
La formación continua se ha convertido en una pieza clave a la hora de potenciar nuestros conocimientos y crecimiento de habilidades. Un aprendizaje, a priori, voluntario y electivo, pero que cada vez es más necesario para acceder al mercado laboral, sobre todo en este momento de constantes cambios.
Así lo corrobora Helmer Balcázar, presidente ejecutivo de Aicad Business School, "los alumnos van desde estudiantes de postgrado que han terminado una carrera a directivos que están en un proceso de reciclaje". Por otro lado, "también están particulares que buscan formarse en otros modelos de negocio que amplíen sus capacidades laborales".
Conocido con el anglicismo "lifelong learning", el aprendizaje a lo largo de la vida es totalmente distinto al que se puede aprender en las universidades, de hecho, se refiere a aquel que se cursa a la par y/o posteriormente a los grados académicos, y que permite mejorar la formación, no solo de cara a la empleabilidad, sino que también mejora las competencias individuales y sociales de la persona.
"La formación que ofrecen las escuelas de negocio solventa la problemática de las empresas y ofrece soluciones, adaptándose a las necesidades de la industria"
"Las escuelas de negocio nacen con la vocación de entender los modelos de negocio que tienen las empresas. Por eso es una formación tan especial, adaptada y a medida, porque la formación que ofrecen solventa la problemática de las empresas y ofrece soluciones, adaptándose a las necesidades de la industria", explica el CEO de Aicad.
Con la incorporación de nuevas tecnologías y novedosos puestos de trabajo que hasta hace poco resultaban insólitos, está claro que el tradicional eslabón laboral llega a su fin.
Así lo ratifica el Foro Económico Mundial en su informe sobre el futuro del trabajo, The Future of Jobs Report 2020, donde señala que durante los próximos cinco años desaparecerán un total de 85 millones de puestos de trabajo, aunque muchos de ellos serán reconvertidos en puestos tecnológicos que requerirán la adaptación de miles de profesionales. Sin embargo apunta a que la revolución robótica y tecnológica creará 97 millones de nuevos empleos, que necesitarán el apoyo de empresas y gobiernos.
El pensamiento analítico, la creatividad y la flexibilidad figuran entre las principales habilidades necesarias que debe tener un trabajador, según el informe, que señala la inteligencia artificial, la creación de contenido y la computación en la nube como las principales profesiones emergentes.
La Covid-19, factor clave
El informe revela que, a causa de la COVID-19, el mercado laboral está cambiando más rápido de lo previsto. Así, en los últimos años, la creación de empleo se está desacelerando, en detrimento de la destrucción de empleo, que cada vez es mayor, por lo que las medianas y grandes empresas tendrán que adaptarse lo antes posible a la implementación tecnológica.
Una situación parecida a la que ya experimentaron en 2008
Para Balcázar, este nuevo paradigma mundial demuestra que la educación tiene que romper el anterior "statu quo". "Las empresas ya no solo buscan formación, sobre todo buscan talento", explica. Por otro lado, Balcázar admite que debido a la crisis actual, están viviendo una situación parecida a la que ya experimentaron en 2008: "Hemos visto incrementarse muchísimo el perfil senior", admite. "Hay muchos profesionales que tenían un buen puesto de trabajo y que se han visto en la calle o que se han visto obligados a reinventarse", aclara. "Para abrirse a otros mercados y emprender no hay otra forma que la de reciclarse, es imprescindible para abrirse nuevos caminos", añade.
"Sin el reciclaje continuo del personal y del talento de las organizaciones, estas están avocadas a morir"
En lo que se refiere al aprendizaje permanente, Balcazar señala que es "decisivo y clave". "La dinámica propia de la economía y de los mercados es que todo está en constante cambio y una carrera no te asegura un puesto de trabajo, ni si quiera cuando lo tienes es seguro que vayas a permanecer en él", declara. "Sin el reciclaje continuo del personal y del talento de las organizaciones, estas están avocadas a morir", sentencia.
"Para las empresas, la formación continua se ha convertido en una obligación para ser competitivos"
Palabras con las que también coincide Irene Vilà, vicedecana de EAE Business School en el campus de Madrid: "Para las empresas, la formación continua se ha convertido en una obligación para ser competitivos. Sin la formación continua, la empresa va perdiendo ventaja competitiva y deja de diferenciarse". "Para las escuelas de negocio, la formación continua es un reto y una oportunidad", añade Vilà. Por un lado, "es un reto muy interesante que nos obliga a estar en la vanguardia de las últimas tendencias de los sectores económicos y empresariales, para poder trasladar el conocimiento a las aulas". Y por otro, es también "una oportunidad si sabemos aprovechar bien este reto, porque la necesidad de formación continua está ahí, se trata de saber darle la respuesta adecuada", aclara.
En la misma línea, Balcázar señala que "nos encontramos en una etapa de mucho cambio y compleja a nivel organizacional, donde no queda otra que ser resilientes y aprender a diseñar modelos de negocios basados en conocimientos científicos". "Las familias y las empresas son el cimiento de la riqueza", declara.
La formación permanente es, por tanto, una herramienta crucial para destacar no solo en el puesto de trabajo, sino también en la vida diaria. Este conocimiento es esencial para el crecimiento profesional, en un periodo de reciclaje que permite conservar habilidades y fomentar el conocimiento, a la par que nos mantiene en guardia ante cualquier imprevisto que pueda suceder.
Escuelas de negocio y universidades privadas
El volumen de negocio generado por las universidades privadas y escuelas de negocios se situó en 2.575 millones de euros en 2019, un 5,3% más que en el ejercicio anterior, según el último estudio del Observatorio Sectorial DBK de Informa, que indica que los principales motivos que han impulsado este crecimiento son el dinamismo de los programas a distancia y el alumnado internacional.
Las universidades privadas registraron unos ingresos de 1.805 millones de euros, tras crecer un 6,8%, impulsadas por el crecimiento del negocio de las entidades no presenciales, mientras los ingresos de las escuelas de negocios crecieron un 2% en el ejercicio anterior, hasta los 770 millones.