
Una de las citas más esperadas este año son los Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Tokio (Japón) y que el año pasado tuvieron que cancelarse debido a la pandemia de la Covid-19. La competición deportiva más importante del mundo arrancará el próximo 23 de julio y contará con la participación de más de 11.000 atletas.
Buena parte del talento español aterrizará en suelo nipón de la mano del A350 "Equipo Olímpico Español" de Iberia. "Los Juegos Olímpicos son la primera gran cita mundial tras la pandemia, la primera oportunidad de que el mundo vuelva a participar unido en un evento. Los Juegos van a ser la vacuna para recuperar la ilusión y las ganas de vivir, e Iberia va a participar muy activamente en esta gran fiesta", asegura Juan Cierco, director corporativo de Iberia.
El respaldo de Iberia se enmarca en su proyecto Talento a Bordo, con el que la compañía quiere apoyar, difundir y ser embajadora de diversas iniciativas de la cultura española, entre ellas el deporte, en los cerca de 50 países adonde vuela. La vinculación de la aerolínea con el deporte y talento españoles es tan larga como su historia, 94 años ya. Lo lleva en su ADN y por ello, una vez más, patrocina a la delegación española que nos representará en los Juegos Olímpicos de Tokio. Y no solo eso; Iberia será también la encargada de llevarles a Tokio y traerles de regreso, "ojalá que con muchas medallas", apostilla Juan Cierco.
El 15 y 17 de julio Iberia llevará a Tokio al Equipo Olímpico Español y hará lo mismo con el Equipo Paralímpico Español. La gran cita paralímpica se celebrará entre el 25 de agosto y el 6 de septiembre en las mismas sedes e instalaciones que la olímpica, apenas un par de semanas después de la clausura de ésta.
Con el objetivo de apoyar el talento español, también en las disciplinas más minoritarias, la aerolínea ha creado el Equipo Iberia, formado por siete deportistas olímpicos y cuatro paralímpicos: Lydia Valentín (halterofilia), Niko Shera (judo), Fátima Gálvez (tiro), Sandra Sánchez (kárate), Teresa Portela (piragüismo), María López (hockey), Silvia Mas (vela), y las paralímpicas Loida Zabala (halterofilia), Eva Moral (triatlón), Sarai Gascón y María Delgado (natación).
Lógicamente, este año los Juegos Olímpicos serán muy diferentes a cualquier otro. Por motivos sanitarios, las autoridades japonesas han decidido permitir que haya hasta 10.000 espectadores en las gradas, aunque se reservan la opción de celebrar competiciones a puerta cerrada en caso de repunte de contagios de Covid. Por ello, para que los deportistas españoles sientan el calor de su público, Iberia participará en el proyecto Casa España Tokio 2020 en el Instituto de Cervantes de la capital nipona, y que será punto de encuentro para deportistas, familiares y seguidores, donde se emitirán las competiciones donde participen deportistas españoles y se celebrarán los triunfos de nuestros representantes en Tokio 2020.
La salas VIP de Iberia en el aeropuerto de Madrid también se vestirán de Juegos Olímpicos con objetos de los deportistas que representarán a España.
Un duro reto
Si un ciclo olímpico ya implica un duro esfuerzo y trabajo, enfrentarse a esta competición en un año como 2020, en el que los centros de entrenamiento de los deportistas han permanecido meses cerrados, ha supuesto un reto de enorme magnitud. Ante esto, los atletas han tenido que tirar de ingenio y esfuerzo. De hecho Lydia Valentín, que compite en halterofilia, mostró en sus redes sociales como entrenaba con bombonas de agua pero, además, reconoce que tuvo suerte "porque en casa, con mi chico que es mi preparador físico, tenemos un gimnasio habilitado con todo el material que necesito para entrenar".
También en casa tuvo que practicar Teresa Portela, que compite en piragüismo en la modalidad de aguas tranquilas y que se entrenó con un gimnasio en casa: "Una vez que supe que los Juegos Olímpicos se aplazaban al año siguiente, me centré en entrenar cada día para intentar no perder forma ni masa muscular y también en disfrutar de mi familia, eso ha sido lo mejor del confinamiento".
Por su parte, el yudoca Niko Shera acudía a la casa de su entrenador, Quino, "que tiene un gimnasio muy grande para poder hacer pesas. Como todo el mundo, los primeros momentos fueron de gran incertidumbre y, en todo momento, he intentado cuidar mucho mi dieta porque el peso es fundamental en mi deporte y también he visto mucho judo para seguir aprendiendo".
A este respecto, la karateca Sandra Sánchez se siente una afortunada, ya que cuenta con un pequeño tatami en su casa y el entrenador y seleccionador nacional es su pareja, "lo que me ha permitido continuar con mis entrenamientos con normalidad dentro de esta situación. Me lo tomé como que tenía un año más para prepararme, para disfrutar del camino hacia unos Juegos Olímpicos y para salir de esta situación como mejor persona y mejor karateka".
Juan Cierco: "Los Juegos Olímpicos van a ser la vacuna para recuperar la ilusión"
Precisamente, esa sensación de contar con más tiempo para la preparación es la que tuvo Fátima Gálvez, que compite en tiro en la modalidad de foso: "La preparación en campo de tiro es vital. En casa, me preparé física y psicológicamente, también he descansado y me lo he tomado como un año más para prepararme para esta gran cita que es un premio a varios años de trabajo".
A la misma situación se han enfrentado los profesionales paralímpicos. Como explica la nadadora María Delgado, la motivación ha sido imprescindible. "Sabía que iba a llegar a los Juegos Olímpicos peor de lo que estaba pero, cuanto más entrenara, mejor estaría. Ya estaba cansada de hacer bici y remo y, cuando llegó el tiempo, con mis padres monté una piscina hinchable en el jardín, me ataban con un cinturón y una cuerda al árbol que había detrás y estuve dando brazadas bastantes horas, hasta que pude entrenar en una piscina de verdad. El primer día que me tiré al agua después de tantos días en una hinchable, tuve una sensación increíble con el agua en la cara al sumergirme".
En esta misma línea, la también nadadora Sarai Gascón explica que "fue duro, pero pienso que los deportistas tenemos la fuerza necesaria para sacar de las adversidades la fuerza y las oportunidades para seguir mejorando. Personalmente, aproveché para mejorar detalles deportivos y seguir en forma. Gracias al deporte mantuve mi mente ocupada, además de tener más tiempo para pasar momentos en familia, que a veces, debido a nuestro calendario deportivo, es complicado".
Para la triatleta Eva Moral entrenar en casa supuso un grandísimo reto, si bien cree "que de esto hemos salido más reforzados mentalmente. Intente seguir con mis rutinas de entreno, de alimentación y de descanso, sobre todo para que se me hiciera lo menos pesado posible".
En su caso, Loida Zabala, deportista de levantamiento de potencia, aprovechó la cuarentena para crear una fundación. "Con este proyecto estamos ayudando a los pacientes del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo con material, un entrenador especializado y asesoramiento, para mostrarles que sus vidas con una discapacidad pueden mejorar centrándose en objetivos deportivos".