Recoger en esta tribuna los retos del deporte español para esta legislatura y para los años venideros conlleva un ejercicio de síntesis complejo, y por ello centraré mi intervención en el aspecto más puramente económico de nuestro sector. Porque el ámbito deportivo constituye un sector económico con todas las letras.
El deporte tiene un potencial espectacular. Un reciente estudio de PWC en colaboración con la Fundación España Activa y el Consejo Superior de Deportes (CSD), cifra en 3,3% el impacto del deporte en el PIB nacional. Son más de 30.000 millones de euros.
Y si hablamos de cifras más concretas, es relevante poner sobre el papel que el 75% del empleo que se genera en el sector se circunscribe a personas menores de 40 años. Es decir, empleo joven, muy castigado por los efectos negativos de la pandemia. Podemos ayudar mucho desde nuestro ámbito a la recuperación económica, más aun teniendo en cuenta la enorme resiliencia que el deporte español ha mostrado tras reiniciarse los entrenamientos y las competiciones en la primavera de 2020.
El apoyo público ha sido indispensable. Primero, por esa apuesta decisiva por la actividad deportiva desde el primer momento de la desescalada; y segundo, por situar al deporte como una de las diez prioridades del país a la hora de afrontar el futuro. Y si ese apoyo público ha sido indispensable en los últimos tiempos, ahora podemos decir que va a ser decisivo.
La apuesta del Gobierno de España por elevar la asignación presupuestaria del nos ha llevado a alcanzar una cifra histórica nunca antes conocida, con 251 millones de euros para el ejercicio en curso. Es la mayor apuesta desde Barcelona'92. Esa cantidad se traduce en un aumento del 23,5% en las subvenciones a las Federaciones deportivas españolas; y un 441% y 375% de incremento a las subvenciones del Comité Olímpico Español y Comité Paralímpico, respectivamente, con el fin de cubrir la participación de los equipos españoles en los Juegos Olímpicos de Tokio.
En ese apoyo público va a jugar un papel muy relevante el mecanismo europeo de recuperación, los famosos fondos europeos. Gracias a ellos nos vamos a ocupar de la digitalización del deporte español, con una inversión de 75,6 millones de euros; de la transición ecológica de las instalaciones deportivas, cuyo plan alcanza los 146,5 millones; y del plan social del deporte, con un presupuesto de casi 78 millones para lograr la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en la práctica deportiva.
No quiero olvidarme del prestigio internacional de España en la organización de eventos deportivos, albergando este año 7 mundiales absolutos, 8 europeos absolutos y más de 30 eventos internacionales de primer nivel concedidos ya a nuestra nación. La Eurocopa de fútbol en Sevilla o el Eurobasket femenino disputado en Valencia constituyen un claro ejemplo.
Cuando estamos a las puertas de vencer a la pandemia, se inicia una etapa entusiasta para el deporte español. Cada crisis trae nuevas oportunidades, y nuestro sector va a saber aprovecharlas.