
En 2024 Eduardo Chillida habría cumplido un siglo. Tras el año dedicado al escultor donostiarra, Chillida Leku celebra el legado de Pilar Belzunce, su esposa. Un retrato íntimo a través de una exposición que conmemora los cien años del nacimiento de esta mujer que es una figura clave en la vida del escultor universal. Instalada en la sala 5 del caserío Zabalaga, la muestra descubre, a través de los retratos que Eduardo Chillida realizó tanto de ella como de sus hijos, pequeños fragmentos de su fortaleza y determinación, de su visión innovadora adelantada a su tiempo. Fotos superiores: Pilar Belzunce, en Saint-Paul-de-Vence junto a Ignacio Chillida, 1966. Foto Archivo Eduardo Chillida; y en el taller de Saint-Paul-de-Vence, 1979. Cortesía de la Sucesión de Eduardo Chillida y Hauser & Wirth. ©Zabalaga Leku. San Sebastián, VEGAP, 2025. Foto Archivo: Eduardo Chillida.
Belzunce y Chillida se conocieron a los 13 años. La educación anglosajona que Pilar recibió, crisol de dos mundos, entre Filipinas, donde su padre tenía una hacienda azucarera, y su casa familiar de Estella-Lizarra (Navarra), le reportaron intuición, agudeza y fortaleza. Se casaron en 1950 y de su matrimonio nacieron ocho hijos. Pilar fue el gran soporte de Eduardo. Le acompañó siempre en las decisiones más importantes que marcaron el camino de su vida. En 1942 su carrera futbolística profesional como portero titular de la Real Sociedad da un vuelco. Una lesión en la rodilla le obliga a abandonar los campos se enfoca en Arquitectura. Estudios que abandona en 1947 y, siguiendo los pasos de su nuevo camino artístico, comienza a dibujar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Y de Madrid a París, donde conoce a Pablo Palazuelo, José Guerrero y Eusebio Sempere. En palabras de Pilar Belzunce: "Mi fe en él era inmensa, siempre conseguía lo que buscaba y cuando comprendió que su camino era el arte, le apoyé sin vacilaciones y le di el aliento, el apoyo y la compañía en la aventura que íbamos a emprender".

"Soy como un árbol, con las raíces en un país y las ramas abiertas al mundo". Son palabras de Chillida, que encontró en su mujer "un apoyo constante". "El gran pilar de su familia", tal y como ha destacado Estela Solana, responsable de exposiciones de Chillida Leku. Esta determinación y confianza en el escultor fueron claves en su carrera, ya que Pilar se encargó de los asuntos prácticos y económicos, las relaciones con las galerías y museos hasta la crianza y educación de sus ocho hijos. Dejó a Chillida el espacio que requería para crear en libertad. Todo ello, además, sin abandonar un mundo propio atravesado también por el arte.

Pilar Belzunce. Retrato íntimo reúne una selección de fotografías, objetos personales y trabajos que nos acercan a su vida familiar. Amante de la belleza y de las hortensias, Belzunce firma pequeñas esculturas y acrílicos de flores que reflejan su pasión por la pintura. La muestra se completa con dibujos inéditos de figuras de Eduardo nunca antes expuestos y procedentes de la familia. "A través de ellos, Chillida expresa su fascinación por el pliegue y el límite. Dibuja y desdibuja haciendo tan importante la línea como el espacio; dibujos a tinta, a lápiz, rápidos, trazados o sombreados, incluso autorretratos, muestran una faceta poco conocida de Eduardo Chillida", afirma Estela Solana. Esta exposición se puede visitar hasta el 31 de enero de 2026. En Chillida Leku. Barrio Jáuregui 66. Hernani.