La expansión de los robots en los distintos ámbitos laborales acapara titulares y análisis desde hace meses. El panorama de una sociedad cada vez más empobrecida y con menos empleos ante el auge de la tecnología ha provocado reflexiones por parte de políticos, filósofos y economistas, en sentidos opuestos.
Los números, sin ir más lejos, hacen temblar a cualquiera: un estudio del Foro Económico Mundial augura que se destruirán siete millones de empleos en los 15 países más desarrollados en los próximos cinco años. En España, la OCDE estima que el 12% de los puestos de trabajo son susceptibles de automatizarse.
La eurodiputada y exministra de Luxemburgo Mady Delvaux ha presentado un informe sobre este asunto en el seno de la Unión Europea donde desliza una posible solución para que un mundo con mayoría de robots trabajando no acabe hundiendo la Seguridad Social y el Estado de bienestar. Delvaux ha planteado una tasa para los robots, en forma de una cotización que iría destinada a costear la Seguridad Social, según relata la publicación Papel.
Es decir, ante el aumento de desempleados, serán los robots trabajadores los que sostendrán el sistema con un impuesto específico para ello.
La eurodiputada ha matizado que esta tasa no sería de imposición a corto plazo, solo en el momento en el que los robots sustituyeran a los trabajadores de un modo masivo en las sociedades industrializadas. Delvaux ha insistido en que su sugerencia va encaminada a prepararse ante una situación que todos los expertos vaticinan en un futuro más o menos próximo.
Sin embargo, algunos economistas han juzgado esta idea de "disparate", argumentando que serían las empresas las que tendrían que pagar este impuesto, con lo que dispondrían de menos capital para contratar a trabajadores o invertir y desarrollarse.