La abusiva exigencia sobre los pasivos bancarios deja paso a la quita en futuros rescates.
Chipre es una isla al final del Mediterráneo, debajo de Turquía, que constituye un pequeño país de algo más de 3.000 kilómetros cuadrados. Tiene una población un poco superior al millón de habitantes del que se puede decir, entre otras cosas, que sus costas están muy polucionadas y que tiene falta de agua, ya que sus acuíferos padecen un fuerte problema de salinización. Allí se hablan dos idiomas oficiales, el griego y el turco, además del inglés. Su población es mayoritariamente griega. También hay turcos, en un 15 por ciento aproximadamente. Se independizó del Reino Unido en 1960, aunque con la intervención turca en los años setenta se mantienen dos comunidades, la asociada a los griegos y la turco-chipriota, que declaró su independencia en 1983 sin que ningún Gobierno extranjero, salvo Turquía, la reconociera.
El 80 por ciento de la economía chipriota depende del turismo. Y relacionado con ello hay una lógica actividad inmobiliaria y los servicios financieros asociados a esta actividad. Tiene un PIB de unos 23.000 millones de dólares, lo que da un PIB per cápita de unos 27.000 dólares. Es una población que, podríamos decir, vive bien disfrutando de un clima agradable. Como se sabe, Chipre está en la eurozona sufriendo la crisis general, especialmente por su elevado endeudamiento, que ronda el 100 por cien de su PIB.
En 2012, siguiendo la pauta de otros países del sur europeo, la deuda privada y pública hicieron imposible la economía de la isla, aunque nadie pareció tomarlo en serio. Era un pequeño problema comparado con lo que ya estaba sobre la mesa: Irlanda, Grecia y Portugal, con España e Italia en la puerta. Moody's colocó la deuda de Chipre al nivel del bono basura. Sus bancos acumulaban una deuda cercana a su PIB. Deuda conectada con bancos griegos, lo que hacía empeorar las enormes dificultades de Grecia. En esta situación, aparecieron los rusos con un préstamo de 2.500 millones de euros pagaderos a 5 años.
Desde mitad de 2012, no han parado los tiras y aflojas entre el Gobierno chipriota y los responsables europeos. Los primeros solicitando un rescate y los segundos poniendo unas condiciones al parecer imposibles de asumir. Las exigencias europeas, las de siempre: cortes drásticos del gasto público, reducción de las condiciones de los pensionistas y otras medidas de ajuste de carácter social incluida la sanidad, aumento de impuestos, en especial los impuestos especiales y el IVA, y otras medidas parecidas. Según se publicó, a finales del año pasado, existía un acuerdo entre la troika y el Gobierno chipriota, sólo quedaba fijar la cantidad del rescate.
La semana pasada la cifra del rescate se fijaba en 10.000 millones de euros por parte de la Unión Europea y, como siempre, el FMI. Aunque las condiciones incluían una sorprendente exigencia: la pérdida del 6,7 por ciento para aquellos depósitos hasta 100.000 euros y del 9,9 por ciento para cantidades mayores. Una exigencia rechazada esta semana por el Parlamento del país.
Ésta es, más o menos la historia hasta aquí, el problema es cómo se desarrollará a partir de ahora. Lo primero a considerar es la "abusiva" exigencia sobre los pasivos bancarios. Una exigencia que abre la puerta a futuros casos. Es decir, que cualquier futuro rescate pase por efectuar una quita a los impositores. Esto traerá la retirada masiva de fondos a los bancos, cosa que, si no ha empezado, comenzará en breve. Nadie se sentirá seguro manteniendo sus ahorros en sus cuentas bancarias bajo la amenaza de perder una parte sensible de los mismos en un momento dado. No sé si los que decidieron tal medida son conscientes del fenómeno que podría suceder en los países con problemas, digamos España, Italia y el resto. El otro problema que aparece es la presencia rusa en la eurozona. Se sabe que el primer ministro chipriota está en Rusia pidiendo ayuda. ¿Y cuál sería el interés de los rusos? Alguna prensa está sacando a colación que se trata de un conflicto que mantiene en la trastienda a la denominada mafia rusa. Difícil de decir salvo para aquéllos que sean buenos conocedores del tema, cosa que aquí no sabemos. Lo que sí parece que pudiera estar detrás es el interés ruso en las supuestas reservas de gas que, según se dice, tiene la isla. Estaríamos entonces en un problema geoeconómico: una guerra soterrada por hacerse de un combustible esencial usando la economía como instrumento de ataque. Si en los próximos días o semanas se viera aparecer al Gazprombank por los alrededores, la explicación resultaría evidente. De cualquier manera, si al final los europeos no salen en ayuda de Chipre y Rusia se queda al margen, los bancos locales se quedarían sin liquidez y el desastre estaría servido. Chipre no podría mantenerse en el euro y saldría del sistema. Veremos qué sucede al final, es pronto para decirlo. En cualquier caso todo apunta a que algo está cambiando en Europa. Veremos qué puede suceder si España o Italia necesitaran un rescate. Desde luego nada será parecido a lo que hemos vivido: las exigencias se multiplicarán. Y a lo mejor los que aplaudían en nuestro país la firmeza de no haber pedido las ayudas el año 2012, tengan que arrepentirse si las circunstancias se hacen más comprometidas.