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El año de las rectoras, las mujeres coronan la cima de la educación superior

  • La mujer no pudo acceder a la Enseñanza Superior en igualdad de condiciones hasta 1910
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El curso 2018-2019 será el año de las rectoras. El año académico donde más mujeres han dado la bienvenida a los alumnos.

El mayor escalafón lo ostentan siete en las universidades públicas y 10 en privadas. Tres de ellas, no forman parte de Crue Universidades Españolas la VIU, Internacional de Valencia; la Europea de Canarias y la Europea de Valencia. Es decir, de 81 instituciones universitarias, solo 17 están lideradas por una mujer, lo que corresponde solamente a un 20,9 por ciento. A pesar de que el número de doctoras ha aumentado estos años, en el curso pasado eran el 21,3 por ciento (poco más de uno de cada cinco), frente al 40,3 por ciento que representaban las profesoras entre los titulares de universidad. La proporción de mujeres en las cátedras ronda el 20 por ciento, aunque en algunas universidades es menor. En la medida en que se exige ser catedrático para ser rector, competimos un 20 por ciento de mujeres frente a un 80 por ciento de hombres.

La formación necesaria

La mujer no pudo acceder a la Enseñanza Superior en igualdad de condiciones hasta el 8 de marzo de 1910 cuando se aprobó una real orden que autorizó "por igual la matrícula de alumnos y alumnas". El peso relativo de las mujeres en la universidad ha aumentado en los últimos 30 años unos cinco puntos porcentuales –a mediados de la década de los años 80 apenas eran mayoría–, según datos de la Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo). En el curso 2016-2017, siete de cada diez matriculados en ciencias de la salud eran mujeres.

Cabe destacar que las mujeres tituladas en estudios de grado y primer y segundo ciclo observan una peor inserción laboral que sus homónimos masculinos. Además, la calidad del empleo de los titulados era mejor que el de las graduadas.

Las mujeres siguen cobrando menos que los hombres tanto en España como fuera de nuestras fronteras.

Las rectoras españolas coinciden en que es necesario trabajar para igualar la proporción de catedráticas dentro del sistema. La mayoría apuesta por romper el prejuicio que para muchas personas asocia la concepción femenina a otras cualidades más de atención, de cuidado, y menos de racionalidad, capacidad de gestión, autoridad o capacidades de carácter intelectual y todo esto se evidencia en las propias campañas electorales y en las propias dinámicas que se generan en torno a una candidatura femenina. Saben que el mundo universitario responde a una lógica meritocrática y competitiva construida desde la experiencia masculina y, por ello, quieren trabajar desde las bases, animando a más mujeres a ocupar puestos de responsabilidad en la universidad. La investigación requiere de muchísimo tiempo, cosa que, a veces, las mujeres no tienen, puesto que ostentan el peso del cuidado de la familia. Vienen nuevos tiempos con nuevos liderazgos.

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