Evasión

Apoteósico regreso de Oasis tras 15 años con un concierto en Cardiff que conmueve a crítica y fans

Los hermanos Gallagher sobre un escenario

Después de más de una década de separación marcada por insultos, tensiones fraternas y dardos cruzados en la prensa, Oasis ha regresado. Lo que parecía un imposible —la reunión de los hermanos Gallagher sobre un escenario— se hizo realidad este viernes 4 de julio ante más de 70.000 personas en el Principality Stadium de Cardiff. El concierto marcó el inicio oficial de la gira de regreso de la banda británica más icónica del britpop, y la crítica ya lo califica de "noche histórica". Para los asistentes, fue mucho más que un concierto: fue un acto de comunión colectiva, una descarga emocional y, sobre todo, un reencuentro largamente anhelado.

Durante años, tanto los fans como los medios asumieron que una reconciliación entre Noel y Liam Gallagher era poco menos que utópica. Incluso en 2023, Liam concedió una entrevista a The Guardian donde calificó a su hermano mayor de «patata» y lo acusó de «vivir del pasado». Por eso, el anuncio de una gira conjunta pilló a todos por sorpresa. Sin embargo, el escepticismo inicial fue barrido por el fervor generalizado, que alcanzó su punto álgido en la capital galesa durante un show que muchos ya comparan con los míticos conciertos de Knebworth de 1996.

La respuesta de la prensa británica fue inmediata y mayoritariamente entusiasta. Alexis Petridis, del The Guardian, otorgó cinco estrellas al espectáculo y lo calificó como «una explosión de nostalgia y vitalidad». Aunque reconoció que algunas canciones como D'You Know What I Mean? sonaban algo forzadas, destacó la «tensión emocional fascinante» entre las letras melancólicas de Noel y la entrega visceral de Liam. «Lo canta como si estuviera al borde de la violencia», escribió Petridis, «y eso crea una energía que te arrastra como un vendaval».

En The Times, Will Hodgkinson también ofreció la máxima puntuación. Subrayó la importancia simbólica de Acquiesce, canción que resume a la perfección la compleja relación de dependencia entre ambos hermanos. Para Hodgkinson, el secreto de Oasis sigue intacto: «Noel tiene el alma sensible que compone himnos imperecederos; Liam, la voz y el corazón para convertirlos en arte puro». La química, a su juicio, no se ha oxidado. Por su parte, Dianne Bourne, en el Manchester Evening News, fue incluso más efusiva: «Bíblico, celestial, majestuoso», escribió. La periodista se mostró impresionada por la magnitud del 'mosh pit', que llegó a extenderse hasta las gradas, algo que —según ella— nunca había presenciado en años de cubrir conciertos.

Andrew Trendell, de NME, situó el concierto dentro de un contexto social más amplio. «En este 2025 lleno de incertidumbre y fragmentación, Oasis nos recuerda que todavía existen certezas emocionales». En su reseña habló de una generación que, a pesar del paso del tiempo, sigue encontrando en Oasis una identidad, un refugio y un punto de referencia. Neil McCormick, en The Telegraph, lo resumió con precisión: «Fue una reunión entre el público y su banda, entre el Reino Unido y su herencia musical». Aunque reconoció que algunos momentos rozaron lo banal, calificó el conjunto como «mágico y agotadoramente estimulante».

Momentos clave de una noche inolvidable

El repertorio fue un recorrido por todos los himnos esperados: Rock 'n' Roll Star, Live Forever, Some Might Say, Supersonic, Wonderwall y una emotiva Don't Look Back in Anger, interrumpida brevemente por el uso de bengalas encendidas en el público. El incidente obligó a parar la actuación durante unos minutos por motivos de seguridad, pero no empañó la atmósfera general de euforia. Pese a la frialdad en el trato directo entre los hermanos Gallagher —prácticamente no intercambiaron palabras durante todo el concierto—, sí hubo gestos de alto contenido simbólico. El más comentado fue la imagen de ambos caminando tomados del brazo al abandonar el escenario tras interpretar Champagne Supernova. La fotografía, capturada por decenas de medios, se ha convertido en el símbolo visual de una tregua que, aunque frágil, es real sobre el escenario. Muchos se preguntan si este reencuentro es fruto de una reconciliación sincera o simplemente parte de una lucrativa operación comercial. Las entradas agotadas en minutos, la venta masiva de merchandising y el anuncio de fechas adicionales en estadios de todo el mundo refuerzan la idea de que el regreso de Oasis también obedece a razones estratégicas. No obstante, incluso los más escépticos admiten que la conexión entre los Gallagher y su público permanece intacta.

La crítica especializada ha sido favorable. Sin embargo, algunas voces disonantes han hecho notar ciertos aspectos menos brillantes del evento. Petridis, en su misma reseña de cinco estrellas, apuntó que el concierto fue «meticulosamente planificado» y que careció del caos impredecible que definía a Oasis en su etapa más incendiaria. Rock News UK fue aún más duro, sugiriendo que «la energía venía más del público que de la banda» y que el concierto fue «una recreación escénica más que un acto de arte genuino». Otros medios, como el Evening Standard, criticaron el alto precio de las entradas, la ausencia de canciones nuevas y la falta de espontaneidad. Varios comentarios en redes sociales también aludieron a que la electricidad imprevisible de los Oasis de los noventa parecía, esta vez, algo domesticada.

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