Firmas

Hacia un nuevo panorama concursal

A pesar de que las expectativas económicas han mejorado significativamente en los últimos meses, el promedio mensual de concursos de acreedores por parte de sociedades mercantiles todavía es hoy casi ocho veces superior al que había antes de la crisis. El año 2013 se cerró con un récord histórico de 8.823 procesos y aunque en febrero pasado cumplimos cuatro meses consecutivos de descenso en tasa interanual, los 1.197 procesos formales de insolvencia registrados en los dos primeros meses de 2014 superan ya a todos los que se dieron en el año 2007.

En conclusión: España mejora, pero aún estamos muy lejos de la normalización. Sin embargo, nuestra tasa concursal (la relación entre concursos y tejido empresarial) es llamativamente inferior al promedio europeo y más de tres veces menor que la de países como Francia y Alemania.

Lejos de ser esto un síntoma de buena salud corporativa, lo que ocurre en España es que sobre la fórmula del concurso de acreedores pesa un estigma con el que es preciso acabar para que ésta sea una figura que sirva para salvar empresas, no para liquidarlas. En este sentido, el Real Decreto Ley de medidas urgentes para la refinanciación y reestructuración de la deuda empresarial es una noticia bienvenida y un paso necesario para mejorar un mecanismo que se ha revelado altamente ineficaz.

Era evidente que algo había que reformar en el marco legal de los procesos concursales. De acuerdo con nuestros cálculos, aproximadamente el 94% de los concursos concluyen sin acuerdo y del escaso número que logra un convenio, no son pocas las empresas que terminan cerrando de todas formas en un plazo breve de tiempo. Adicionalmente, son una amplia mayoría las compañías que se dan de baja sin pasar por el proceso concursal.

La economía española está empezando tímidamente a mejorar, pero para afianzar ese cambio de tendencia es imprescindible tomar medidas que garanticen la viabilidad de empresas que se encuentran en dificultades para hacer frente a los pagos de su deuda, pero que tienen potencial desde un punto de vista operativo. La nueva batería de medidas normativas incide en la flexibilización de los preconcursos para facilitar la consecución y la seguridad jurídica de los acuerdos de refinanciación, potenciar las quitas e impulsar la capitalización de los créditos, un aspecto que consideramos esencial para poder dotar a las dinámicas preconcursales del nuevo cariz del que precisan para terminar con el estigma del proceso.

En una valoración preliminar, hemos llegado a la conclusión de que el número de empresas que podrían beneficiarse de esta nueva regulación es relevante. Del conjunto de sociedades mercantiles calificadas por Axesor con riesgo máximo, aproximadamente 64.500 tienen un elevado nivel de endeudamiento. De estas sociedades en riesgo y con un alto apalancamiento, aproximadamente 21.000 generan beneficio operativo. Esas son las que consideramos que se podrían beneficiar a corto plazo de las nuevas posibilidades que ofrece la reforma legal.

Lo importante es que todos los pasos que se están dando conducen a ese necesario cambio de mentalidad que debe operarse en el tejido empresarial español. De igual manera que es imprescindible multiplicar las fuentes de financiación y reducir la excesiva dependencia bancaria, también han de cambiar los procedimientos concursales para aproximarnos más a sistemas legales como el francés, el alemán o el estadounidense, donde esta fórmula sí se ve como una oportunidad para un nuevo comienzo.

Es significativo el ejemplo de EEUU, donde el capítulo 11 de su ley de bancarrota entiende ésta como una reorganización. Al amparo de la legislación americana, se otorga a la empresa, entre otras facilidades, el derecho de presentar en un plazo máximo de 120 días un plan de viabilidad; de mantener la posesión y el control de sus activos mientras se lleva a cabo el proceso, pudiendo realizar las actividades propias de su negocio; rescindir contratos en ejecución para cancelar transferencias realizadas antes de la petición de bancarrota, y adquirir financiación en términos favorables, dando prioridad de cobro a estos nuevos acreedores.

España está entrando en una dinámica positiva. No solo lo vemos en los concursos, donde hay un claro indicio de desaceleración que continuará durante todo 2014. Hay unos pilares económicos que por fin van más allá de los clásicos construcción y turismo. Surge una fuerte actividad exportadora y una manifiesta competitividad en productos y servicios. Empezamos a percibir inversiones en bienes de equipo, toda una señal de un punto de inflexión en la expectativa empresarial. Incluso el inversor internacional ya no viene atraído únicamente por comprar a precios de derribo.

Consideramos que ahora cabe la posibilidad de que pueda llegar a crearse empleo neto con tasas de crecimiento del 1%. Por eso es preciso apuntalar esa línea ascendente en la que se quiere embarcar nuestra economía y la reforma concursal será un elemento fundamental en ese camino.

Santiago Martín, director general de Axesor.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky