
En los últimos cinco años, el sector asegurador ha demostrado su fortaleza en un contexto de gran incertidumbre económica. También ha sido uno de los mayores contribuyentes del sistema financiero en términos de inversión, compra de deuda del país y generación de empleo directo y de calidad. La crisis nos ha proporcionado a todos los actores involucrados una oportunidad inmejorable para mostrar al final de cada ejercicio que se trata de un sector solvente, capaz de proporcionar productos rentables y adaptados a la necesidad del cliente.
Esta circunstancia también ha quedado patente en la presentación de resultados del sector de 2013. Si bien se ha experimentado en términos globales un decrecimiento del 3,27% respecto al año anterior, en el ramo de seguros de vida, la magnitud del ahorro gestionado se situó en 161.207 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 3,22% respecto a 2012. Sin embargo, tal y como afirmó la presidenta de la patronal en la presentación de estos resultados, Pilar González de Frutos, si bien el crecimiento se mantiene en los últimos años, "la senda de crecimiento está siendo cada vez más suave". Apuntó también con gran acierto que este hecho no representa en sí mismo una preocupación para las entidades aseguradoras, sino para la sociedad española en general que, poco a poco, va abandonando la inversión en instrumentos de ahorro-previsión.
En este sentido, qué duda cabe de que el papel que debemos ejercer los actores del sector en materia de educación financiera sigue constituyendo uno de los grandes retos para un 2014 que acaba de comenzar. Tal y como se muestran en los resultados del último estudio publicado por el Instituto Aviva de Ahorro y Pensiones, seis de cada diez españoles manifiesta su preocupación por no disponer de recursos suficientes que les proporcionen un nivel de vida adecuado tras el retiro. Somos, además, los europeos más preocupados por las pérdidas en las cuantías de las prestaciones públicas que pueden llegar a ocasionar las últimas reformas.
Ahorrar para la jubilación
En este contexto, el ahorro complementario se erige como herramienta imprescindible para poder mantener un nivel de vida adecuado cuando llegue el retiro. Debemos, por tanto, centrar nuestros esfuerzos en concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de tomar decisiones financieras responsables asumiendo un papel activo a través del diálogo y la colaboración con las instituciones públicas y los demás agentes involucrados. Este mensaje tiene que llegar a todos los ciudadanos independientemente de su edad y de su posición económica y para ello debemos utilizar cuantas herramientas estén a nuestro alcance para lograrlo. Internet y redes sociales no deben ser considerados únicamente como aliados en términos de negocio sino también como canales estratégicos para ejercer esta responsabilidad de forma directa e inmediata.
De forma paralela, también debemos trabajar en seguir ofreciendo un abanico de productos lo suficientemente amplio como para poder satisfacer las necesidades del mayor número posible de ahorradores.
Precisamente en estos años de incertidumbre en los que irremediablemente ha aumentado la percepción y sensibilidad al riesgo por parte de los consumidores, aquellos que buscaban refugiar sus ahorros de la volatilidad de los mercados financieros han logrado encontrar en la cartera de productos de ramo de vida una solución a la medida de sus exigencias. En este sentido, innovación, multicanalidad, flexibilidad y máxima personalización acompañada siempre de un asesoramiento profesional seguirán constituyendo durante los próximos meses retos y oportunidades para el sector en la misma medida.
No hay que olvidar tampoco que las compañías aseguradoras llevan tiempo trabajando en adaptar sus respectivos modelos de negocio al contexto vigente, marcado de manera particular por las bajas rentabilidades y el aumento de los requerimientos regulatorios. De hecho, la cuenta atrás para Solvencia II es hoy más real que nunca. Menos de dos años restan para que todas las compañías aseguradoras europeas hayamos adaptado nuestros procesos y políticas de negocio a las nuevas pautas de gestión impulsadas por dicha directiva europea en aras de conseguir la máxima transparencia. De esta manera, se origina un cambio legal de gran envergadura pero altamente positivo para el sector y, por tanto, para la sociedad en su conjunto.
Por último, tendremos que conocer las derivaciones de la reforma tributaria que prepara el Gobierno y si finalmente vendrá acompañada de incentivos fiscales destinados a promover coherentemente el ahorro finalista.
2014 es y será, en definitiva, un año en el que el sector asegurador tendrá grandes posibilidades para seguir demostrando no sólo su solvencia en términos financieros, sino también el peso que representa en su conjunto para la economía. Estoy convencido de que dentro de doce meses cuando echemos de nuevo la vista atrás, todos los retos que se presentan para este ejercicio habrán contribuido notablemente a fortalecer nuestra industria y, por supuesto, a prestar un mejor servicio a todos los ciudadanos.
Ignacio Izquierdo, consejero delegado de Aviva.