Evasión

Este pequeño pueblo español tiene las casas más baratas y vistas de lujo: ya lo están descubriendo los extranjeros

No es ninguna novedad que los medios internacionales miren hacia nuestro país cuando se habla de destinos vacacionales en climas cálidos. Sin embargo, lo que se está volviendo cada vez más habitual es que miles de extranjeros -procedentes de países como Polonia, Reino Unido, Suecia o Estados Unidos- elijan España no solo para descansar unos días, sino como lugar de residencia permanente tras la jubilación.

Tal y como ha dado a conocer el medio británico Euro Weekly News hay cuatro nuevos destinos en los que la calidad de vida es mucho mejor aunque no se cobre mucho durante la jubilación. Entre ellos Almuñécar, en plena Costa Tropical, es la primera en la lista. "Antaño un tranquilo pueblo pesquero, ahora es un destino radiante para los amantes del sol que buscan su trocito de paraíso mediterráneo, sin el ajetreo de Marbella", sostienen.

En este punto de costa los apartamentos siguen siendo asequibles y hay una "enorme comunidad de expatriados". Destacan de sus calles que son anchas y los edificios bajos, dando una sensación de amplitud.

Tiene algunas de las playas más largas de todas por un lado y por el otro la montaña con sitios como Sierra Nevada. Pero este rincón se ha convertido en un destino cada vez más codiciado por quienes buscan algo más que sol y mar.

Lo que más llama la atención en Almuñécar es la relación calidad-precio. Mientras que en otros puntos del litoral español los precios se han disparado en los últimos años, aquí todavía es posible adquirir viviendas con vistas al mar por cantidades notablemente más bajas. Muchas de estas casas se sitúan en urbanizaciones tranquilas en las laderas de las montañas o en primera línea de playa, rodeadas de vegetación, con acceso a servicios y con la posibilidad de disfrutar de terrazas orientadas al sol durante todo el año. Y todo esto, sin renunciar al carácter de un pueblo tradicional.

Su casco histórico, de origen fenicio y romanizado más tarde, esconde rincones únicos, como el castillo de San Miguel o los restos de un acueducto romano que aún atraviesa algunas zonas del pueblo. El paseo marítimo, largo y cuidado, conecta calas y playas urbanas, siempre con la sierra de fondo.

Cada vez más inversores pequeños y jubilados europeos apuestan por Almuñécar como un refugio asequible y acogedor. Es fácil entender por qué: aquí se puede vivir frente al mar sin tener que pagar una fortuna, disfrutar de un estilo de vida pausado, sin renunciar a los servicios esenciales, y formar parte de una comunidad internacional que crece.

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