
Fiel a su cita cuatrienal, el Mundial de fútbol ha llegado para quedarse durante un mes como epicentro mediático del planeta. Rusia alberga la edición de 2018, un evento universal que ha sacudido de arriba a abajo al país de los zares con una oleada de remodelaciones y nuevas infraestructuras que modificarán el vasto territorio ruso.
La movilización estatal ha sido clave en un torneo que ha requerido una inversión de más de 10.000 millones de euros, la mayor de la historia de los Mundiales. El 70% de esta cantidad ha sido costeado por las administraciones públicas, mientras que el resto ha sido asumido por inversores privados. Un campo, el de la inversión empresarial, en el que la edición rusa ha cojeado respecto a los trofeos de Sudáfrica y Brasil.
Cerca del 40% de esta inversión ha ido destinada a los estadios, que acarrean un coste de unos 4.000 millones de euros, tal y como reveló elEconomista en su edición digital. Nueve coliseos han sido edificados para la ocasión y otros tres han sido remodelados. El desafío, en este sentido, llegará después: aprovechar y rentabilizar todas las infraestructuras. No serán las únicas: nuevos y reformados hospitales, hoteles, aeropuertos, estaciones... un conjunto de instalaciones que han de añadirse al retorno económico calculado por el informe de Eurosender: 26.000 millones de euros.
En este retorno también habría contrastes. Primero, en la duración: Moody's cree que casi todos los beneficios que pueda aportar el Mundial serán a corto plazo. Segundo, en sus destinos. Porque habrá diferencias entre las 11 ciudades que albergarán el torneo: mientras que Saransk y Kaliningrado obtendrán futuras ventajas fiscales, San Petersburgo y Samara aumentarán su endeudamiento.
La FIFA ha roto la hucha y ha convertido al de Rusia en el Mundial con la mayor dotación de premios económicos. Un total de 668 millones de euros, un 37% más que en Brasil. Semejante cantidad permitirá al campeón llevarse 33 millones de euros.
Si bien el Mundial de Rusia ha sido único en cuanto a los gastos y los premios, ha pinchado en lo referente a los ingresos por patrocinios. La propia FIFA dio los datos: 1.240 millones de euros frente a los 1.400 de 2014. Europa domina con el 44% de estos contratos, pero destaca el auge del continente asiático, que ha doblado su participación en cuatro años (del 20 al 39%). La cifra de ingresos publicitarios contrasta con lo que se percibirá por derechos televisivos, partida dos veces superior, de 2.500 millones de euros, según los datos de Nielsen.
Algunos patrocinadores, no obstante, se han quedado por el camino. A raíz de los escándalos de corrupción surgidos en el organismo a mediados de 2015, empresas de relumbrón como Sony, Continental, Castrol, Johnson & Johnson, Emirates y Yingli Solar se han apeado del Mundial. Sí se mantienen McDonald's, Coca-Cola o Adidas y recogen el testigo de las salientes otras como Wanda, Gazprom, Qatar Airways o Hisense.
Sobre el césped
Las cifras que arrojan las 32 plantillas del Mundial no dejan indiferente a nadie. Los futbolistas tienen un valor global de 10.454 millones de euros, atendiendo a la estimación del portal especializado Transfermarkt. Francia y España son las selecciones más valiosas (1.080 y 1.030 millones de euros, respectivamente), un mundo de diferencia en comparación con las dos más humildes, la debutante Panamá y Arabia Saudí (8 y 18 millones, respectivamente).
Los contrastes también se encarnan en los futbolistas. Por encima del resto gobiernan Neymar y Leo Messi, ambos con una valoración de 180 millones de euros. Tanto el brasileño del PSG como el argentino del Barcelona están a años luz de otros deportistas más mundanos. El extremo opuesto lo representa el ruso Sergey Ignashevich, con un ínfimo valor de mercado: 25.000 euros.
En clave nacional
España acude a la cita de Rusia con el respaldo de sus patrocinadores. De hecho, con los 23 jugadores ya concentrados en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, la RFEF hizo oficial el nuevo acuerdo con Caixabank por el que el banco se consolida como patrocinador principal. La entidad catalana, además, se ha convertido en socio financiero de La Roja. Pero no es, ni mucho menos, el único movimiento que ha generado el Mundial.
Las firmas que acompañan a la Selección han respondido a la Copa del Mundo con diferentes acciones vinculadas al combinado español. Pelayo, LG y Cruzcampo han destacado en la interactuación con sus clientes a través de sorteos y porras de los partidos con el soporte de las nuevas tecnologías. Cabreiroá, por su parte, se ha decantado por realizar una edición especial de sus botellas de agua. Seat ha elegido lanzar un vídeo para apoyar al combinado de Fernando Hierro.
En ocasiones, este acompañamiento ha sido literal. Es el caso de Air Europa (que ha llevado a la Selección a Krasnodar, su campamento base en Rusia), de El Corte Inglés (que viste a los jugadores mediante su firma Emidio Tucci) y de Sanitas, encargada de ofrecer a todo el combinado español la cobertura médica necesaria en su estancia en Rusia.
El Mundial también afecta a los hogares españoles, que no son ni mucho menos ajenos a lo que sucede en Rusia. De hecho, la competición alterará en cierta parte los hábitos de consumo de los ciudadanos. Algunos sectores pueden salir favorecidos: se estima que la hostelería aumente un 25% sus ingresos, que las empresas de comida a domicilio experimenten un 35% más de ventas cuando juegue España y que también suban las compras de televisores y otros dispositivos electrónicos desde los que se pueda seguir el torneo. Los precedentes de otras ediciones invitan, además, a pensar que el consumo de refrescos, cervezas y aperitivos también puede recibir un empujón durante el mes de competición.
32 selecciones, 11 ciudades, 12 estadios, 736 jugadores, 2,75 millones de entradas, 64 partidos, 26 días de fútbol, 3.240 balones, 330 toneladas de material, 5.760 minutos asegurados de fútbol, 3.200 millones de espectadores en todo el mundo, 1,5 millones de visitantes y una sola pasión, la que tiene como objeto un deporte rey que, en su máxima competición, se convierte en una realidad que abarca vertientes de todo tipo más allá de la deportiva. El balón ya ha echado a andar. Ahora, solo queda disfrutar.