en la segunda, las de otros sectores.
El grupo familiar así constituido atraviesa un problema nada ajeno a las consecuencias de la crisis de 2008 y a los que atraviesan muchas familias, aunque no sean tan pudientes: un endeudamiento que le está costando atender. Nada de qué avergonzarse. Al fin y al cabo, la escasez de crédito actual, el desapalancamiento al que están sometidos todos los balances, los familiares y los empresariales, los bancarios y los de las PYMES, fruto de la regulación de Basilea III que termina afectándonos a todos, es lo que explica que, recientemente, ESFG haya tenido que ver reducida su participación en BES por la ejecución de una garantía que prestó con títulos del banco a un acreedor. Esto no es un problema para BES, ni para sus clientes, sino un mero proceso de resignación de la propiedad del banco, que podrá llegar a ser más o menos profundo en función de la capacidad de las sociedades familiares de refinanciar sus deudas y de pasar el chaparrón sin sufrir más ejecuciones de garantía o venta de acciones del banco o de otras compañías en las que participen. El valor que los activos, las participaciones empresariales y financieras, de dichas sociedades familiares será muy relevante, pues en tanto se mantengan o suban, la familia Espírito Santo deberá desprenderse de menos para hacer frente a sus obligaciones y, al revés. La crisis puede llegar a ser dura para con la familia si se da esta segunda circunstancia, pero será siempre independiente del devenir de las sociedades en las que participan, incluido el BES.
No me cabe duda de que esto puede ser doloroso para la familia fundadora del banco, a la que supongo una relación no meramente económica con el mismo y que como consecuencia de estas reducciones en su participación no ejerce ya su dirección. Sin embargo, este abandono de la dirección no deja de ser una medida prudente, pues nada hay más tentador para un directivo bancario que favorecer a los suyos y, aun cuando lo haga con la mejor intención, a veces las cosas no salen como previó. Así que mejor así, en favor de los depositantes y del resto de accionistas, y mientras la familia fundadora reordena sus finanzas que esté prudentemente alejada del banco. Esta es una de las mejores pruebas de lo que los banqueros de siempre han entendido como prudencia: si tienes problemas, aléjate de la caja.
Los apoyos crediticios, directos o indirectos, que BES pueda tener a las sociedades familiares anteriores entran dentro de los parámetros legales de concentración de riesgo y el Banco de Portugal ha declarado que la solvencia del banco está fuera de toda duda. A ello seguro que ha ayudado mucho la ampliación de capital con la que comenzaba este artículo. Un chaparrón para el mercado, unos días de lluvia intensa para la cotización de BES y un mal año para la familia. Poco más.