
Alfredo Pérez Rubalcaba fue el primero en desenfundar y disparar: "¡Váyase, señor Rajoy!". La bala le hirió, pero no le mató. El presidente del Gobierno esperó su turno, y, cuando se inició el debate sobre el estado de la nación, sacó su ametralladora y frió a tiros al jefe de la oposición. Al final de su discurso, sus seguidores, visiblemente satisfechos, abandonaron el Pleno con ganas de ponerse a cantar: "Soy español, español, español?"
La estrategia de Rubalcaba era realmente arriesgada. Si disparas y no aciertas te quedas desarmado. Así se lo había advertido Felipe González, el gran sheriff del socialismo español:
-Mira, Alfredo, si pides la dimisión del presidente del Gobierno tendrás un gran titular, pero es muy difícil gestionarlo. Luego tendrás que seguir trabajando el día a día.
-Felipe, yo sé por qué lo hago...
No era la primera vez que esto sucedía. En Europa es habitual, y en España Aznar se hizo famoso por el "váyase usted, señor González"; y el señor González antes había hecho lo propio con el señor Suárez, cuando presentó una moción de censura para forzar su salida. La única diferencia es que cuando eso se hizo faltaba menos de un año para las generales y el Gobierno estaba muy debilitado. En esta ocasión, aún faltan tres años para que finalice la legislatura y el PP tiene mayoría absoluta y más de once millones de votos.
Rajoy dejó de hablarle y las relaciones quedaron rotas. El Maquiavelo de Solares, con su disparo a traición, había tratado de convertir el estado de la nación en el estado de la corrupción.
Y casi lo logra. Todos contra él. Mariano, como en la película de Fred Zinnemann, se había quedado Solo ante el peligro (1952) y, contra todo pronóstico, ganó.
Ayer consiguió dar la vuelta a la tortilla proponiendo un pacto de Estado contra la corrupción. A Rubalcaba no le queda más remedio que aceptar: ya que no se va, lo mejor será pactar con él. Sobre la mesa: empleo, Cataluña, partidos, Corona... El problema es que cuando el dentífrico se ha salido del tubo es muy difícil volver a meterlo.
Mariano Guindal, periodista económico.