
El compromiso de Heineken con el cambio climático va más allá de acciones puntuales y, por ello, apuestan por programas pioneros como Drop the C, donde la compañía pretende aumentar su cuota de energía térmica renovable y electricidad en producción del nivel actual de 14 por ciento a 70 por ciento para 2030.
De hecho, la cervecera ha alcanzando dos años antes de lo previsto los objetivos que se había marcado en el área de producción, tras reducir en un 41 por ciento sus emisiones de CO2 en la última década. Los esfuerzos de la compañía para minimizar su huella de carbono se centran también en el área de distribución, donde se ha conseguido un ahorro del 14,7 por ciento respecto a 2010; así como en las áreas de refrigeración, envases y embalajes y en el cambio en el modelo de gestión de sus residuos hacia una economía circular.
Otras iniciativas consisten en optimizar la capacidad del transporte y fomentar el transporte colaborativo a través de acuerdos con otras compañías, aprovechando los viajes de vuelta para reducir los "kilómetros vacíos". Además, Heineken España es la primera cervecera de la región de Madrid que utiliza un camión híbrido para repartir sus marcas en el centro de Madrid. El camión híbrido opera bajo el identificador ECO de la Dirección General de Tráfico y evita un 23 por ciento de emisiones de CO2 respecto a otros vehículos de similar formato.
Otro programa destacable es Water Balancing que pretende que el balance hídrico de la compañía sea neutro (devolviendo a la naturaleza la mayor cantidad de agua posible, compensando así al medio por su uso). La compañía trabaja en la disminución del consumo de agua en sus cuatro fábricas de España (Madrid, Valencia, Sevilla y Jaén). Dentro de esta iniciativa se encuentra el Proyecto Doñana, que ha conseguido ahorrar 1.000 millones de litros de agua durante 2017. El proyecto en Sevilla contó con una inversión de 300.000 euros, en 2017 se restituyeron al medio 1.000 millones de litros de agua. Las intervenciones desarrolladas han supuesto la restauración ambiental de cuatro humedales: la Laguna de La Dehesa de Abajo, la Laguna de las Pardillas, la Laguna de San Lázaro y la creación de la Laguna del Lince (en el antiguo Barrero del Arrayán). Este proyecto, ya finalizado, ha supuesto importantes beneficios ecológicos y ambientales (favorecimiento del desarrollo de especies en vías de extinción: aves, lince…) además de una importante compensación hídrica, acreditada por la Universidad de Granada.
El Proyecto Olivo (aún en marcha) tiene una inversión de 150.000 euros (con una duración de cuatro años). Representa una importante innovación en la agricultura, al integrar la producción de cebada en los olivares de la cuenca del Guadalquivir.
Asimismo, Valencia cuenta con el proyecto Cañaveral (también en marcha), con una inversión de más de 250.000 euros. Las actuaciones previstas permitirán aumentar la cantidad y calidad de sus aguas, compensando al medio con 348 millones de litros de agua, el equivalente a 1,5 veces la producción de cerveza de la fábrica de Heineken España en Valencia.
A estos proyectos hay que añadir el programa de eficiencia y ahorro de agua implementado en sus centros de producción, con el que ha reducido en un 28,5 por ciento su consumo de agua en la última década.
En esta misma línea, la estrategia de sostenibilidad Brindando un Mundo Mejor establece, a su vez, otras cuatro áreas de actuación: compras locales y sostenibles; creciendo con las comunidades (apoyando iniciativas culturales, deportivas, vinculadas a la innovación y el emprendimiento y, por supuesto, apoyando la gastronomía y la profesionalización de la hostelería); consumo responsable; y seguridad y salud.