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Es necesario un pacto hidrológico nacional

  • La gestión del agua es un problema que rompe la armonía entre las CCAA

El Colegio de Ingenieros de Caminos y la Asociación de ingenieros de Caminos auspician esta semana unas Jornadas sobre Planificación Hidrológica, dedicadas especialmente a los planes hidrológicos de Cuenca. Dichas instituciones prestan especial atención a todos los asuntos relacionados con el agua, su gestión sostenible y su planificación y, de hecho, ya organizaron en los años 1993, 2000 y 2005 unas jornadas sobre los anteproyectos de ley de los Planes Hidrológicos Nacionales formulados en aquellas épocas. Desde entonces, se han celebrado numerosas reuniones, jornadas, simposiums y foros que han analizado y discutido los problemas vinculados al agua en nuestro país, con sus sucesivas vicisitudes: aprobación de los Planes Hidrológicos de Cuenca, modificaciones de la Ley de Aguas, Mercado del Agua, Directiva Marco de la Unión Europea, Ley del Plan Hidrológico Nacional, nueva Ley del Plan Hidrológico Nacional, Programa A.G.U.A., Gobernanza del Agua en España, etc.

En la actualidad, sigue existiendo entre los profesionales de la Ingeniería de Caminos, seguramente como reflejo de lo que ocurre en toda la sociedad española, un gran interés por debatir los aspectos relacionados con la gestión del agua y la planificación hidrológica, no sólo en referencia a la necesidad de mejoras y de nuevas infraestructuras sino también en lo tocante a su incidencia en el medio ambiente y en el desarrollo sostenible.

Es patente que la gestión del agua en España, relacionada con el modelo administrativo y político del Estado de las Autonomías, ha estado a merced de las vicisitudes del marco constitucional, que ha tenido dificultades para hallar vías de cooperación y armonización entre las comunidades. La sinrazón llegó al extremo de que algunas reformas estatutarias pretendieron quebrar el criterio de unidad de cuenca, aunque finalmente el dislate se ha terminado subsanando.

El actual es un buen momento para reflexionar sobre el agua en los diferentes sentidos que reclama la actualidad. En primer lugar, porque disponemos de una reserva de agua suficiente: tenemos envasados a día de hoy más de 45.000 hectómetros cúbicos. Y ha sido una constante histórica que los planes y negociaciones que se han emprendido en períodos de sequía han fracasado en casi todos los casos porque la escasez influía sobre la generosidad, y los interlocutores terminaban casi siempre defendiendo con tanto ahínco el interés propio que se frustraba cualquier intento cooperativo.

En segundo lugar, además, nos encontramos en plena aceleración del proceso de Planificación Hidrológica que viene obligado por la aplicación de la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea del año 2000. En este contexto, con la tranquilidad que nos proporciona el hecho de que tengamos más de la demanda de un año embalsada y con el impulso que están recibiendo los planes hidrológicos, parece que la discusión sobre el agua puede resultar particularmente serena, fecunda y constructiva.

Las Jornadas sobre Planificación Hidrológica (11 y 12 de junio) hacen un recorrido sobre toda la cosmología del agua: la planificación hidrológica en España, la Directiva Marco del Agua y la planificación, los usuarios del agua y la planificación, los Planes de Cuenca intercomunitarios e intracomunitarios, y los retos actuales de la gestión del agua y la planificación. Y sobre todo ello planeará, una vez más, la necesidad de conseguir un gran pacto nacional sobre el agua, que permita redactar un Plan Hidrológico Nacional que asegure definitivamente un reparto racional del recurso, que ha de ser necesariamente escaso si se gestiona adecuadamente y con la suficiente visión de futuro. Como es bien conocido, actualmente rige en nuestro país el Plan Hidrológico de 2005, que modifica el Plan Hidrológico de 2001, con el cambio sustancial de sustituir el trasvase del Ebro por el plan A.G.U.A. Dicho plan vigente preveía garantizar la disponibilidad de 928 hm3/año en las cinco provincias a las que dicho trasvase debía aportar en teoría algo más de 1.000 hm3/año, además de otros 135 hm3/año para las provincias de Málaga y Gerona y de determinadas inversiones en las provincias de Tarragona y Albacete; dichos recursos hídricos deberían proceder de inversiones realizadas en mejoras en la gestión, ahorro, renovación de infraestructuras y reutilización, y 715 hm3/año habrían de ser obtenidos mediante desalación.

Parece claro que, aunque se ha puesto en funcionamiento una parte del plan A.G.U.A., y aunque la abundancia de precipitaciones han aplazado las demandas de clausura del trasvase Tajo-Segura -de hecho, el proyecto de Plan Hidrológico del Tajo lo mantiene- no se ha conseguido todavía un gran pacto nacional, que debería sustentarse sobre los dictámenes técnicos de los expertos. El objetivo, costoso, debería mantenerse, y todos tenemos obligación de trabajar para que este pacto, que requerirá cesión de todas las partes, termine siendo una realidad.

Juan A. Santamera, presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

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