En la calle María Estuardo (rue Marie Stuart), en pleno corazón de París, acaba de inaugurarse Casa Pregonda, un restaurante que traslada a los comensales a Menorca sin salir de la capital francesa. Con una decoración que recuerda a una taberna mediterránea, el nuevo local propone una experiencia culinaria basada en los sabores menos conocidos de las Baleares, reinterpretados con un enfoque contemporáneo.
Desde el aperitivo, la carta sorprende con guiños a la tradición española: la sangría se elabora con cava y se aromatiza con verveine, mientras que la pomada menorquina, un cóctel típico de la isla, se sirve con gin de Mahón y limonada.
En cuanto a los entrantes, conviven las clásicas croquetas y anchoas con propuestas más originales como una ensaladilla rusa reinterpretada o unas palourdes con salsa de manzanilla y caviar, un plato que ha despertado entusiasmo entre los primeros visitantes.
La oferta principal no se queda atrás: la caldereta de langosta revisita la tradicional "caldera" menorquina, el arroz negro se carameliza al punto justo y se acompaña de carabineros crudos, y hasta las tortillas se atreven con la txistorra o el caviar.
Para terminar, los postres respetan la tradición ibérica con una deliciosa crema catalana, una tarta de queso y, para los más amantes del salado, el emblemático queso de Mahón.
Detrás de este ambicioso proyecto se encuentra el chef Alexandre Giesbert, conocido por sus restaurantes italianos Daroco, y el impulsor de la idea, Nicolas Hoyet, empresario y apasionado de la gastronomía, que se ha asociado con Valentine Dubois para dar vida a este nuevo concepto.
Con Casa Pregonda, París suma un espacio donde el espíritu de las tabernas de los puertos de Menorca y de las calles de Barcelona se fusiona con el savoir-faire francés, en un homenaje auténtico y moderno a la cocina mediterránea.