
Las diversas estadísticas toman referencias distintas y los resultados son por tanto diferentes. Pero en ese material escrito y en medio de la confusión de fuentes, es inopinable que no sólo durante la crisis han bajado los salarios, sino que durante los últimos veinte años, al menos, se ha producido en España y en el resto de los países desarrollados (no solo en Europa) una tendencia general al descenso de la masa salarial en proporción al PIB. Esto, como es lógico, no significa que los salarios hayan ido decreciendo en su valor nominal sino que su variación ha estado por debajo del aumento de la productividad.
Por tanto, durante al menos las dos últimas décadas, ha venido consolidándose una deceleración del crecimiento salarial, incluso en periodos anteriores a la crisis, así como una presión a la baja si nos referimos solo a España, durante la recesión.
La expansión internacional operada en muchos sectores, la deslocalización de empresas y la descentralización productiva, entre otros factores hoy no tan novedosos pero sí muy nuevos hace veinte años, pueden estar en la base de esa presión a la baja sobre los salarios en los países de nuestro entorno social, cultural y económico, que están experimentando aumentos de productividad menores que los países en desarrollo, a lo que se añade, además, una curva general de insuficiente crecimiento del empleo que, en España, es especialmente severa.
La aparición de este esquema antes de la crisis y su mantenimiento, tanto en los periodos expansivos como en el interior de la recesión económica, permite pensar que, por lo que se refiere concretamente a España, la pérdida de peso específico de la masa salarial en el PIB se ha venido produciendo especialmente durante los últimos veinte años.
Se ha producido tanto en los periodos de expansión, cuando los salarios también crecían por debajo de la productividad a causa del insuficiente progreso tecnológico español y de la amplitud de sectores intensivos en mano de obra, como en periodos recesivos y especialmente en la crisis.
En los años inmediatamente anteriores a la crisis, la economía española basó su crecimiento en el auge del consumo. Y es una evidencia que tal incremento de la demanda se basaba en el crédito barato y no tanto en los aumentos salariales que, como se ha dicho en los últimos años, han sido siempre muy cortos.
La bajada de salarios, origen de la crisis
Por lo tanto, la contención de salarios y el recorte a la baja de los mismos podría haber tenido un efecto multiplicador en la génesis de la crisis, antes incluso de percibir sus primeros síntomas, al haber afectado principalmetne a la contracción del consumo (sostenido sólo por el crédito) y a la inversión y estar, también ahora, dificultando la salida de la crisis.
Por otra parte, puede estar teniendo también efecto en el terreno de la recaudación por vía fiscal, porque la masa de los salarios de los trabajadores, que viene determinada por el volumen de empleo y por su calidad, no solo constituye la base de los ingresos por cotizaciones sociales que financian las prestaciones sociales como por ejemplo el paro, sino que, además, se ha convertido en la base fiscal fundamental del sistema tributario en su conjunto.
Juan Carlos Arce, profesor del Derecho del Trabajo y Seguridad Social.