Que 2017 fuera un año levemente más fresco que el anterior es esperanzador, pero está lejos de poder considerarse una buena noticia. Y es que mejorar respecto a 2016 -el año más caluroso desde que se guardan registros- era poco menos que una obligación improrrogable.
La temperatura mundial media durante el año pasado fue 0,9 grados centígrados superior al promedio de 1951-1980, según la NASA, lo que lo convierte en el segundo peor dato de la historia. Los científicos de la NOAA (la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, también dependiente del Gobierno de EEUU) consideran, en cambio, que 2017 fue solo el tercero más cálido. 2018 va camino de convertirse en el cuarto.
Estas cifras condensan la gravedad de un desafío que exige medidas en todos los frentes. Aunque tarde, la comunidad internacional ha reaccionado con iniciativas encomiables entre las que sobresale el Acuerdo de París de 2015, donde 197 países mostraron su compromiso para reducir el avance del cambio climático. En la Unión Europea (UE) ha habido progresos notables, como la reducción de los gases de efecto invernadero (GEI), hoy un 22 por ciento menores que en 1990.
En julio de este año, el Parlamento Europeo aprobó el acuerdo que garantiza que el 32 por ciento de la energía en la UE sea renovable en 2030. Adicionalmente, se ha fijado el objetivo para ese año de que la tasa de eficiencia energética sea del 32,5 por ciento. Ello se suma al compromiso de minorar al menos en un 40 por ciento las emisiones de CO2 con el mismo horizonte temporal.
España, hacia el buen camino
Nuestro país también ha registrado un progreso apreciable. Su nivel de emisiones globales fue en 2017 un 23 por ciento menor que en 2015. Sin embargo, el dato preliminar del año pasado supera en un 4,4 por ciento el registro anterior, y alcanza los 338,8 millones de toneladas. El aumento de las emisiones por la generación de electricidad, debido a la mayor producción en centrales de carbón y ciclos combinados, y una caída del 49 por ciento en la producción hidráulica provocada por la sequía son las principales razones de este aumento. En la UE, los indicios también apuntan a una subida en las emisiones de GEI el año pasado.
Para cumplir los objetivos, España debería disminuir en 108 millones de toneladas sus emisiones de gases nocivos para 2020 cumplir sus objetivos europeos. Según datos oficiales, el sector con más peso en las emisiones de GEI es el energético (75 por ciento), seguido de la agricultura (11 por ciento). Por gases, el CO2 supone un 80 por ciento de las emisiones totales, seguido del metano (12 por ciento), el N2O (5 por ciento) y los gases fluorados (3 por ciento).
Por todo ello, el papel de las empresas en esta tarea resulta fundamental. En particular, el desempeño de las cotizadas, en razón de su tamaño y su visibilidad, es particularmente relevante. Según el informe de CDP Climate Change Report 2017, elaborado por Ecodes y que recoge las calificaciones relacionadas con cambio climático de PwC, las compañías españolas han tomado el liderazgo. Involucrando a altos ejecutivos y estableciendo objetivos fundamentados en la ciencia, superan con creces al resto de Europa continental -y la muestra global CDP- respecto a dos indicadores del estudio a largo plazo cruciales en relación con acciones climáticas. Pero ¿en qué consiste este informe?
Cada vez más implicados
CDP es una organización sin fines de lucro que dirige el sistema de divulgación global para inversores, empresas, ciudades, estados y regiones a fin de gestionar su impacto en el medioambiente. La valoración que CDP realiza de cada compañía en función de sus resultados se considera una referencia global en materia de sostenibilidad.
De las 85 empresas españolas identificadas como las de mayor capitalización, 49 han participado en la encuesta CDP 2017, informando sobre sus resultados y acciones para mitigar las emisiones de carbono correspondientes al año 2016. Esto supone un 57 por ciento de participación, lo que representa un incremento del 14 por respecto a la participación de CDP 2016, crecimiento bastante superior al 2,4 por ciento de los últimos años.
El informe destaca que, si bien el incremento en la participación de las empresas españolas en la encuesta CDP ha sido constante, el de este año supone una aceleración significativa en esta tendencia.
El aumento de la participación se produjo en cuatro sectores: financiero, industrial, tecnologías de la información y electricidad y gas. Aunque que el sector de materiales fue el único que redujo su participación, esta fue de solo una empresa. Es decir, este año casi todos los sectores han mantenido su participación o la han incrementado.
Se han registrado, no obstante, algunos retrocesos en indicadores como el porcentaje de empresas que comunican objetivos de reducción de emisiones o que cuentan con productos y servicios que permiten la reducción de GEI, pero los autores del informe explican que puede deberse a la incorporación de nuevas empresas a la muestra de este año.
En otros indicadores se han mantenido los niveles de 2016, como es el caso del porcentaje de empresas en las que el manejo del cambio climático se gestiona en el consejo de administración (100 por cien), el porcentaje de empresas que otorga incentivos al desempeño en cambio climático (92 por ciento), o el de empresas que ha integrado el cambio climático en su estrategia empresarial (94 por ciento).
El desempeño constatado por CDP España viene a confirmar que los esfuerzos de las empresas españolas cuentan con bases sólidas, necesarias para transitar hacia una economía baja en carbono. Además, las compañías que se incorporan denotan un claro ímpetu por ponerse a la altura del resto.
La principal herramienta para progresar en este sentido, a juicio de los datos de la encuesta, son los incentivos económicos, que recaen en una mayoría de los casos sobre los gerentes de departamentos como medioambiente o energía. Sin embargo, un tercio de las empresas consultadas extiende estas recompensas a la totalidad de la plantilla.
Menos emisiones
Los sectores de materiales, electricidad y gas, industrial y energía siguen siendo los que aglutinan la inmensa mayoría de las emisiones; en la muestra de este año, son responsables del 99,4 por ciento de las emisiones de alcance 1 -aquellas producidas directamente- y el 82,3 por ciento de las de alcance 2 -derivadas de la electricidad consumida y comprada por el agente emisor-.
Los datos de este año evidencian algunos cambios de interés. En primer lugar, se ha observado una importante disminución de las emisiones en el sector de electricidad y gas, tanto en las de alcance 1 como de alcance 2, lo que ha permitido reducir las emisiones totales del sector en un 15,5 por ciento respecto a los datos del año previo. Endesa, Gas Natural e Iberdrola, los mayores emisores en este grupo, han liderado esta disminución.
El sector con mayores emisiones -materiales- también se ha anotado una disminución, aunque pequeña: el 1,5 por ciento. Los autores del informe precisan que este año no participa ArcelorMittal, "que ha sido la responsable de la reducción de emisiones en este sector".
Los ramos de productos de consumo básico y financiero han recortado sus emisiones un 11,4 por ciento y un 4 por ciento respectivamente con relación al año anterior. Aunque en el resto de actividades han aumentado, en términos globales las emisiones de 2017 se han reducido un 3,2 por ciento (2,7 por ciento las de alcance 1 y 8,3 por ciento las de alcance 2). Un resultado que CDP España considera "muy positivo".
Además, un 92 por ciento de las compañías tiene objetivos de reducción concretos. De los 154 señalados, solo le 29 por ciento son basados en la ciencia. Pero 13 empresas españolas se han adherido a la iniciativa Science Based Targets (SBTI), que certifica la validez de dichos objetivos. Ferrovial y Telefónica ya lo han logrado.
Es también reseñable el hecho de que la principal razón para el descenso de las emisiones es (en un 82 por ciento de los casos) el haber aplicado acciones de mitigación. Solo el 14 por ciento de las empresas consultadas aduce una reducción de la actividad para justificar el descenso. Ello permite ser optimistas y constatar que el éxito pasa, sobre todo, por ponerse manos a la obra.