Desde su casa en los suburbios de Chicago, John Prevost, hermano mayor del recién elegido Papa León XIV, aún no termina de asimilar lo que vivió el mundo esta semana: su hermano menor, el cardenal Robert Francis Prevost, ha sido elegido sucesor de Francisco, convirtiéndose en el primer Papa estadounidense de la historia.
"Me quedé en shock", confiesa John, de 71 años y retirado de una carrera como educador y director de escuela. "El sábado pasado, en la iglesia, uno de los sacerdotes me dijo que en Las Vegas las probabilidades estaban 18 a 1 a favor de mi hermano. Él no tenía dudas. Estaba seguro de que sería él", declara en The New York Times. Pero cuando John llamó a su hermano antes del cónclave, Robert fue categórico: "No va a pasar, ni lo pienses". Durante la llamada, él le preguntó: "¿Él dijo: '¿Cuál debería ser mi nombre?'". Fue una especie de premonición que en cuestión de horas se convirtió en realidad. Y con ello, la tranquila vida de los Prevost en Illinois cambió para siempre. Desde el porche de su casa en New Lenox, un apacible pueblo de 27.000 habitantes a unos 65 km al suroeste de Chicago, John compartió recuerdos y reflexiones sobre su hermano, ahora pontífice bajo el nombre de León XIV. "Tiene una gran vocación por ayudar a los marginados, a los ignorados. Siempre ha sido así", dice. "Estoy seguro de que va a continuar el legado del Papa Francisco".
Según John, la amistad entre su hermano y Francisco es de larga data: "Se conocían desde antes de que Francisco fuera Papa, incluso antes de que Rob fuera obispo". Los Prevost crecieron en Dolton, una localidad al sur de Chicago, en el seno de una familia profundamente católica. Su padre, Louis, era superintendente escolar, y su madre, Mildred, bibliotecaria y muy activa en la vida parroquial. Asistieron a la iglesia y escuela de St. Mary of the Assumption, en la zona sur de la ciudad. Aunque el joven Robert dejó Illinois para estudiar en Michigan y luego en Pensilvania, regresó a su estado natal para completar sus estudios de posgrado y colaborar con los agustinos, la orden religiosa a la que pertenece. Su labor misionera lo llevó también al Perú, país donde pasó buena parte de su carrera pastoral.

John describe a su hermano como "moderado", una figura que no se inclina hacia los extremos. "No esperen posturas radicales, pero tampoco lo verán quedarse callado", advierte. "Sé que está muy preocupado por la situación de los inmigrantes. Eso lo tengo clarísimo. ¿Hasta dónde llegará con eso? No lo sé. Pero seguro no se va a quedar de brazos cruzados". En lo personal, lo describe como un hombre sencillo: "No es de lujos. No va a salir a cenar un menú de 19 platos", dice riendo.
Incluso recordó que el pasado agosto, León XIV pasó varias semanas en su casa en New Lenox, disfrutando de una vida tranquila. Desde el inicio del Cónclave, John no ha podido hablar con su hermano, pero espera poder hacerlo pronto. Entre las primeras preguntas que le hará están si podrá relajarse en su nuevo rol y si algún día podrá realmente "desconectarse" del deber papal. También espera viajar a Roma pronto, aunque aún no sabe cómo ni cuándo.Y entre tantos rumores sobre el nuevo Papa, John aclara uno en particular: "No es fanático de los Cubs, como algunos dijeron. Siempre ha sido de los White Sox. Eso sí que no ha cambiado".