
Los niños tienen una gran capacidad de aprendizaje. Desde pequeños adquieren conocimientos que les resultarán imprescindible en su día a día años más tarde, y la educación financiera no debería dejarse de lado. Empezar desde edades tempranas puede tener grandes beneficios en un futuro.
En España, la formación financiera sigue siendo una asignatura pendiente. Según el último Informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), realizado a estudiantes de 15 años, uno de cada cuatro adolescentes españoles no tiene nociones sobre Finanzas. En los adultos, este hábito no cambia, y aunque la nota media derivada de la evaluación de los conocimientos financieros es de 6 sobre 10, los resultados demuestran que casi la mitad de la población (46%) cree que sus conocimientos financieros son "bajos" o "muy bajos". Otro 46% dice que son "medios" y solo el 8% declara tener conocimientos financieros "altos" o "muy altos", según la Encuesta de Competencias Financieras realizada a una muestra de la población española con edades comprendidas entre los 18 y los 79 años, por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Además, solo el 58% de la población española comprende el concepto de "inflación" y más del 75% reconoce que debe mejorar sus conocimientos en materia financiera para optimizar la gestión de sus propias finanzas personales.
En otro estudio sobre la Educación financiera y decisiones de ahorro e inversión, realizado este pasado marzo por la CNMV, se muestra que aquellos que más saben sobre finanzas ahorran más. Si bien las rentas más altas tienen mayor capacidad de ahorro, queda contrastado también que cuanto más elevada es la educación financiera hay más tendencia a ahorrar.
Los resultados de las encuestas remarcan también la importancia de las primeras etapas formativas en el aprendizaje de las competencias económicas, donde la relación entre el nivel de renta y el conocimiento de los asuntos relacionados con las finanzas van de la mano.
Por otro lado, la crisis económica global de 2008 puso de manifiesto cómo las carencias en la educación financiera de la población podían derivar en decisiones financieras no informadas. Por ello, este informe pone de manifiesto la necesidad de continuar avanzando en el desarrollo de programas de este tipo de educación, de manera que permitan a la población tomar decisiones certeras en esta materia, en unos mercados financieros cada vez más complejos.
Aplicaciones interactivas
Tanto es así, que en los últimos años se han incrementado el número de aplicaciones para ayudar a los más pequeños a formarse en este sector, de especial importancia en su día a día, presente y futuro. Algunas de esas herramientas digitales son: Life Hub que, de manera lúdica, enseña a niños y adolescentes educación financiera a través de 24 módulos adaptados a distintos rangos de edad comprendidos entre los 3 y los 18 años, que a su vez se dividen en tres apartados; gestión del dinero, espíritu empresarial y gestión de la vida.
Goalsetter es otra aplicación que permite a los más pequeños cuidar su dinero con ayuda de sus familias, mediante tres categorías: ahorro para el futuro, compartir con otros y vivir experiencias importantes.
Otra de ellas sería Banqer, que ofrece experiencias prácticas a niños de primaria sobre el manejo de su economía, mientras les permite gestionar ingresos, gastos y futuros presupuestos mediante juegos, de manera que aplicado en el aula, sean clases amenas y divertidas.
Nueva propuesta educativa
Con el fin de invertir la tendencia negativa de la formación financiera en España, el Banco de España, la CNMV y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, firmaron el pasado año un convenio de colaboración para desarrollar un plan de educación financiera que se pudiera integrar en el sistema educativo.
Este año, a finales de abril, presentaron una propuesta para la ampliación de contenidos relacionados con la competencia financiera en el diseño del próximo currículo escolar, en el que se pretendía que los estudiantes de todas las edades en educación obligatoria recibieran contenidos relacionados con esta "nueva materia".
En este sentido, el documento propone que los alumnos de educación primaria desarrollen competencias tales como "comprender el papel que el dinero juega en nuestras vidas" o "gestionar adecuadamente el dinero", mientras que los alumnos de secundaria se enfrenten a competencias como "planificar y utilizar los ingresos y otros recursos a corto y largo plazo para mejorar el bienestar financiero", "gestionar los riesgos financieros" o "conocer y comprender el entorno financiero", entre otras.