
Seguramente en más de una ocasión hayas tirado por el fregadero el agua hirviendo de la olla en la que estabas cociendo pasta o arroz, o por lo menos conoces a alguien que lo hace. Ahora bien, aunque a priori puede parecer un gesto de lo más común e inofensivo, lo cierto es que se deben tener en cuenta un par de cuestiones.
Y es que, pese a que el agua forma parte de este tipo de instalación doméstica, si se encuentra a una temperatura extrema podría suponer un riesgo para la integridad del conducto. Así lo explican los expertos, quienes recalcan que es importante conocer cuáles son los límites de los materiales con los que están hechas las conducciones y cómo responden al calor.
A tener en cuenta
En la gran mayoría de hogares españoles, el material más común y utilizado para los sistemas de evacuación es el PVC. Según expertos de Leroy Merlín, se debe a su fácil instalación, su precio económico y su gran capacidad para adaptarse a las diferentes necesidades, tamaños y grosores mediante piezas de unión.
Ahora bien, ¿qué es lo que ocurre cuando estas tuberías reciben agua muy caliente? Pues en primer lugar es importante tener en cuenta que estamos ante un material termoplástico, de forma que este mantiene sus propiedades en un rango de temperaturas moderadas, y podría deformarse si se superan los límites. Según los fabricantes, el PVC estándar soporta una temperatura de hasta 60ºC, más allá se vuelve más flexible y pierde resistencia.
Ante esta información, queda claro que verter agua hirviendo, que podría alcanzar los 100ºC, bastante más elevado que la temperatura permitida, se convierte en un riesgo.

Más detalles
Ahora bien, aunque es mejor evitarlo, echar agua hirviendo al fregadero de forma puntual tampoco supone el deterioro de las tuberías, aunque sí podría ir acortando su vida útil. Esta idea cobra más fuerza si estamos ante una instalación envejecida o ubicada en zonas muy frías, donde el choque térmico podría aumentar el riesgo de que aparezcan grietas.
Para evitar problemas, los expertos recomiendan dejar correr agua fría al mismo tiempo para reducir la temperatura, ir haciendo poco a poco, intentar que se temple un poco el agua antes de echarla o plantearse utilizar tuberías de otro material si no se puede reducir este gesto.