
Si se nombra a Andrés Iniesta, a cualquier español se le vendrá a la cabeza el que fue uno de los mejores jugadores de la selección nacional de fútbol, autor de uno de los goles más importantes de la historia de balompié patrio, el que permitió ganar el Mundial de Sudáfrica de 2010. Sergio Alamar es joven y no es una celebridad, pero no tiene nada que envidiar al mago de Fuentealbilla. Su discapacidad visual no le ha impedido convertirse en una estrella del balón, un instrumento que en España no solo sirve para congregar miles de hinchas en los estadios sino también para dar visibilidad a los ciudadanos con determinadas discapacidades, al mismo tiempo que los dota de una autonomía que no lograrían de otra manera.
Este es el caso del fútbol para dispacitados visuales parciales y totales, caso al que pertenece Sergio, un deporte que tiene unas características muy particulares, debido a las lógicas necesidades de adaptación. "Una de las primeras adaptaciones de deportes que se hicieron para el colectivo de discapacitados visuales fue el fútbol. Se envolvía la pelota en bolsas de plástico, para que el balón hiciera sonido y los jugadores pudieran identificar dónde se halla la pelota. A partir de ahí se empezó a mejorar el diseño del balón y se le añadieron chapas", explica el presidente de la Federación Española de Deportes para Ciegos, Ángel Luis Gómez Blázquez.
La Once es la que financia la práctica totalidad de esta modalidad deportiva, con 92 jugadores federados
Pero la práctica este deporte va más allá de un balón sonoro. También son necesarias vallas laterales que eviten los fueras de banda, salvo que el balón salga por encima de éstas, siendo además un elemento de orientación y seguridad para el jugador; el portero tiene que ser vidente y tiene limitada su maniobrabilidad a una pequeña zona dentro del área de penalti; un guía detrás de la portería orienta a los jugadores, y stos están obligados a decir, de forma clara y audible, la palabra "voy", para evitar golpes y orientar al jugador rival.
Además, dadas las necesidades específicas, esta modalidad se juega en campo de césped artificial descubierto para facilitar la audición del balón. Por eso es necesario el silencio del público mientras esté en juego la pelota y hasta que no se marque un gol o existan tiempos muertos. La Organización Nacional de Ciegos Españoles (Once) es la que financia la práctica totalidad de esta modalidad deportiva -también la de invidentes parciales, que se práctica en pabellones y en cancha de fútbol sala- y posibilita que haya federados unos 92 jugadores en "equipos propios que crean los centros Once de los diferentes territorios nacionales".
España, un referente
Jesús Bargueiras, seleccionador nacional, explica que aunque pueda parecer poca cantera, estos jugadores han permitido que España se haya convertido en uno de los referentes europeos y mundiales. "Se está trabajando bien y se está incorporando a los chavales jóvenes de la liga, que tienen muchas ganas y que trabajan muy bien", precisa. De hecho, el combinado nacional quedó en quinta posición en el Mundial que se celebró el año pasado en Madrid.
No hay edad para entrar en la competición pero, eso sí, sus sueldos están lejos de los salarios de un Leo Messi o un Cristiano Ronaldo. "Tenemos jugadores de 15 hasta 49 años, y para ellos es un hobby. A los que están en la selección nacional se les da un aporte económico y unos beneficios a nivel fiscal en retenciones, con seguro médico, pero eso no les da para vivir. Es un plus que tienen en su trabajo, más a nivel personal que económico", expone Bargueiras.
"Es una pata de gestión de Once de servicios sociales", añade Gómez Blázquez, quien avisa de que sin el respaldo financiero de esta organización la competición no sería posible "la práctica deportiva para las personas que tenemos algún tipo de discapacidad, nos aporta autonomía, independencia , agilidad... Las personas que hacen deporte tienen una movilidad mucho mayor y eso les facilita un mayor desenvolvimiento. Aunque es un deporte fundamentalmente amateur, y nosotros financiamos que los jugadores puedan asistir y participar, la parte más profesionalizada es la de aquellos que forman parte del plan ADO, que es gestionado por el Comité Paralímipico Español. Esto significa que en función de una serie de resultados y marcadores internacionales reciben becas, pero hablamos de cantidades económicas que pueden rondar como mucho los 1.200 o 1.300 euros".
Además, por lo pronto solo hay división masculina. ¿Y la femenina? "El problema es tener chicas que quieran apuntarse. Es un deporte de mucho contacto, muy lesivo por traumatismos. Y a día de hoy no tenemos una demanda específica, no hay participantes como para crear una liga. Los deportes de equipo nos cuenta constituirlos", admiten Gómez Blázquez y Bargueiras.
Modelo mixto
En cambio, hay casos en los que se opta por que la competición sea mixta. Este es el caso de LaLiga Genuine Santander, una competición que sus organizadores describen como pionera y que puso en marcha en 2016 el ente que preside Javier Tebas, a propuesta del Nástic de Tarragona, y que está destinada para jugadores con una discapacidad intelectual a partir del 33% y mayores de 16 años y en la que participan 30 clubes asociados, que compiten en Primera y Segunda División, aunque hay grandes ausentes como el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid.
Como en el caso anterior, los partidos de fútbol están adaptados. Están divididos en cuatro partes de 10 minutos cada una de ellas, sumándose un máximo de un punto por cada parte ganada y cero en caso de empate o derrota. De esta manera, por cada partido ganado, se acumulan tres puntos en la tabla de clasificación, los empates valen dos puntos y las derrotas un punto.
Todos los clubes cuentan cada jornada con una serie de puntos que premian el juego limpio
El objetivo de la competición, que acaba de terminar su segunda temporada, no es solo la integración y visibilizar a la ciudadanía con alguna discapacidad intelectual, sino que va más allá y aborda un aspecto clave: los valores deportivos. Según indican desde LaLiga, se procura que todos los integrantes de los equipos jueguen minutos e intentan destacar valores como "la integración, el juego en equipo, el compañerismo y la deportividad por encima de la competitividad". El valor del fair play "toma protagonismo en una competición de estas características, es por ello que en el cómputo final de los puntos de los resultados deportivos se premiará la deportividad". De esta manera, todos los clubes cuentan cada jornada con una serie de puntos que premian el juego limpio y que están condicionados por la actitud de los entrenadores, el comportamiento de los jugadores, la conducta de las aficiones y las acciones deportivas de jugadores y técnicos.
Todos estos aspectos serán valorados por el árbitro, el director de campo y los integrantes del equipo contrario, al final de cada partido.
En este caso, la competición depende de patrocinadores privados. Además de la propia Liga, el Banco Santander y los clubes profesionales que prestan su imagen, apoyan esta competición el Corte Inglés, Allianz, Danone, Telepizza, Nike, Panini y Agrupo.
Gómez Blázquez (COE): "Somos una potencia a nivel internacional y cuando vamos a los Juegos Paralímpicos se presta mucha atención por parte de los medios"
Pero la colaboración de estos patrocinadores no se queda solo en lo económico, sus granitos de arena han ido más allá. Este fue el caso de la cadena de restauración Telepizza, que ha cedido a la competición más de un millón de sus Cajas Solidarias, con el fin de dar visibilidad a la competición y llevando la imagen de los clubes participantes a las casas. Sin embargo, la compañía ha ido todavía más allá y, con motivo del final de la liga, regaló a los clubes cajas personalizadas con las fotografías de los propios jugadores.
Pero, aún con toda esta artillería, la atención mediática falla. "Sí, la verdad es que sí", admite Gómez Blázquez, quien también es vicepresidente del Comité Paralímpico Español. "Y me gusta recordarlo. Somos una potencia a nivel internacional y cuando vamos a los Juegos Paralímpicos se presta mucha atención por parte de los medios. Pero, después de los Juegos, el deporte paralímpico en general sigue teniendo campeonatos de Europa y del mundo, y la parte social se sigue desarrollando. Y, desgraciadamente, hay muy poquito seguimiento mediático. Y es una pena, porque se está perdiendo un potencial tremendo. Son campeonatos en toda regla, llenos de emoción y esfuerzo. Es tremendo".