
Las intensas lluvias que azotaron el país en febrero y el caso de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht han moderado las expectativas de crecimiento de Perú, que aun así será de los más altos de la región.
Si bien las cifras del Perú son buenas para el promedio de América Latina, los pronósticos para 2017 reflejan que queda lejos el entusiasmo inicial por el ascenso al poder de Pedro Pablo Kuczynzki. Tanto el FMI como el Banco Central de Reserva del Perú han bajado sus previsiones de crecimiento: del 4,3 al 3% y del 3,5 al 3%, respectivamente.
La sorpresiva aparición en febrero del fenómeno de El Niño Costero, que causó inundaciones de ciudades enteras y destrucción de infraestructura en el norte del país, han tenido efecto en la economía peruana. El impacto ya se notó en marzo, cuando la tasa de crecimiento solo llegó al 3,72%, una cifra muy inferior a la de febrero, según los datos por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Por su parte, la consultora peruana Macroconsult estimó que las pérdidas por las lluvias superarán los 2.800 millones de euros y tan solo en actividades agrícolas serán de 1.900 millones.
En cuanto al Ejecutivo, este prevé que el costo de la reconstrucción rondará los 700 millones de euros -la falta de una cifra fija muestra que la magnitud del desastre todavía está en evaluación-.
El terremoto Odebrecht
La otra sorpresa que enfrenta el Perú es el caso Odebrecht, después de que un grupo de fiscales de Brasil revelaron que altos directivos de la constructora -que hasta hace poco gozaba de gran prestigio en Perú- habían sobornado a diversos funcionarios del Gobierno peruano durante varios años para asegurar las licitaciones de obras públicas.
El caso, que se viene investigando en Brasil, es uno de los mayores escándalos de los últimos años, debido a que involucra a presidentes, ministros, funcionarios de varios países de América Latina, entre ellos Perú. La megaoperación de corrupción tiene en la mira a tres expresidentes, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala; varios funcionarios públicos, así como directivos de empresas privadas. Sus consecuencias aún están por verse, pero seguramente serán un golpe para la clase política y empresarial.
Por el lado económico, el caso Odebrecht ha dejado secuelas al retrasarse los proyectos de infraestructura pública planeados, así como varias inversiones privadas, debido a la falta de confianza en el país. Así, no solo ha tenido un efecto en las inversiones, sino también en el crecimiento del PIB, que según los analistas podría recortarse un 1%, lo cual equivaldría a 1.800 millones de euros, según el economista de la Universidad del Pacífico Juan Mendoza.
Además, y según apunta el gerente de inversiones de Prima AFP, José Larrabure, las primeras investigaciones del caso Odebrecht solo son 'la punta del iceberg'. En este sentido, el ejecutivo señaló que hay una crisis de institucionalidad en el país que generaría un impacto negativo en la confianza del sector privado, que tendrá repercusiones tanto en el consumo como en el empleo.
La desconfianza se ha acentuado entre el sector empresarial y los indicios son notorios: una reciente encuesta a empresarios realizada por la escuela de negocios Centrum Católica señaló que el 34% piensa que la reactivación económica será en el primer semestre del 2018, mientras que el 31,3% apuesta por el segundo semestre. Es decir, el sector empresarial prefiere esperar a que las aguas se calmen y tener un clima más favorable a las inversiones.
Un síntoma de esto es que el 88% de las empresas dedicadas a la construcción consideran que su nivel de inversión será afectado por los casos de corrupción como el de la firma brasileña.
De la desaceleración al impulso
Si bien las lluvias y la corrupción han dañado a la economía, la desaceleración es evidente desde hace tres años, cuando China empezó a demandar menos materias primas de América Latina.
2016 fue un año alentador para el Perú, al crecer 3,9%; sin embargo, la cifra estaba lejos de las tasas de hasta el 6% que caracterizaron el llamado "milagro peruano". Para recuperar el ritmo el Gobierno de Kuczynski ha venido tomando medidas como rebajar los impuestos y estimular la formalización de empresas para elevar la recaudación fiscal. Ahora, con el proceso de reconstrucción del norte del país, debido a las lluvias, el Ejecutivo hará una fuerte inversión, que llegará a tasas cercanas al 3%; se espera que estimule el crecimiento.
Como recordó el Ministerio de Economía y Finanzas, el plan de reconstrucción significaría la inyección de 2.600 millones de euros (1,4% del PIB) adicionales a los recursos contemplados en el presupuesto público, para mantenimiento, infraestructura y atención de desastres naturales.
Otro factor de estímulo será la minería, debido al alza del precio del cobre y a que en lo que va de año este metal ha mantenido una tendencia alcista. Las exportaciones de cobre ascendieron a 2.187 millones de euros entre enero y febrero, un 69,6% más que en el primer bimestre de 2016.
Estos resultados fueron el 51,3% del total de las exportaciones mineras peruanas, lo que muestra que la explotación de este mineral podría motivar un mayor interés si se mantienen los precios actuales.
Vale recordar que la minería aportó cerca de la mitad del crecimiento del PIB de 2016, por megaproyectos como Las Bambas y Cerro Verde, lo que mostró que las actividades extractivas siguen siendo la base de la economía. En esa línea, el ministro de Energía y Minas, Gonzalo Tamayo, afirmó recientemente que hay un "entorno favorable" para las actividades extractivas y que vendrá un nuevo "boom minero" con mejores precios de los metales, lo cual animará a invertir en nuevos proyectos.
"Esas proyecciones consideran un aumento constante en la demanda de China por diversos minerales, entre los que destaca el cobre, uno de nuestros principales productos de exportación", comentó Tamayo al afirmar que la economía del gigante asiático sigue en crecimiento.
Pronóstico moderado
Aunque hacer predicciones en la actual situación es prematuro, todo indica que la inversión pública será un eje importante para este año y el próximo. Prueba de ello fue la decisión del Ministerio de Economía de solicitar al Congreso subir el déficit fiscal para permitir que el endeudamiento fijado en el presupuesto llegue al 3 por ciento, y así afrontar el costo de la reconstrucción.
Varios sectores económicos están a la expectativa de las decisiones del Gobierno, entre ellos, la construcción, que espera crecer un 2% este año, pero dependerá de cuándo empiecen las obras de rehabilitación y se recupere la confianza empresarial.
Éste será un año de transición para la economía. A pesar de El Niño y el caso Odebrecht, no habrá grandes sobresaltos.