
A estas alturas decir que el desempleo en nuestro país es el gran problema me resulta doloroso y cansino. Parece que ya no somos unos pocos quienes seguimos gritándolo, pero me resulta chocante que todo el mundo nos mire ahora. Desde la troika, que ha avalado políticas de fuertes recortes, hasta Merkel, encabezando a Alemania, que han torpedeado una y otra vez cualquier medida de crecimiento económico, desdibujando la realidad. Pero parece que las conciencias se mueven, veremos si los hechos avalan las nuevas percepciones.
Dónde estaban esas voces, ahora sorprendidas, cuando aquí se crecía a fuerte ritmo y la tasa de desempleo alcanzaba los dos dígitos. La crisis ha puesto de manifiesto un problema endogámico: el desempleo.
España ha tenido siempre un problema en su mercado laboral. En primer lugar, habría que tener presente que nos situamos muy por encima en economía sumergida de los países de nuestro entorno. La lucha contra la misma debe ser objetivo de una lucha sin cuartel. Gestha, el sindicato de inspectores y subinspectores de Hacienda, sigue clamando por reforzar las labores de vigilancia y luchar contra esta lacra. El problema es que cuando uno coge los periódicos ve que la corrupción y la burocracia están ahogando al país.
Cuando los señores del FMI, BCE y UE vengan, volverán a mirar cuentas y no pondrán ni una sola frase sobre la corrupción, burocracia o una economía sumergida que empiezo a pensar que se fomenta. Es loable que el PSOE, a través de la propuesta realizada, recoja este aspecto. Sin embargo, cuando miro las medidas que ofrece no veo ni una que la combata.
La corrupción corrompe a la sociedad donde anida; aquí el derrotismo se ha extendido y la población parece verlo como una batalla perdida. No es casual que, de acuerdo con el CIS, la preocupación de los ciudadanos sea la economía y la corrupción. El sindicato anteriormente aludido sitúa la cifra de economía sumergida el menos diez puntos por encima de la media Europea, los mismos puntos en los que el desempleo supera a la media europea. ¿Coincidencia? También hay que detenerse en la educación, dado que igual se comprende el paro juvenil.
La educación sí que sirve
Desde hace ya mucho tiempo en España continúa habiendo un déficit de educación; todavía hay personas que se siguen preguntándose para qué sirve estudiar. El informe PISA, realizado por la OCDE a encargo de los Gobiernos, intenta valorar y comparar la situación de la escolaridad y la mejora o no de la misma. El último informe, el cual se realiza cada tres años, data de 2009 y sitúa a nuestros chavales por debajo de la media de la OCDE, no en el global sino en cada uno de los tres ámbitos que evalúa. En nuestro país, un 36% de alumnos son repetidores, frente al 5% de Finlandia, país que se pone siempre como modelo de educación.
Los datos de nuestro propio Ministerio de Educación son reveladores: en 2011 la tasa de abandono prematuro era del 26,11%, frente a un 13,5% de la UE. Lógico si pensamos que España, de los 27 países de la UE, es el sexto que menos gasta en esta materia respecto a su PIB. Nadie me va a convencer que la formación y la educación es fundamental en el tema del desempleo.
El dinero y el crédito
Por último, vamos con el dinero o el crédito. Probablemente cuando los inspectores de negro vinieron no se dieron cuenta de que la burbuja inmobiliaria era un problema no sólo de valoración de activos, sino de morosidad. Los tipos bajos propiciados por la situación alemana, más ingente cantidades de dinero de Europa, nos invitaba al consumo. Actualmente la inexistencia de crédito está ahogando a empresas, emprendedores, autónomos, inversión, desarrollo e innovación.
Las medidas de contracción, así como la falta de financiación a nivel general, han elevado la morosidad, máxime con una subida de impuestos que ha detraído renta disponible, tensando más la cuerda de la depresión y sus efectos. Asimismo, la burocracia y falta de sensibilidad de las instituciones públicas hacia sus proveedores, con manifiesta impuntualidad en el pago de los servicios, los estrangula en materia de liquidez. En cuanto a burocracia y trabas, cualquiera que haya intentado poner en pie una idea lo habrá comprobado. Cuando se compara en este sentido a España con otros países, los datos son vergonzosos. El drama del desempleo en este país debe dejar de ser endogámico: de esta forma no encabezaremos el ranking de los países con mayor índice de pobreza.
Miguel Ángel Bernal Alonso, Coordinador del Programa de Renta Fija del IEB.