
Con casi 50 años de historia y presencia en ocho países, Enagás está apostando decididamente por la innovación en un contexto de transición hacia una economía baja en carbono. La compañía española está llevando a cabo proyectos pioneros en distintos ámbitos para contribuir a avanzar hacia un modelo más sostenible.
Una experiencia que se está desarrollando en España y el conjunto de Europa, y que también puede ser valiosa en Latinoamérica, donde Enagás está presente desde 2011. La compañía cuenta con participaciones en activos y proyectos de México, Chile y Perú, tres países que considera prioritarios en su estrategia internacional.
En estas regiones, Enagás está contribuyendo al desarrollo de sus respectivos sistemas gasistas "con las ventajas que esto supone en términos de seguridad, competitividad y respeto al medio ambiente", indican desde la entidad. "El gas natural reduce considerablemente las emisiones comparado con el carbón y el petróleo" (de media, un 30% menos emisiones de CO2); y su disponibilidad le sitúa como "el mejor respaldo de las energías renovables cuando éstas no están disponibles". Además, "desempeña un papel destacado en el desarrollo económico y en la competitividad industrial, gracias a su versatilidad y su alto poder calorífico".
La actividad de Enagás en México, Chile y Perú está posicionando a la compañía como un operador clave en el desarrollo y operación de infraestructuras gasistas. Hay que tener en cuenta que en estos países se espera un crecimiento de la demanda de gas superior a la media regional y mundial.
Adaptación de plantas
En los últimos años, Enagás ha ido adaptando técnicamente sus plantas de regasificación para que éstas puedan ofrecer, por ejemplo, el servicio de suministro de gas natural licuado (GNL) como combustible a barcos y contribuir así a la mejora de la calidad del aire. Los motores a gas natural en los barcos reducen las emisiones de CO2 entre un 15 y un 20% con respecto a los combustibles tradicionales.
Enagás también está participando en iniciativas para el desarrollo del gas renovable (biogas/biometano e hidrógeno). Algunos ejemplos son el proyecto H2Gas, para el impulso del hidrógeno de origen renovable; o el llevado a cabo junto al parque tecnológico de Valdemingómez (Madrid) para inyectar el biogás que genera en la red de gasoductos. Esta apuesta también se ve en algunos de los activos internacionales en los que la compañía participa: la empresa sueca Swedegas, en la que Enagás está presente con un 50%, está trabajando para garantizar que en 2030 el 30% del gas que circule por su red de gasoductos sea renovable.
Además, Enagás está apostando por la innovación en sus proyectos de eficiencia energética, como el presentado recientemente en Huelva, donde se está trabajando para aprovechar el frío residual de la planta de regasificación de la compañía en esta ciudad para refrigerar mercancías en el entorno portuario.
Inicios en México
Enagás está en México desde el año 2011, cuando adquirió una participación del 40% en la planta de regasificación TLA Altamira, lo que supuso el punto de partida de su proceso de internacionalización. La terminal de Altamira tiene una situación estratégica: ubicada en el Golfo de México y con un atraque para buques de hasta 217.000 metros cúbicos, recibe a metaneros de distintas partes del mundo, lo que se traduce en una mayor diversificación del suministro y en una mayor seguridad energética para el país. Dispone de dos tanques de almacenamiento de 150.000 metros cúbicos de capacidad cada uno y de una capacidad de emisión de 800.000 metros cúbicos.
También en México, Enagás ha participado en el desarrollo de otras dos infraestructuras gasistas que son fundamentales para el país: el gasoducto Morelos y la estación de compresión de Soto La Marina, ambos en funcionamiento. En concreto, Enagás forma parte del consorcio que construyó el gasoducto Morelos, una infraestructura de 171 kilómetros de longitud que transporta gas natural desde el Estado de Tlaxcala hasta el de Morelos, en la zona centro de México.
La compañía también es parte del consorcio que desarrolló y puso en marcha la Estación de Compresión de Soto La Marina, en el Estado de Tamaulipas (México). Esta infraestructura tiene una capacidad de compresión de gas natural hasta una cantidad máxima de 19 bcm (miles de millones de metros cúbicos) y una interconexión con el gasoducto San Fernando-Cempoala.
Consolidación en Chile y Perú
Otro país estratégico para Enagás es Chile. La compañía española ha consolidado su posicionamiento en la región gracias a su presencia en la planta de regasificación GNL Quintero, donde es el accionista mayoritario, con una participación indirecta del 45,4%. Desde enero de 2017, la sociedad GNL Quintero consolida globalmente en los resultados de Enagás.
Esta terminal de GNL cumple un papel fundamental para Chile. Está estratégicamente ubicada en la Bahía de Quintero, en el centro del país y cerca de la capital, lo que le permite dar respuesta a la demanda de gas natural de la zona central del país y abastecer de gas a diversos segmentos como el residencial, comercial, industrial, de transporte y generación eléctrica. Cuenta con tres tanques que suman una capacidad total de almacenamiento de más de 330.000 metros cúbicos. La planta tiene una capacidad total de emisión de 625.000 metros cúbicos y dos atraques para metaneros de 120.000 y de 265.000 metros cúbicos de GNL (limitado a 180.000 metros cúbicos por remolcadores).
Enagás también desarrolla su actividad en Perú, donde tiene una participación del 28,94% en Transportadora de Gas del Perú (TgP), la compañía encargada del transporte de la mayor parte del gas natural y de los condensados del país. Cuenta con un gasoducto de 729 kilómetros y un poliducto de 557 kilómetros, que conectan los yacimientos de Camisea con los centros industriales de Lima y Pisco y con la planta de licuefacción de Melchorita, única terminal de exportación de GNL del país.
Enagás también está presente en la Compañía Operadora de Gas del Amazonas (Coga), responsable de la operación y mantenimiento del sistema de transporte de TgP. En total, Coga opera y mantiene alrededor de 1.500 kilómetros de gasoductos y estaciones de compresión en Perú. En 2017, Enagás incrementó su participación en esta infraestructura, pasando del 30 al 51%, con lo que se ha posicionado como uno de los principales accionistas del sistema de transporte de gas de Perú y como un operador activo en el país.
Estrategia internacional
La estrategia internacional de Enagás contempla la consolidación de los activos y proyectos en los que ya está presente. Actualmente, además de México, Chile y Perú, la compañía participa en Swedegas y en el Trans Adriatic Pipeline (TAP), un gasoducto de 878 kilómetros de longitud que unirá Turquía con Italia, a través de Grecia y Albania y que será clave para la seguridad de suministro del continente.
El paso más reciente de Enagás en su proceso de internacionalización ha sido en Grecia: el pasado mes de abril, el consorcio en el que participaba, junto al operador italiano Snam y el belga Fluxys, ganó la licitación para la adquisición del 66% del operador de gas Desfa. Esta operación está pendiente de los trámites previstos en el procedimiento de compraventa y en la legislación local sobre privatizaciones.
El consorcio comunicó entonces su intención de aportar a Desfa sus capacidades técnicas y operacionales, así como de desarrollar los nuevos usos del gas natural, como la utilización del metano para el transporte y el impulso del biometano, para contribuir al proceso de reducción de emisiones en el país. Este compromiso encaja con la estrategia internacional de Enagás, que tiene como una de sus prioridades seguir apostando por la innovación para contribuir a avanzar hacia una economía baja en carbono.