
Un "sólo le pido a Dios…que la Guerra no me sea indiferente…" retumbó anoche entre las imponentes piedras que forman el anfiteatro natural del considerado el mejor festival boutique del mundo. Los allí presentes, con la piel erizada, nos percatamos entonces que iba a ser una noche cargada de emociones porque si de por sí hay canciones que llegan al alma y remueven las tripas en lo más profundo de nuestro ser, interpretadas por una grande universal como es Ana Belén… lo imborrable estaba asegurado.
Porque sí, su show en Starlite comenzó con 'Sólo le pido a Dios' (originalmente del cantautor argentino León Greco), un tema que es todo un himno contra la guerra, todo un alegato de paz, toda una denuncia viva y fervorosa. Y desde el primer acorde, Ana Belén dejó claro que lo suyo no era sólo un regreso musical, sino una declaración de principios. Bajo el cielo estrellado de Marbella, en la Cantera de Nagüeles, la artista madrileña de 74 años convirtió Starlite Occident en un refugio íntimo donde la música, la memoria y el compromiso caminaron de la mano.

Con la serenidad de quien no tiene nada que demostrar y la pasión de quien aún tiene mucho que decir, Ana Belén reapareció en Starlite Occident sobre el escenario tras seis años sin cantar en directo. Vestida de naranja con una falda cuajada de volantes con al que no dejaría danzar toda la noche, la mítica cantante de 74 años se mostró luminosa, cercana, fue hilando canciones, recuerdos y reflexiones con la maestría de una narradora que conoce bien los latidos de este país.
Pero si hablamos de emociones, sin lugar a dudas, uno de los momentos más conmovedores llegaba cuando, micrófono en mano, Ana Belén decidió ser altavoz y poner su potente voz para reivindicar a quienes más sufren en los conflictos bélicos como el actual en la Franja de Gaza: "Las guerras nunca son neutrales si hablamos de género". "Un millón de mujeres y niñas soportan la peor parte en los territorios palestinos ocupados… Y a pesar de todo, muestran una humanidad extraordinaria". El silencio de la cantera fue absoluto. La emoción, colectiva.

Ana Belén –María del Pilar Cuesta Acosta, nacida en Madrid en 1951– ha dedicado su vida a contar historias, ya fuera como actriz, directora o cantante. Desde los años 70, su voz ha sido sinónimo de libertad, ternura y compromiso. Junto a Víctor Manuel o en solitario, ha firmado himnos como 'España, camisa blanca', 'Contamíname' o 'La Puerta de Alcalá', que anoche fueron coreados de pie por un público entregado.
"Hacía seis años que no estaba arriba de un escenario cantando, y ya había una necesidad de encontrarme así con todos vosotros. Muchísimas gracias, Starlite Occident, por esta noche de gloria", confesó, emocionada.
El repertorio que cantó y con el que nos hice disfrutar como nunca, tejió un puente entre el ayer y el mañana. A los clásicos se sumaron temas inéditos de su próximo disco, como 'Cinecittà' o el ya citado 'Que no hablen en mi nombre', que muestran que sigue mirando el mundo con curiosidad, valentía y sentido crítico. Y por supuesto, como ya menciona más arriba, no faltó ese "ahí está ahí está viendo pasar el tiempo", porque 'La Puerta de Alcalá' es un himno sin tiempo y con mucha vida, de ayer de hoy y de siempre. Entre canción y canción, compartió anécdotas, se rio, emocionó y recordó por qué su voz –literal y simbólicamente– forma parte del alma cultural de este país.

Entre el público, rostros como Miguel Poveda, Charo Vega o Sandra García-Sanjuán, alma mater del festival, acompañaron con respeto y admiración una velada que quedará grabada en la memoria del festival. La noche se cerró con un Starlite rendido a sus pies. Porque Ana Belén no da conciertos, sino que ella, ella da lecciones de vida, instantes de verdad, fragmentos de historia. Y porque, aunque pase el tiempo, hay artistas que, de verdad, nunca dejan de ser necesarios…