Firmas

Onanismo político

Aterra el grado de frivolidad de nuestra clase dirigente que en los momentos de absoluta gravedad, en lugar de resolver con prudencia y modestia los verdaderos problemas de país, dedica sus esfuerzos a la masturbación de las meninges, a la obtención de orgasmos metafísicos.

Me refiero a la insufrible levedad del núcleo director del Gobierno de Cataluña, Convergencia Democrática, que cuando el país se hunde, el tejido industrial desaparece y el paro aumenta imparablemente, en lugar de aproar la nave en la única dirección posible, en la dirección común de la realidad hoy existente que es el por ellos llamado Estado español, prefieren definir la solución en el horizonte utópico de una independencia-soberanismo profusa, difusa y confusa. Un proyecto que ante la negra realidad de hoy provoca una profundísima desconfianza, justamente cuando la sociedad requiere todo lo contrario: serenidad y seguridad en el rumbo.

España, en la zona de descenso

Los nacionalistas creen en la Cataluña soberana y yo en la España solidaria. Pero en este momento el barco común se encuentra sometido a una tempestad de intensidad máxima. Ese país que la memez zapateril afirmaba que jugaba en la Champions League se encuentra sumido en la zona de descenso. Somos el problema de Europa. Ese somos es la realidad económica desde La Coruña a Gerona, desde Bilbao a Cádiz.

Es suicida teorizar, ensoñarnos en idílicas salvaciones individuales, porque no hay ni tiempo ni ocasión para ello. Pues bien, cuando Europa nos contempla con profunda desconfianza, hay quienes barrenan con estúpida eficacia el casco de la nave proclamando horizontes soberanistas en los que el sol brillará por la mañana. Pero cuando lleguemos a tan maravilloso puerto ya nos habremos ahogado. La miseria moral, la cortedad de miras de nuestra casta política se ejemplariza: en lugar de resolver los problemas existentes, crean unos nuevos... para tampoco solucionarlos.

Javier Nart, abogado.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky