Muchos recordamos cuando el sector eléctrico era el paradigma de la estabilidad, con pocos cambios regulatorios, ideal para inversores conservadores a largo plazo? un sector que podía resultar incluso aburrido. Poco que ver con lo que ha sucedido durante los últimos años ni con lo que está sucediendo en estos momentos.
Nunca antes el sector energético había tenido una presencia tan elevada en los medios de comunicación, en las conversaciones del día a día, ni seguramente en los tribunales. Y pocas veces el sector había vivido unas tensiones tan grandes entre sus agentes como ahora: eléctricas con renovables, eléctricas con gobierno, renovables con gobierno, grandes consumidores tratando de perder la mínima competitividad posible, cogeneraciones tratando de subsistir y muchos pequeños consumidores con dificultades para hacer frente a sus recibos de la luz, incluso habiéndose acumulado un déficit tarifario de 30.000 millones de euros, que ahora tenemos que pagar entre todos. Una situación insostenible fruto, en gran medida, de errores pasados a los que nadie ha intentado poner solución.
Pocos momentos en la historia del sector han sido testigos de cambios tan relevantes para tantos sujetos del mercado como los actuales, con consecuencias negativas para muchos de ellos. No solo se han producido reducciones substanciales en las retribuciones de las distintas actividades, sino que también ha habido cambios cualitativos de mucho calado, que se han producido en un muy breve espacio de tiempo.
El régimen especial ha pasado de un sistema basado en feed-in tariffs (tarifas reguladas) a otro en el que hay pagos fijos por MW instalado junto con una retribución por su energía que irá en función de los precios que resulten del pool eléctrico. Este cambio en la retribución no afecta únicamente a los pagos futuros, sino que por el sistema de cálculo de los pagos fijos, tiene en cuenta la retribución que han tenido las instalaciones en el pasado. En cierta medida, pudiera decirse que no solo sustituye al último sistema retributivo sino también a los anteriores. Así, para los productores que no estén verticalmente integrados surge la necesidad de cubrir su producción contra las fluctuaciones que, en su cuenta de resultados, puede traer la volatilidad de los precios del pool. La cobertura que daba la tarifa (y que en buena medida ha contribuido a aumentar el déficit) ahora deberá ser proporcionada por distintos agentes en función de los precios de los mercados a plazo. Es fundamental un correcto funcionamiento de estos mercados y una estabilidad regulatoria que no modifique los fundamentales del índice sobre el que se opera, que es el precio del mercado diario eléctrico.
En cuanto a los consumidores acogidos a la tarifa de último recurso, se produce también un cambio muy relevante al pasar de un precio fijo -que se establecía mediante una subasta competitiva-, a un precio que varía con los resultados del pool eléctrico. La venta de electricidad indexada al pool es un modelo que lleva ya varios años funcionando en el mercado ibérico y está funcionando bien (Axpo fue la primera comercializadora que ofreció este tipo de suministro). De hecho, tiene una gran ventaja, que es la transparencia en los márgenes de los vendedores, uno de los motivos de la reticencia de las compañías eléctricas. Pero sin duda, representa un cambio muy grande para un consumidor que anteriormente conocía el precio que iba a tener para el trimestre siguiente y ahora solo sabrá el precio un día antes de su consumo. Sin embargo, esta indexación a los precios horarios del día siguiente, podría tener un efecto positivo sobre la gestión que cada consumidor hace de su demanda. Además, a medida que se fomente la competencia en este segmento del mercado, aparecerán más posibilidades de contratación que puedan asegurar precios o precios máximos, que continuarán contribuyendo a la mejora de la eficiencia del sector.
El punto en común de todas estas actividades es una mayor dependencia de los precios del pool, tanto por parte de los productores como de los consumidores de último recurso que dispongan de contadores horarios.
Salvo en algunos episodios puntuales que todos tenemos en mente, podemos decir que el pool ha funcionado correctamente con dos aportaciones muy positivas: por un lado, se trata de un mercado de un tamaño importante donde la mayor parte de la generación despachada vende su energía en el mercado diario; y, por otro es un mercado con un elevado nivel de transparencia que permite conocer las ofertas de venta de cada unidad de producción, a diferencia de algún otro país donde se oferta por portafolios perdiéndose la visibilidad de las ofertas individuales de cada planta. Pero no es menos cierto que todavía existe un elevado grado de concentración, por lo que resulta imprescindible poder garantizar una adecuada operación de todos los agentes que participan -directa o indirectamente- en el proceso de fijación de precios del pool, desde OMIE y los agentes del mercado hasta REE, por la influencia que puedan tener el establecimiento o aprobación de planes de mantenimiento o de los procesos de ajuste del sistema en los precios finales del mercado.
En un momento como el actual, en que todavía existe una investigación de la CNMC sobre una posible manipulación de los precios, debe eliminarse cualquier sospecha sobre el mal funcionamiento del pool que mine la credibilidad de todo el sistema.
Más que nunca, se necesitan unos mecanismos de supervisión y control que garanticen que no se producen comportamientos anticompetitivos y una estabilidad del marco regulatorio con el que las empresas puedan acudir al mercado a cubrir sus necesidades.
Ignacio Soneira, director general de Axpo Iberia