Firmas

A banco regalado, mírale el diente

Estas operaciones desmienten que el Estado haya puesto poco dinero para el rescate de las cajas.

¿Por qué llaman venta a lo que es un regalo? Quizás quede más estético, pero hasta ahora se ha visto que tanto NCG Banco como Catalunya Banc no sólo no van a generar plusvalías de ninguna especie para el Frob sino que éste tendrá que apuntarse más pérdidas para desprenderse de estas dos alhajas. El Estado lleva unos 21.000 millones enterrados entre ambas entidades y aún perderá más en el proceso de privatización.

Por otra parte, el interés político en llevar a cabo estas operaciones tiene connotaciones bien diferentes. Si NCG Banco es vista como una entidad financiera fundamental para Galicia, con la carga política que esto conlleva, Catalunya Banc tiene la indiferencia de las autoridades regionales. Trocear la primera se vería como un drama, mientras que la fragmentación de la segunda no parece preocupar más que al Frob, pues es una solución seguramente más costosa y compleja para el erario público, porque habrá una parte que no se podrá colocar en ningún caso y generará nuevas pérdidas al desmantelarse finalmente. A toda costa se intenta no llegar a esta solución traumática y que, de tener que realizarse, sea un tercero el que lo haga y no el propio Estado.

Parece como si la privatización de NCG contara de alguna forma no sólo con el beneplácito de las autoridades gallegas, sino con su concurso y apoyo. ¿Podría ser una operación de ida y vuelta, actuando ciertos fondos de inversión como el pulpeiro que cuece y adereza el pulpo que otro se va a comer, eso sí, bien limpito y condimentado? Los inversores, desde este punto de vista, no serían más que un puente hacia otros que ahora sería políticamente incorrecto que entraran. Si pagar a unos desconocidos para que se queden con un banco, sobre todo si son extranjeros, no va a generar mucha polémica, hacerlo a entes o sujetos cercanos a la administración regional estaría no sólo mal visto, sino podría considerarse un agravio comparativo frente a otras situaciones o directamente ilegal o abusivo.

Lo que queda al margen de cualquier hipótesis es que el Estado va a tener que cubrir la parte del préstamo recibido por el Frob de imposible recuperación y que lo que hoy constituye una operación financiera, mañana van a ser salidas de caja por amortizaciones. De cómo evolucione la situación dependerá de si se cubren con nuevas emisiones de deuda pública o los ingresos fiscales permiten hacerles frente. Con estas operaciones, la cantinela de que en la práctica el Estado ha puesto poco dinero para el rescate de las cajas de ahorros se terminaría.

Si bien el Frob podría querer resistirse a aplicar Esquemas de Protección de Activos para garantizar la salud de la cartera crediticia y de activos adjudicados que aún lucen, o deslucen, en el balance de estas entidades, no parece posible que alguien se com- prometa sin conocer un límite razonable a su inversión. Además, ya puestos, si se entrega la entidad saneada, ese saneamiento debe ser total y cualquier nueva pérdida extraordinaria descontada del precio o cubierta en el futuro por el vendedor. Con el nivel de recursos propios que todas las provisiones habidas y por haber han dejado y las nuevas pérdidas a las que se tendrá que hacer frente, no resulta creíble la viabilidad sin nuevas inyecciones de capital. Y eso es un incentivo para su rápida privatización, que no evitará que esas pérdidas hayan de ser asumidas por el Estado.

La mala gestión de las cajas de ahorros fue patética, precisamente porque se hacía desde lo público y con control político. La pregunta que cabe hacerse es si se va a consentir que, aunque sea indirectamente, se enrede políticamente para mantener vínculos de algún poder autonómico con alguna antigua caja privatiza y si no estamos ya lo suficientemente escarmentados como para que cuando un político dice que una entidad financiera es fundamental para su territorio no salga alguna voz autorizada y le diga que ese tipo de planteamientos han sido los que le han costado al Estado decenas de miles de millones de euros. Las entidades financieras no son fundamentales para ningún lugar, simplemente hacen negocios en él, y si acaso alguna no pudiera llevarlo a la práctica, que nadie se preocupe que antes o después alguien llenará ese hueco porque en un mercado tan maduro no se está para perder oportunidades de negocio. Si los políticos siguen metiendo sus manazas en el sistema financiero esta crisis sólo habrá servido para arruinar a muchos españoles, dejando intacto el mal que los llevó a la ruina.

Relacionados

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky