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La riqueza de las ciudades: el capital social

  • Una ciudad es rica cuando tiene una gran cohesión social y calidad de vida

Si, en 1776, Adam Smith escribió el primer libro de Economía que tituló 'La riqueza de las naciones' hoy, más de doscientos años después, economistas como Glaeser prefieren hablar de "la riqueza de las ciudades", porque, de hecho, el 20% del PIB mundial lo generan las 10 ciudades más importantes del planeta.

En efecto, tras varios siglos de monopolio de los Estados, la revolución digital está difuminando sensiblemente las fronteras de la comunicación entre los países y resurgen significativamente las ciudades como nodos de la nueva red global. El mundo pertenece a las grandes urbes -Nueva York, Londres, Sao Paulo, Beijing- al menos, en cuanto a influencia y poder financiero se refiere.

Pero también ciudades más pequeñas como Boston, Zurich o Manchester se están posicionando ventajosamente en la nueva geografía mundial gracias a una nueva medida de riqueza: el capital social de vivir en una ciudad socialmente cohesionada con altos estándares de calidad de vida. El capital social equivale a la sociabilidad de una comunidad y hace posible que surja la colaboración, permitiendo a los individuos beneficiarse de las oportunidades que surgen de estas relaciones sociales. Este capital social es imprescindible para innovar y llevar a cabo la acción colectiva que crea las condiciones de mejora de la competitividad.

Calidad de vida

Por eso, hoy día, una ciudad es rica no sólo cuando tiene un gran PIB sino sobre todo cuando tiene una gran cohesión social que se traduce en una buena calidad de vida. Como explica Richard Florida, esas serán las ciudades que atraigan más talento, más inversiones y más oportunidades laborales: porque serán las ciudades donde, aquellos que pueden elegir, escogerán para vivir. Indudablemente la cohesión social que permite la igualdad de oportunidades y la convivencia requieren unas adecuadas condiciones de bienestar entre los ciudadanos. De lo contrario, no tienen más valor que el papel mojado. Por eso, el esfuerzo que muchas ciudades estamos haciendo por una gestión pública innovadora no sólo comporta un progreso económico sino que nos posibilita una mayor protección de los derechos sociales de los ciudadanos.

Desde mi experiencia personal como regidora de una capital como Logroño puedo decir que el objetivo último de toda la gestión económica municipal es mantener el bienestar de los logroñeses mediante una red de recursos y servicios sociales cercanos y de fácil acceso, que dan respuesta especialmente a las necesidades de la población más vulnerable. De esta forma, en plena crisis económica hemos podido no solo no recortar, no sólo mantener, sino aumentar en estos años el presupuesto dedicado a los servicios sociales en casi un 10%. Frente a quienes piensan que en tiempos de crisis lo único a lo que podemos aspirar es a atender a las necesidades sociales más urgentes, nosotros hemos decidido comprometernos con la meta de conseguir una sociedad más cohesionada, con igualdad de oportunidades para desarrollar proyectos vitales.

Capacidades diversas

A la hora de conseguir esta cohesión social hay un aspecto que supone una auténtica piedra de toque: la capacidad de incluir a las personas con capacidades diversas. Porque, en el fondo, la discapacidad es un fenómeno social, más que individual, porque la construimos entre todos, con nuestros modelos y expectativas. Se puede decir también que la discapacidad no es otra cosa que nuestra incapacidad para entender que todos tenemos capacidades diferentes. Además, la discapacidad no es un fenómeno marginal, sino que nos afecta a todos. Basta con pensar que, en los países como España, con una esperanza de vida superior a los 70 años, la mayoría de nosotros pasaremos hasta ocho años de vida con algún tipo de discapacidad.

Este objetivo de lograr una ciudad inclusiva especialmente con las personas con discapacidad no se puede lograr solo con una política desde arriba. Hace falta la implicación de todos los ciudadanos empezando por los propios vecinos con alguna discapacidad. Así lo estamos haciendo, como ha reconocido el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) al galardonar al Ayuntamiento de Logroño por trabajar en el ámbito de la discapacidad desde un modelo colaborativo innovador. Este importante esfuerzo no sólo es un deber de justicia con los ciudadanos sino la mejor inversión, porque estamos generando un capital social que permite a los ciudadanos progresar como individuos y a la ciudad de Logroño crecer como comunidad innovadora, abierta y solidaria. Puede sonar como un sueño inalcanzable, pero como un gran artista dijo una vez "un sueño que sueñas solo, es sólo un sueño. Un sueño que sueñas con alguien, es una realidad".

Concepción Gamarra, alcaldesa de Logroño

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