Especial medio ambiente

Damm, cadena productiva respetuosa, de principio a fin

Tan solo unos segundos emplea una persona en abrir una lata o un botellín de cerveza. Un acto minúsculo que, en cambio, lleva tras de sí todo un proceso de elaboración que comienza con el cultivo de cebada, la transformación de la misma en malta, la fabricación, el envasado, la distribución y termina, como hemos dicho, entre las manos del consumidor.

En todo este largo proceso, la empresa de bebidas española Damm -que, además de cerveza, elabora, envasa y distribuye agua, refrescos, leche y derivados lácteos- se ha esmerado para pasar de la economía lineal -producir, utilizar y tirar- a la economía circular, que acaba por regenerar o reciclar los residuos. Y es que, como la propia compañía explica, "entendemos la sostenibilidad como parte de nuestra identidad, clave en nuestra estrategia y una parte esencial de nuestra visión y valores". Así, en 2017, Damm destinó más de 6 millones de euros a proyectos medioambientales.

El término ecoeficiencia -consumir menos recursos naturales y generar menos emisiones y residuos- es, desde hace años, uno de los pilares fundamentales de la compañía y, como veremos a continuación, está implícito en la gestión ambiental de toda su cadena productiva, desde el campo al consumidor final.

Proveedores de proximidad

Como bien explican desde Damm, el 95 por ciento de la huella hídrica de la cerveza que producen proviene del gasto de agua en los campos de cebada, cereal utilizado para fabricar la malta con la que se elabora esta bebida. Es por eso que, desde la compañía, se encargan de asesorar a los agricultores para que su consumo de agua en los cultivos se minimice.

A esta iniciativa se suma la prioridad de la compañía por trabajar con proveedores locales, lo que permite cuidar del entorno desde un punto de vista ecológico, pues se reduce la necesidad del transporte a larga distancia. Como informan desde la empresa de bebidas, más del 95 por ciento de sus proveedores está ubicado en la Península Ibérica.

Entre sus acciones para fomentar el cultivo local de materias primas cabe destacar la plantación de ocho hectáreas de lúpulo en la localidad de Prades (Tarragona), llegando a cosechar más de 1.250 kilogramos de este ingrediente fundamental para la elaboración de la cerveza. Esto ha sido posible gracias a la colaboración de Damm con la Cooperativa de la localidad tarraconense y seis agricultores.

Por otra parte, las preformas de PET que sirven para la fabricación de las botellas de Veri, marca de agua mineral de Damm, proceden de la ciudad oscense de Barbastro, lo que ejemplifica, una vez más, la fuerte apuesta de la compañía por la máxima proximidad.

Fábricas sostenibles

El respeto y cuidado del medio ambiente en las fábricas de Damm comienza desde su concepción arquitectónica, así la edificación de las mismas se lleva a cabo aprovechando construcciones o partes de construcciones existentes, reutilizando los materiales de demolición. También se emplean materiales más eficientes y se trata siempre de aprovechar al máximo la luz natural. Además, llevan más de diez años instalando placas solares en las cubiertas de sus naves de producción y almacenes. Más allá de la luz natural, las fábricas del grupo cuentan con luminarias LED y fluorescentes de bajo consumo. Como informan desde la compañía, solo en su fábrica de El Prat de Llobregat (Barcelona) se consiguió reducir el consumo eléctrico en un 85 por ciento al sustituir las lámparas de descarga de vapor de mercurio por luminarias LED. Dicho centro de producción de El Prat, al igual que otros once del grupo Damm, consume electricidad con certificación de garantía de origen verde. Estas fábricas cuentan también con sistemas inteligentes para la gestión más racional y eficiente de la iluminación y climatización. Así, la compañía ha logrado reducir, entre los años 2008 y 2017, el consumo de electricidad y calor en un 30 y 42 por ciento, respectivamente.

Por otra parte, en la última década, el consumo de agua en las fábricas de Damm se ha reducido un 37 por ciento. En este sentido, la compañía se encuentra trabajando en diferentes proyectos para la recuperación de aguas de proceso y su reutilización. Actualmente, en Damm se reutiliza cerca de 10 por ciento del agua consumida en fábrica.

"Trabajamos buscando la gestión de residuo cero", explican desde la compañía, "aplicando la siguiente jerarquía: prevención; preparación para la reutilización, reciclado, búsqueda de cualquier otro tipo de valorización, incluida la valorización energética, y evitamos siempre que sea posible la eliminación".

El 80 por ciento de los residuos generados en las fábricas de cerveza de Damm son valorizables y más del 99 por ciento se convierte en residuos valorizados. En las fábricas de agua mineral las cifras son ligeramente superiores, pues el 88 por ciento de los residuos generados es valorizable. Cabe destacar también que en estas últimas fábricas, la compañía ha logrado, en los últimos diez años, una reducción de las emisiones de CO2 del 59 por ciento.

En total, seis de los centros de producción de Damm tienen su sistema de gestión ambiental certificado según la norma ISO14001. Entre los objetivos de la compañía se encuentra que, en un futuro, todos sus centros dispongan de dicha certificación.

Además de apostar por las energías alternativas con la transformación de su flota hacia vehículos impulsados por gas natural o eléctricos, Damm ha propiciado, a nivel nacional, el uso del llamado BeerDrive, sistema de camiones cisterna refrigerados que lleva directamente la cerveza desde la bodega a los negocios de hostelería que disponen de sus propios tanques.

Distribuidores y consumidores

Y más allá de este paso final, la cervecera Damm se ha propuesto recuperar y reciclar todos los envases que pone en el mercado. Para ello, realiza estudios de mercado, participa en grupos de trabajo especializados y genera campañas de concienciación junto a instituciones como Cerveceros de España, Ecovidrio y Ecoembes. Además, los compactadores de latas que la empresa instaló hace 25 años en el litoral mediterráneo para reciclar el aluminio consiguen recuperar cada verano un millón de latas. Todo un logro, sin duda, por el que merece la pena brindar.

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