Hastía la permanente jeremiada de nuestros políticos que periódicamente invocan una España competitiva, consecuencia de una España de alto valor añadido, resultancia a su vez de la necesaria "investigación y desarrollo" que a su vez son hijas de una enseñanza de calidad. Dicho lo dicho y todos de acuerdo, cada mochuelo a su olivo y cada político a sus prebendas? mientras nuestro nivel cultural, científico y académico sigue donde estuvo. Que es donde mucho me temo seguiremos estando.
Y con monótona languidez siguen hiriendo nuestra sensibilidad (parafraseando a Verlaine) los informes Pisa y la lista de Shangai. En ambos se retrata con implacable veracidad nuestra sociedad: un fracaso escolar que es de los más altos y mientras el nivel académico es de los más bajos. Y unas universidades que ni están ni se las espera entre las 200 mejores del mundo, la lista de Shangai.
Porque en esta España multi-autonómica, nuestros califas regionales/nacionales se han comportado con un localismo que invade en lo ridículo. Como lo han hecho también los alcaldes de cualquier capital mediana. Y así, en cada ciudad media de este país su capitoste instaló su micro-universidad en cantidad tal que tal archipiélago de facultades deberíamos definirlo como la última burbuja: la burbuja universitaria.
Universo universitario de gasto inasumible. Facultades paridoras de oleadas de titulaciones académicas sin otra salida que el paro: despilfarro y frustración por el titulado. Y con unos niveles de enseñanza por debajo de los mínimos exigibles. Porque la excelencia no es patrimonio de lo común sino de la selección.
No hay una Sorbona, ni un Harvard, ni un Cambridge en cada localidad media francesa, norteamericana, inglesa? o española. Aunque en este país algunos crean que todo sea cuestión de un decreto, un presupuesto y un patronato presidido por el prócer. ¿Se asombran Vds. que inexistamos en la lista Shangai?
Javier Nart, Abogado.
Cuando un título universitario no garantiza nada
