Panamá prohibió este jueves la tala, comercialización y desmejoramiento de los manglares, en un intento por proteger las desembocaduras de ríos y zonas costeras afectadas por la industria maderera, el turismo o la intervención humana.
El presidente panameño, Martín Torrijos, promulgó en la Gaceta Oficial, el diario oficial del Estado, una resolución que "protege áreas específicas de espacios naturales y seminaturales cuya alteración pudiera generar impactos directos en el orden ecológico, tales como las desembocaduras de los ríos y zonas arenosas, que son importantes para la regulación de los ciclos hidrológicos estacionales".
Panamá con costas en el pacífico y el atlántico tiene unos 500 ríos en las 9 provincias del país.
La presidencia panameña reveló que estará prohibido el desmejoramiento de cualquier humedal marino-costero, o la modificación del perfil del suelo o la construcción de obras de ingeniería o de cualquier otro tipo, que modifiquen o interrumpan el flujo o aporte hídrico que deben recibir estos humedales.
La estatal Autoridad de los Recursos Acuáticos (ARAP) deberá proteger las zonas costeras.
Los humedales marino-costeros, particularmente los manglares "son bienes de uso público, cuya protección está sustentada en más de 5 leyes, la convención de Ramsar, y la Constitución Nacional, ya que juegan un papel preponderante en el equilibrio ecológico e hidrológico, la productividad, la protección y estabilidad de la zona costera", aseguró la presidencia panameña.
El gobierno panameño considera a los manglares como zona de amortiguamiento a la erosión causada por los oleajes y los fuertes vientos, control de inundaciones, impacto de las tormentas y hábitat de aves y reptiles, y refugio y vivero de especies marinas.
ja/du
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