Especial Recursos humanos

Flexibilidad y agilidad desde la perspectiva de las personas

Imagen: Getty

Estos días, en nuestros confinamientos respectivos, hemos constatado que el trabajo no es lo mismo que el puesto de trabajo. Hemos hecho las tareas y nos hemos extenuado delante de pantallas servidas por mil plataformas para crear valor para nuestras organizaciones y para nuestros clientes. Es la primera vez que separamos de un modo tan brutal trabajo y puesto de trabajo. Claramente intuimos que vemos organizaciones en las que no desaparecerá el trabajo y que reconfigurarán el concepto de puesto de trabajo tradicional. También hemos aprendido que más importante que el teletrabajo ha sido la confianza que lo sustentaba. Hemos tenido experiencias de gestión en las que las personas han tenido más autonomía, más empoderamiento y en las que el ejercicio ha salido bien.

Ahora deberíamos preservar lo que ha salido bien y cambiar ahora las cosas importantes antes de regresar y ser atrapados por el día a día. En casa también hemos constatado otra cosa. Nosotros trabajamos desde nuestro hogar, con máquinas, pero los únicos que tenemos consciencia de trabajo somos las personas. Las máquinas funcionan, pero las personas trabajamos. Y aunque es cierto que podemos hablar de esfuerzo de las máquinas, cuando hablamos de esfuerzo nos referimos a las personas, y sobre ello este confinamiento también nos ha ratificado lo que ya sabíamos. En este confinamiento, aquellas personas que en las empresas trabajaban lo justito y salían a hacer muchos cafés, ahora hacen cafés en casa y trabajan todavía menos; y los que trabajaban mucho entonces, han trabajado más ahora.

Aunque ya se oyen algunas voces fanáticas del teletrabajo, lo realmente importante es ir definiendo organizaciones muchos más flexibles y adaptables, que usen todas las combinaciones que la tecnología permite, que hagan un mayor uso de reuniones virtuales para evitar desplazamientos innecesarios, pero que reserven los espacios presenciales para todo aquello en lo que la presencialidad aporta un valor insustituible. Después de la COVID-19 no debería venir solamente más teletrabajo, deberían surgir organizaciones que operan con la perspectiva de las personas, que son más flexibles y mucho más ágiles.

Xavier Marcet es presidente de Lead for Change

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