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Una reforma imprescindible e inmediata, también para Europa

Tras la reciente visita a Madrid de la Troika para comprobar los progresos realizados dentro de las condiciones impuestas para el rescate bancario y la revisión realizada por la Unión al plan de estabilidad de España 2012-2016, destaca como una de las recomendaciones estrella la petición de implementar ya una reforma energética estructural, antes de final de 2013.

En el contexto de crisis actual no cabe entender estas recomendaciones de la Unión Europea más que como obligatoriedades, compromisos urgentes que debemos afrontar si queremos mantener nuestra credibilidad como país. Con el sector sumido en continuos vaivenes reformistas desde hace más de año y medio, concretados en una lluvia de parches, de decretos y desarrollos normativos con objetivo recaudatorio, a la UE y al resto de nuestros prestamistas se les está agotando la paciencia. Parece evidente para el Consejo que un agujero de casi el 3 por ciento de PIB no es sostenible, ni es aceptable, por más tiempo. Y sitúa la UE ese recordatorio al mismo nivel que la reforma de las pensiones, el fomento del empleo, la revisión del sistema impositivo o la reorganización del sector financiero.

Y es que la situación del sector eléctrico español presenta un aspecto ciertamente preocupante: precios del mercado mayorista que no reflejan la realidad de cada una de las tecnologías y que no tienen correlación natural ni coherente con lo que pagan los consumidores finales, desarrollos regulatorios que ponen a unas tecnologías en franca ventaja o desventaja frente a otras, falta de transparencia a la hora de negociar con todos los agentes implicados, potenciales conflictos ministeriales a la hora de definir el camino a seguir, etc.

En toda esta nebulosa, bienvenida sea la determinación con la que los hombres de negro de Bruselas nos piden poner orden en la casa. El tirón de orejas comunitario debe servir para reaccionar, para que se ataque decididamente y de manera frontal un problema muy serio como es el de la reforma del sector eléctrico español. No es momento de establecer guerras entre tecnologías, entre compañías o entre sectores. Es tiempo de sumar entre todos, para así estar a la altura de lo que Europa espera de España como industria, como sector generador de riqueza, como país.

En línea con lo comentado, se manifestó el pasado 29 de mayo en Madrid Philippe Lowe, director general de Energía de la UE, recordando todos los retos que España debe afrontar: la urgente solución del déficit de tarifa, un diseño de mercado que refleje exclusivamente los costes reales del sistema eléctrico, una mejora en las condiciones de interconexión, un compromiso continuado con las energías renovables buscando su eficiencia ambiental, pero sin olvidar la económica -adaptabilidad de las primas-, y un mix que permita al gas jugar su papel clave como la tecnología fósil de largo menos contaminante y disponiendo, además, de toda la flexibilidad necesaria para dar cobertura al desarrollo renovable.

Estas peticiones y sugerencias que apunta la UE al gobierno español están en total sintonía con la propuesta que las principales compañías energéticas europeas, entre ellas Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Enel o GDF Suez, formularon a finales del pasado mayo al Consejo Europeo. La Unión y, por consiguiente, sus Estados Miembros, deben fomentar un nuevo rumbo basado en dar estabilidad, visibilidad y reglas del juego eficientes a los inversores que ya se encuentran presentes en los mercados energéticos europeos. Se deben rediseñar los mercados regionales de manera que retribuyan adecuadamente a todos los que contribuyen al suministro -tanto a la demanda como a la garantía de cobertura y a la seguridad del sistema-, teniendo en cuenta la sostenibilidad ambiental -en cuanto al fomento de la producción poco emisora en CO2- y económica (en cuanto a apoyar la eficiencia energética y la I+D+i derivada-.

Por tanto, son muchas las señales emitidas desde un contexto internacional que llegan exigiendo a España la mayor celeridad para implementar cambios en un modelo energético cuasi agotado, y que sirven para orientan al sector energético español hacia un porvenir más esperanzador que el actual.

Es mejor hacer los deberes de inmediato, antes de esperar a una imposición externa. Por todo ello, no podemos permitirnos el lujo de perder un minuto más.

Desde GDF Suez Energía España, apoyamos todas esas voces que piden una reforma estructural y tendemos la mano a los organismos reguladores en esa iniciativa. Siempre nos van a encontrar como aliados para apostar por un marco de la actividad energética serio y estable, que sirva para dar a cada agente la oportunidad de ser rentable por sí mismo, gestionando única y exclusivamente los riesgos inherentes a su negocio. Obviamente, es fundamental realizar esta reforma de un modo conciso e inmediato, permitiendo así al sector eléctrico jugar un papel clave como dinamizador de la situación económica de nuestro país.

Loreto Ordóñez, consejera delegada de GDF Suez Energía España

Artículo de opinión incluido en la edición de junio de la revista Energía. Descárguesela gratis.

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