Firmas

Marcos Suárez Sipmann: Argentina y el personalismo populista

Argentina ha cancelado el último vencimiento de bonos públicos entregados a los clientes bancarios víctimas del corralito. Se trata de los Bonos Optativos del Estado Nacional, denominados Boden 2012, emitidos en febrero de 2002 con un plazo de 10 años y 6 meses.

Según el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, se ha normalizado la deuda pública honrando todos los pagos durante los últimos 10 años. En palabras del ministro, se ha demostrado poder salir de las crisis sin ajustes: mientras se pagaba la deuda, bajaba la tasa de desempleo y se crecía al 8%.

Afirma Lorenzino que esta forma de pensar la economía argentina comenzó en 2003, con Néstor Kirchner, y continuó bajo la conducción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Sus recetas: la reestructuración de la deuda, los canjes del 2005 y 2010, la cancelación con el FMI y la creación del Fondo de Desendeudamiento, con reservas.

Sin embargo, hay una gran desconfianza (la venta de maquinaria agrícola ha caído notablemente siendo la producción de granos uno de los puntales de su economía). Se ha entrado en recesión en el segundo semestre y la política económica es percibida como errática.

Desde la estatización de YPF, la inversión se desplomó. La menor inversión, las restricciones al dólar y el cerrojo a las importaciones afectan a los sectores sociales medios y medios altos. La inflación, actualmente alrededor del 25% anual, destruye la economía y perjudica especialmente a los sectores de menores recursos. Las importaciones de bienes de capital han experimentado una notable caída (casi un 40% en el segundo trimestre).

No hay una plena división de poderes, ni partidos políticos fuertes y representativos para amortiguar los excesos de un sistema hiperpresidencialista. La sobreexposición mediática de la presidenta evita incómodas preguntas de la prensa, además del necesario proceso de debate en el Congreso.

Se carece de mecanismos de transparencia y de control de la corrupción. El gigantesco y oneroso aparato estatal se muestra incapaz de resolver cuestiones básicas como la seguridad y la infraestructura. El declive social queda reflejado en un ranking elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina donde la inseguridad aparece como la mayor preocupación. La apropiación de los poderes y organismos del Estado permite al Gobierno emplearlos arbitrariamente para hostigar y amedrentar a todas aquellas personas y empresas que disienten de su visión de la realidad. Es lo que se llama el apriete. El más claro es el ejercido a través de la Administración Federal de Ingresos Públicos. Otros son la Secretaría de Inteligencia, la Unidad de Información Financiera (organismo encargado de luchar contra el lavado de dinero), los fondos estatales? Incluso la Policía Federal y la Gendarmería se han convertido en eventuales herramientas de castigo, recortando sus servicios a distritos díscolos no alineados con las autoridades nacionales.

Mercosur

Por último, quisiera hacer dos apuntes sobre el Mercosur.

El primero es que Brasil es quizá el único país que se ha beneficiado del Mercosur en los últimos años. Argentina, Uruguay y Paraguay son cada vez más dependientes del gigante latinoamericano. Tienen que soportar altos aranceles externos comunes. Los resultados son malos tanto en saldo comercial deficitario como en volúmenes, ya que el comercio exterior creció más que el intra-Mercosur.

Mejor organizados que los demás miembros, los brasileños han obtenido buenos resultados. No solo en superávit comercial. También en la captación de inversiones directas. En comparación con Argentina, Brasil ofrece mayor continuidad en la política económica, más ortodoxia y coherencia a largo plazo, sin defaults ni quitas de deuda.

El otro punto es la incorporación de Venezuela, viciada de nulidad al no contar con el necesario consentimiento expreso de Paraguay -suspendido de forma controvertida-.

Aunque acoger a la tercera economía latinoamericana reporta ventajas, la inclusión de Venezuela complicará acuerdos y posicionamientos externos del bloque. Es dudoso que cumpla con normativas y reglamentos técnicos del Mercosur que antes rechazó. Y están por ver las implicaciones en la negociación del tratado con la Unión Europea, al que Venezuela se opone.

El ingreso de la Venezuela de Hugo Chávez -a corto plazo un aliado populista de Cristina Fernández- es cuestionable por el riesgo que conlleva de transformar un bloque económico en otro altamente politizado y proteccionista. El Mercosur se transforma así en un mecanismo político que obedece a los dictados -ante todo- de los presidentes de Venezuela y Argentina. Ha prevalecido lo político sobre el Estado de Derecho y las convenciones internacionales.

Marcos Suárez Sipmann. Analista de relaciones internacionales.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky