
Regresa a las librerías Carla Montero, autora de La tabla esmeralda (Plaza & Janés). Su nuevo título, La dama de la niebla (Destino), nos sitúa en la Europa de los años 30, en un periodo de entreguerras de fuerte tensión, con el auge del nazismo y la sombra alargada de la Segunda Guerra.
En el escenario de la novela, los rescoldos de la Gran Depresión, que dejó abatida a la sociedad. Crisis, colapso del comercio internacional y de la industria, desempleo y descontento. Hay un fuerte resentimiento en Alemania por el Tratado de Versalles. Hitler y el partido nazi consolidan su política expansionista al anexionarse Austria ante el miedo y la pasividad de las potencias occidentales. La Noche de los Cristales Rotos, preludio del horror, estaba cerca.
Este es el contexto de la Europa de 1937, que celebraba en Mónaco el Gran Premio. Aquí comienza la novela de Montero, en la llamada Golden Era del automovilismo ante un Montecarlo de glamour y lujo, punto de encuentro de ricos y brillos de Belle Epoque. Mila Kovac, la protagonista, es bella, elegante y valiente. Una mujer que ha alcanzado la fama como piloto de carreras en un mundo de hombres. Vive bajo la identidad de la dama de la niebla, por su conducción y por su carácter. La pérdida ha marcado su vida, tras la trágica muerte de su marido, el célebre Anton Behra, en circunstancias sospechosas. El duelo, la ausencia y el vacío impulsan a Mila a llegar hasta la isla de Man. Allí, frente las costas de Irlanda, se enfrenta a su pasado. Entra en escena el granjero Oliver Grant, que vive con su hija. Reservado y algo huraño, verá la llegada de los pilotos a la isla. Y verá a Mila. También conoceremos al piloto alemán de élite, afiliado al partido nazi, con el que Kovac mantiene una compleja relación.
La ex bailarina francesa que cambió los escenarios por su Bugatti
La autora nos abre la puerta a un mundo del motor que en aquel entonces era de perfil masculino y donde algunas mujeres desafiaron su rol asignado para ponerse al volante de su propio destino en un coche de competición. Una de ellas fue Hellé Nice, ex bailarina francesa que cambió los escenarios por su Bugatti, desafió a aclamados pilotos y se ganó la admiración del público. También destacó Lucy O'Reilly Schell, fundadora y directora de su propio equipo de carreras. Dos mujeres que se midieron al mismo nivel de exigencia que los hombres y que rompieron barreras de género de la época.

Montero nos traslada ese ambiente pre-bélico europeo. Tensión, miedo e incertidumbre recorrían el continente. La juventud apuraba el tiempo de paz en el cine, el arte de las vanguardias, el baile, el jazz y las competiciones deportivas. "Después del parón de la Segunda Guerra Mundial, los grandes premios de automovilismo volvieron a resurgir en 1950 con el nacimiento de la Fórmula 1", escribe la autora, que cita grandes pilotos de la época como Rudolf Caracciola, Bernd Rosemeyer, Tazio Nuvolari, Richard Seaman y Hellé Nice. "Ellos introdujeron la emoción, el dramatismo, la tecnología de vanguardia y el glamour" en un espectáculo que cuenta hoy con más de mil millones de aficionados y que mueve un mercado con ingresos de más 3.000 millones de dólares por temporada. Con esta novela, Montero rinde tributo a aquellos pioneros y a las mujeres que rompieron moldes: "Unas compitieron, otras fueron ingenieras, mecánicas, directoras de equipo, periodistas especializadas y gestoras al frente de algunas de las compañías del sector. Y todas ellas han servido de ejemplo para futuras generaciones de mujeres".

La dama de la niebla
- Carla Montero
- Destino
- 544 páginas
- 21,75 euros


'La tabla esmeralda'
Como decíamos, la escritora madrileña se consolidó en 2012 como una voz de éxito en la novela con La tabla esmeralda, con 200.000 ejemplares vendidos en nuestro país y con traducciones en Francia, Alemania, Polonia e Italia. Dos líneas temporales y tres escenarios se entrecruzan en el cuadro atribuido a Giorgione, bajo el título El Astrólogo. Una joven historiadora del Prado encuentra una carta fechada en los años de la Segunda Guerra Mundial. En la misiva, el autor sugiere la existencia del valioso El Astrólogo. Un hallazgo que pondrá en alerta al adinerado coleccionista alemán con el que Ana comparte su vida. En el camino de búsqueda del cuadro sale al paso un profesor experto en localizar arte expoliado por los nazis. Frente a ese Madrid actual, el París de la ocupación alemana, con un comandante de las SS que recibe el mandato de hallar el paradero del óleo. Hitler está convencido de que El Astrólogo alberga un enigma.