Evasión

El pueblo con uno de los nombres más curiosos de España tiene un castillo edificado sobre una antigua fortaleza romana

Cebolla /Foto: iStock

Ubicado en el corazón de la comarca de Talavera de la Reina, Castilla-La Mancha, encontramos un pueblo entre dos colinas que tiene una altitud de 440. Un pueblo bañado por el río Tajo que tiene una historia que llama la atención de los que oyen su nombre, uno de los más peculiares de España.

Pues sí, estamos hablando de Cebolla y aunque se pueda pensar que su nombre viene de esta hortaliza, ni mucho más lejos.

Según la web del propio Ayuntamiento, este topónimo no es otro que el recuerdo de una palabra árabe que más tarde conservaron los mozárabes y se debe al lugar en el que se fundó. Existen dos teorías que han llegado hasta hoy:

La primera es una castellanización del término árabe de "yevayla", literalmente quiere decir montecito o cerro, donde se asienta su Iglesia: "Deformó a Yubaila y de ahí a Zeboila".

La otra sería que este término viene del Gebel-Alá, Dios me ha hecho, y lo habría tomado porque el pueblo se levantó alrededor de su Mezquita, hoy día donde está la Iglesia.

Su término municipal abarca una extensión de 37 kilómetros cuadrados aproximadamente, dentro de la comarca y tiene forma de una especia de silla de montar invertida por cuya parte más baja pasa el arroyo Sangüesa.

Durante la Edad Media, Cebolla fue una villa de importancia en el Reino de Castilla y su desarrollo estuvo muy marcado por la agricultura. En el siglo XVI, formó parte del señorío de los condes de Cifuentes, y como otros muchos pueblos de la zona, fue evolucionando lentamente como centro agrícola.

A día de hoy Cebolla mantiene su núcleo urbano con calles estrechas, plazas simples y algunas casas señoriales que reflejan la arquitectura de la época. Hay mucho por ver en este curioso pueblo de poco más de 3.200 habitantes.

Un pueblo con patrimonio

Entre sus edificaciones más antiguas se encuentra el Castillo de Villalba, entre los siglos XI y XII, que se levantó por manos musulmanas sobre los restos de una fortaleza romana. Entre sus Bienes de Interés Cultural destaca su Ermita de Nuestra Señora de la Antigua y San Illán, con unas vistas impresionantes sobre el Tajo.

Sin embargo, lo primero que se ve al llegar es la iglesia de San Cipriano, siglo XVII, en el punto más alto del pueblo sobre el cerro. Se trata de un edificio en plano de cruz con tres naves y crucero mediante arcos torales de medio punto.

También hay partes de estilo más moderno contemporáneo, como el palacio de los Duques de Frías, en la misma plaza del Ayuntamiento.

Un entorno natural ideal

El Valle del Tajo ofrece un entorno natural perfecto, como la ermita de San Illán, uno de los lugares que tiene las mejores vistas del lugar.

Si lo que se quiere es disfrutar de una caminata en plena naturaleza, senderos como la Ruta Templaria o la Ruta de los Molinos son las indicadas.

La primera es una ruta circular de unos diez kilómetros, que se tarda aproximadamente unas tres horas. El camino arranca en la ermita de San Millán y atraviesa los principales lugares de interés, como el paso junto al castillo de Villalba.

Otra alternativa es perfecta para disfrutar del Tajo. Este sendero circular, también de unos diez kilómetros, es ideal para una caminata para apreciar la fauna y flora del lugar.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky