Las asociaciones de consumidores advierten de que "el 99% de nuestros productos" tienen obsolescencia programada. Benito Muros, presidente de la Fundación Energía e Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada (Feniss), alerta de que es un problema global que se "extiende a todo tipo de aparato". De hecho, defiende que los productos están diseñados para romperse al poco tiempo. Por ejemplo, los electrodomésticos están fabricados, dependiendo de la gama, para durar "desde los dos hasta los 12 años cuando son aparatos que deberían durar más de 50 años sin problemas". Como resultado, los ciudadanos están pagando de más una media de "40.000 o 50.000 euros a lo largo de su vida" por productos que "deberían durar 40 años más", afirma Muros.
Desde la fundación se otorga el sello ISOPP a aquellas empresas que cumplen con un decálogo de buenas prácticas orientadas no solo a luchar contra la obsolescencia programada, sino también a promover el comercio justo, la responsabilidad medioambiental, la integración social, la conciliación de la vida laboral y personal o la contratación de empresas locales.
Una empresa catalana comercializa la primera bombilla reparable y sin obsolescencia programada
De esta forma, Benito Muros creó la empresa Light & Life Technology. El ingeniero barcelonés se preguntó cómo era posible que las bombillas que se fabrican ahora duren tan poco y la del parque de bomberos de Livermore llevara un siglo funcionando.
Por lo que decidió apostar por unas bombillas que alumbran sin consumir apenas electricidad, siendo fabricadas sin obsolescencia programada. La empresa catalana comercializa la primera bombilla del mundo reparable y fabricada sin obsolescencia programada. Fabrican productos con más de 40 años de vida, con garantía de 10 años y que además permiten un ahorro energético de hasta el 93%.
Bombilla de Livermore
En la ciudad de Livermore, ubicada en California, una bombilla incandescente lleva 115 años encendida casi sin interrupciones. Tal y como afirma Feniss, su historia empieza en 1901, cuando una estación de bomberos de una ciudad de California decidió alumbrar de día y de noche una de sus estancias. Para llevarlo a cabo utilizaron una bombilla incandescente inventada por Adolphe A. Chaillet y su producción había estado a cargo de la Shelby Electric Company.
Solo ha habido un momento, sin embargo, en que la bombilla hizo un parón en su servicio. Cuando en 1976 se trasladó de la estación de bomberos donde se encontraba hasta ese momento a una nueva estación, la número 6, donde se encuentra actualmente. Fueron 22 minutos sin lucir, pero para ello se montó todo un despliegue operativo para hacer el traslado y que la bombilla no sufriera ningún tipo de desperfecto.
La iluminación LED sólo desperdicia un 5% de la energía que usa en forma de calor
Asimismo, según la Feniss se calcula que lleva más de 1.000.000 de horas dando luz a pesar de que la vida de una bombilla incandescente es de entre 750 y 2.000 horas. De esta forma, está declarada como la bombilla más antigua conocida que aún funciona por el Libro Guiness de los Récords.
No obstante, tal y como señalan desde la fundación, a día de hoy la bombilla de Livermore se considera poco eficiente, debido a que consume demasiada electricidad en relación a la cantidad de luz que emite, ya que en este tipo de bombillas gran parte de la energía consumida se disipa en forma de calor.
Bombillas LED
Una forma de contribuir al cuidado del medio ambiente es el uso de bombillas LED. Entre sus ventajas destaca que la iluminación LED utiliza el 95% de la energía para la luz y solo el 5% se desperdicia al calor, haciéndolas más duraderos y ecoeficientes. Por otro lado, a diferencia de otras luces más comunes como las luces fluorescentes, las luces LED no contienen elementos tóxicos y cuentan con una mejor calidad de distribución de luz. Asimismo, las luces LED tienen una mayor vida útil, pudiendo llegar a cambiar una bombilla cada cinco o diez años.