
Congelar pan es una alternativa excelente para no desperdiciar comida, además de ser una solución genial para cuando no tenemos y necesitamos (por ejemplo, por la noche, cuando ya han cerrado los comercios o si tenemos muchos invitados y ya se han comido todo el pan reciente que teníamos); pero muchas personas optan por no congelarlo, ya que no saben cómo hacer para que al calentarlo no quede duro o chicloso. Sin embargo, existen algunos trucos para que al descongelarlo quede como recién sacado del horno.
Respecto a las barritas de pan o a las barras troceadas (es decir, porciones gruesas y de buen tamaño), podemos hacerlo tanto en microondas como en airfryer o freidora de aire.
Para el microondas simplemente envolveremos el pan aún congelado en una servilleta y lo introducimos, junto con un vaso de agua. Calentaremos en periodos de 20 segundos hasta comprobar que está hecho, siempre vigilando no pasarnos con el tiempo.
Respecto a la freidora de aire, tan solo hay que introducir el pan, recién sacado del congelador, unos 7 minutos a unos 150 grados, para que quede caliente tanto por fuera como por dentro.
Otra opción es cortarlo en rebanadas e introducirlo a la tostadora (recién sacado del congelador), en periodos de pocos segundos (en función de la potencia), y quedará tanto crujiente como caliente. Asimismo, también se pueden introducir las rebanadas en la freidora de aire con unos 5-7 minutos a 180 grados.
Estos trucos son perfectos para cuando necesitamos calentar el pan en pocos minutos, pero, si contamos con varias horas, simplemente podemos sacarlo y dejar que se descongele de forma natural (y quedará ideal igualmente). Lo más importante para que quede bien es que la barra haya sido congelada cuanto antes, ya que no es lo mismo congelar un trozo de pan que lleva 1 hora horneado que 10, puesto que ya habrá perdido parte de su esencia.