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La cara oculta de las medidas de estímulo

¿Cuál ha sido el criterio para elegir los sectores a los que se destinan las medidas de ayuda? Hubiera sido mejor dedicar los 11.000 millones a reducir los impuestos a las empresas.

Tras el anuncio de Mario Draghi de una inyección de 564.500 millones de euros, el Gobierno de España anuncia un día después su propio conjunto de medidas de estímulo que cifra en cerca de 11.000 millones. Teóricamente, estas medidas son efectivas para estimular la economía y potenciar la recuperación tras la crisis económica. Sin embargo, suscitan varias reservas sobre su efectividad.

La primera son sus límites. Si tan buenas son, por qué no 20.000 millones en vez de 11.000 millones, o por qué no 100.000 millones o un billón. Porque todo cuesta, no hay nada gratis, ni siquiera estas medidas de estímulo. Aunque el propio Gobierno indica que son medidas "respetuosas con el objetivo del saneamiento fiscal", no tiene por qué ser así. Hay que valorar el coste de oportunidad, los 11.000 millones que se dejan de invertir en otros posibles usos y que se tienen que sacar de los impuestos de los españoles. Una reducción de impuestos de 11.000 millones sería mucho más efectiva para consolidar la recuperación. Además, para mantener el saneamiento fiscal hay que, o bien subir los impuestos, o bien reducir los gastos. Pero este Gobierno ha dicho que de subir impuestos nada (habrá que ver si cumple con esta promesa, incumplida desde que empezaron a gobernar hace dos años), mientras que en las medidas presentadas ahora no aparece ni una sola propuesta concreta que suponga reducción del gasto público. Por último, podrán decir que buena parte de estos 11.000 millones son préstamos, pero el préstamo, como cualquier otro bien, también es escaso y tiene usos alternativos.

El segundo problema es el análisis detallado de cada una de las medidas. Las medidas que pretenden introducir reformas en los mercados para mejorar la competencia y la competitividad son, en principio, positivas, y habrá que esperar a ver si son efectivas. Me preocupan más las medidas de ayudas a determinados sectores, muy variopintos: vehículos comerciales, turismos, pymes, mercado energético, vivienda, puertos, depuración de aguas residuales, empresas exportadoras. ¿Por qué estos y no otros sectores? ¿Cuál ha sido el criterio para esta selección? El Gobierno no debe entrar a definir qué sectores hay que ayudar para salir de la crisis, basándose en análisis económicos sobre sectores clave y sus efectos de arrastre que, en realidad, no tienen mucha consistencia. Hay que dejar que la propia economía, a través de una libre competencia real que refleje los deseos de los consumidores y las capacidades productivas de las empresas, vaya determinando el mayor o menor desarrollo de los sectores. Que el gobierno se dedique a mejorar la competencia general de toda la economía, sí. Que el que gobierne intente seleccionar los sectores que deben recibir más ayudas, no.

Por último, es muy difícil estimar los efectos sobre el crecimiento económico que tendrán estas medidas. Si España sigue creciendo, el gobierno dirá que es debido a estas medidas, pero no podemos medir el contrafactual de ver qué hubiera ocurrido si no se hubieran aplicado. Lo que es seguro es que tienen efectos invisibles, pero muy reales y perniciosos. Entre ellos está el desarrollo artificial de los sectores beneficiados por el programa, frente a los que no han entrado en él. También el peligro de desequilibrios monetarios. De hecho, la crisis de 2008 no fue más que la culminación de políticas monetarias expansivas que generaban burbujas que, a su vez, se intentaban corregir mediante nuevos estímulos monetarios que, de nuevo, generaban aún mayores burbujas. Parece que no hemos aprendido, y tanto Draghi como el gobierno español vuelven a las andadas de los excesos monetarios y crediticios, que son incapaces de generar un crecimiento genuino que refleje un mayor dinamismo de los mercados y del sector privado.

Tal como he dicho anteriormente, hubiera sido mucho mejor dedicar esos 11.000 millones de euros a reducir realmente los impuestos a las empresas y a los ciudadanos españoles. No sólo porque ayudarían mucho más al proceso de recuperación económica, sino porque tendrían una gran repercusión política.

Muchos votantes del partido en el Gobierno están muy molestos por la subida de impuestos de estos dos últimos años, y así lo acaban de expresar en las últimas elecciones europeas. Bajar realmente los impuestos podría incrementar los votos en las elecciones del próximo año y, a la vez, ayudar a conseguir una recuperación de la economía española mucho más rápida. ¿Será que Rajoy no quiere ganar las próximas elecciones?

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