
Paula Leyes, con una media de sobresaliente, matrícula de honor incluida, y un 13,78 de nota en selectividad, es estudiante de Harvard. La joven habla cinco idiomas (español, catalán, inglés, francés y alemán) y está implicada, desde muy joven, en la investigación. Esforzarse y estudiar es lo que ella ha considerado la clave para entrar en la élite de las universidades.
Hoy, es necesario prepararse con tiempo para poder acceder a las universidades más prestigiosas del mundo. Es necesario realizar el examen de SAT (la "selectividad americana", Scholarship Aptitude Test) o en su defecto del ACT. También hay que examinarse del TOEFL (un examen que certifica el nivel de inglés) y realizar los SAT Subject Tests (exámenes sobre temas más específicos). Es muy importante planificar bien el tiempo, ya que estos exámenes se tienen que preparar con mucha antelación y normalmente se hacen durante 1º de Bachillerato.
Las instituciones más cotizadas, las de la Ivy League, que siempre aparecen en los rankings de mejores universidades del mundo. De hecho, Harvard y Princeton han sido, durante años, las principales competidoras por el podio. Hasta que entró en escena el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), que se coló de lleno en el primer puesto y ahora se juegan el podio éstas, junto a la Universidad de Stanford, en California y Harvard en Boston. Ivy League es sinónimo de instituciones selectas, prestigiosas y de élite. En otras palabras, las tasas de aceptación de no solo se encuentran entre las más bajas del país, sino que cada escuela lleva una marca fuerte que sigue a los ex alumnos en toda su educación, carrera y red.
Cabe destacar que el porcentaje de estudiantes internacionales admitidos es de menos del 5% en las universidades pertenecientes a la Ivy League y otras universidades top. No obstante, en EEUU hay más universidades que las de ésta élite. El año pasado, alrededor de 3000 alumnos de toda España accedieron a universidades americanas de todo tipo; pero muy pocos accedieron a las más prestigiosas, donde compiten con alumnos brillantes de todo el mundo. Acceder a las mejores universidades del mundo es posible, pero requiere ser un alumno sobresaliente académicamente.
El porcentaje de alumnos internacionales admitidos es del 5% en la Ivy League
Katherine Bulling, responsable de alianzas con universidades en AGM, destaca que "las universidades buscan estudiantes con expedientes sobresalientes, por supuesto, pero además buscan a estudiantes muy especiales que destaquen fuera del colegio a nivel nacional e incluso internacional. No hay una sola forma correcta de lograr esto -puede ser en el deporte, en las ciencias, habiendo desarrollado una startup exitosa, habiendo participado en proyectos sociales-, pero lo que sí está claro es que los estudiantes han de ser creativos a la hora de pensar en las formas en las que puedan destacar entre los miles de estudiantes en todo el mundo que también compiten por estos puestos".
Por su parte, María García, directora de Empleabilidad de Human Age Institute, afirma que "lo más importante para estas instituciones es la excelencia académica; pensemos que el nivel de competitividad es inmenso porque hay miles de jóvenes que sueñan con estudiar en estas universidades. Quizás por eso estos centros académicos valoran además las actividades extracurriculares desarrolladas por el aspirante; actividades artísticas, deportivas o pertenecer, por ejemplo, a un club de robótica".
Igualmente, Carla Muñana, la responsable de Orientación Universitaria Internacional en SEK-Ciudalcampo, añade que "el perfil académico del alumno es el elemento más importante de la solicitud, pero teniendo en cuenta la valoración holística, un alumno con un expediente perfecto- puntuación 10 en todas las asignaturas- no tiene garantizado la admisión. De la misma forma, un alumno con una media alta, pero no perfecta, puede ser admitido porque el conjunto de su candidatura resulte más atractivo para la universidad solicitada. Además, no sólo cuentan las notas de Bachillerato, también se analizan los resultados de 3º y 4º ESO, correspondientes a los grados 9º y 10º del "High School" americano. Toman en cuenta, además de las notas, la dificultad de las asignaturas cursadas y el contexto académico que ofrece el colegio".
El sistema americano
El sistema americano es bastante diferente al español. El alumno puede cursar asignaturas de las opciones que baraja antes de decidirse por una: en todas las titulaciones, además de las asignaturas propias de la carrera, hay una serie de asignaturas comunes obligatorias (Liberal Arts Curriculum) y otras elegidas por el alumno denominadas "electives". Los alumnos pueden empezar cursando las asignaturas obligatorias y las "electives" que les valdrán para cualquier carrera, por lo que puede retrasar la elección de titulación uno o dos años. Asimismo, el estudiante diseña y organiza su propio plan de estudios: un plan adaptado a sus intereses en el que elige su propio horario, ya que muchas asignaturas se ofrecen a distintas horas y días de la semana.
Un nivel casi bilingüe de inglés para una nota satisfactoria en el TOEFL americano
Se potencia el pensamiento crítico: no se espera del alumno que repita lo que dice el profesor, sino que desarrolle sus propias ideas y las argumente utilizando los conocimientos adquiridos en clase. Además, las asignaturas se imparten en inglés. Bulling, indica que se necesita "un nivel casi bilingüe de inglés para poder conseguir una puntuación satisfactoria en el TOEFL y cumplir con los requisitos de las mejores universidades, además de contar con habilidades analíticas y de pensamiento crítico, y fuertes habilidades matemáticas para conseguir la mejor puntuación posible con el SAT".
La directora de Empleabilidad de Human Age Institute también destaca que es fundamental "la capacidad de liderazgo, de comunicación, el trabajo en equipo, la pasión y la humildad. Fundamental también la capacidad de aprendizaje constante o learnability para poder adaptarse a un mundo en constante cambio".
No obstante, no solamente es esfuerzo a nivel estudios, aptitudes y habilidades, también lo es en el plano económico. Para acceder a universidades americanas, se necesita una capacidad económica para invertir de unos 50.000 dólares por curso. Sin embargo, si eres un deportista de alto nivel o puedes entrar en algún programa de ayuda financiera y de becas, ese coste puede reducirse de forma importante.