Evasión

El error que todos cometen al usar el horno: así se evita que el bizcocho se hunda por el centro y queda alto y esponjoso

Bizcocho con limón /Foto: iStock

La repostería es una de las actividades recreativas más practicadas en casa y, ya sea para una ocasión especial o directamente para el desayuno del día siguiente, no son pocos los que se animan a usar el horno y preparar algo dulce. Sin embargo, esto tiene su ciencia y controlar hasta el más mínimo detalle es fundamental para que no sea un desastre.

No son pocos los problemas a los que se puede encontrar un chef amateur a la hora de hacer un bizcocho: que crezca de forma irregular, se queme por alguna zona, tenga grietas, se hunda en el centro, esté seco o granuloso, tenga corteza dura, rebose del molde, quede apelmazado, no se dore, no suba o se pegue al molde.

Estos resultados suelen deberse a errores bastante comunes si no tienen mucha experiencia entre los fogones. Pero si se conoce el motivo se puede plantear una solución para que el bizcocho simplemente quede perfecto. Aunque hay uno que todos hacen (principalmente por las prisas) y no es otro que abrir el horno en mitad de la cocción.

El bizcocho crece de manera irregular

Hay dos razones por los que un bizcocho puede estar más alto de un lado que del otro, creando una especie de volcán o joroba en el centro.

  • Hay mucha harina. Calcular a ojo las medidas no suele funcionar, asegúrate que hayas puesto la que indicaba la receta. Aunque tienes que tener en cuenta que no todas las recetas que se encuentran por internet son correctas.
  • La temperatura del horno. Si se pone muy fuerte, para compensar que se te olvidó precalentar, al meter el bizcocho bajará la temperatura de golpe y no se conseguirá una cocción uniforme durante todo el tiempo.

Hay partes quemadas

Cuando un bizcocho se quema normalmente es porque no estabas controlando el tiempo, poco hay que hacer. Sin embargo, si en todo momento estabas pendiente y aún así se ha quemado los motivos podrían ser:

  • Se ha quemado por el fondo o los laterales. El molde es demasiado grande o profundo y la masa tarda más en hacerse por el centro. Las soluciones aquí son utilizar un molde que se adapte a las medidas o forrarlo con papel de horno para proteger el bizcocho.
  • Se ha quemado por los laterales. Cuando el molde está muy cerca de otros moldes o las propias paredes del metro genera aún más calor y se puede quemar este área en contacto.
  • Se ha quemado por arriba. Esto se da cuando se deja al bizcocho muy arriba próximo a la fuente de calor. Lo mejor es dejarlo en el centro y si se tuesta aún así tapar con una hoja de papel de aluminio.

Hay grietas profundas

Puede ser el menor de los problemas, principalmente tiene que ver con el aspecto y no con el sabor. Aunque también puede afectar a su estructura sobre todo al desmoldar.

  • Temperatura muy alta. La levadura ha subido muy rápido y no ha dado tiempo a que el bizcocho se adapte a su nueva forma provocando roturas.
  • Nos pasamos de tiempo. Asegurate no sacar el bizcocho del horno ni antes ni después.

Hundido en el centro o no ha subido

Es posiblemente el quebradero de cabeza de muchos cocineros amateurs a los que les encanta la repostería:

  • Temperatura muy baja. No es posible que la masa llegue a cocerse si la fuerza del horno no es la adecuada.
  • Abierto el horno antes de tiempo. La levadura es bastante delicada, por lo que nos puede jugar una mala pasa si se abre el horno, o incluso si se saca el bizcocho antes de tiempo. Empieza a actuar cuando entra en contacto con el calor y no se debe interrumpir con variaciones de temperatura. Es por ello que no hay que tocar nada del bizcocho, ni subirlo ni bajarlo ni taparlo ni nada, hasta que haya pasado 3/4 partes del tiempo de cocción.
  • Hay un exceso de grasa. Esto hará que pese más de lo normal y no pueda subir. Asegurate adaptar los ingredientes a tus recetas.

Estos son los más frecuentes, aunque para el resto las recomendaciones se repiten. Lo que más se tiene que tener en cuenta es que estos fallos son producto del despiste y no seguir la receta correctamente.

Ya se hayan usado temperaturas incorrectas, una mala elección o mal estado del molde, desequilibrios en la receta (tales como mucha harina y poca levadura), que no se hayan batido los ingredientes de manera correcta, usar ingredientes que no estuvieran a temperatura ambiente e incluso los ingredientes de poca calidad o moldes mal engrasados.

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